Si miramos las calles de América Latina, quizás el frenesí y la euforia por las criptomonedas ya no sean tan palpables como hace unos años. Esa vibración de novedad, de "la próxima gran cosa" que prometía fortunas de la noche a la mañana, parece haberse disipado un poco.
Pero, ¿significa eso que el entusiasmo se ha esfumado? Para nada. Lo que ha ocurrido es algo mucho más profundo y, en mi opinión, mucho más importante: las criptomonedas, y Bitcoin a la cabeza, se han normalizado. Han dejado de ser una excentricidad para convertirse en una parte, aunque todavía incipiente, del tejido financiero y social de la región.
América Latina siempre ha tenido una relación particular con la tecnología y el dinero. Aquí, las criptomonedas no son una moda pasajera para invertir en un mercado boyante, sino una respuesta directa a necesidades apremiantes. Pensemos un momento en los problemas que enfrentan millones de latinoamericanos día a día: inflación galopante que pulveriza los ahorros, restricciones bancarias que excluyen a vastos sectores de la población, y una profunda desconfianza en las instituciones financieras tradicionales. En este escenario, Bitcoin y las stablecoins no son una opción; a menudo, son una necesidad.
¿Por qué cripto se volvió una necesidad?
La inestabilidad económica es el motor principal. En países como Venezuela o Argentina, donde las monedas locales han perdido una cantidad asombrosa de valor, la gente ha buscado refugio. Ahí es donde entran Bitcoin y las stablecoins como USDT. Ofrecen un puerto seguro, un depósito de valor que no se devalúa de la noche a la mañana. No es una inversión especulativa para muchos, sino una herramienta para preservar el fruto de su trabajo.
Además, el acceso a la banca tradicional es un privilegio que no todos tienen. Cientos de millones de personas en la región están "unbanked" o "underbanked", es decir, no tienen acceso completo o ninguno a servicios bancarios. Las criptomonedas, con solo una conexión a internet y un smartphone, derriban esas barreras. De repente, cualquiera puede participar en el sistema financiero global, enviar y recibir dinero, y acceder a productos y servicios que antes le estaban vedados. Esto es una revolución en la inclusión financiera, una que les da a las personas una independencia económica que nunca antes conocieron.
De la novedad a la utilidad: El Salvador y las stablecoins
El caso de El Salvador en 2021 fue una jugada audaz, digna de los titulares que acaparó. Legalizar Bitcoin como moneda de curso legal, lanzar la billetera "Chivo" y soñar con "Bitcoin City" fue un experimento que capturó la atención mundial. Si bien los resultados han sido mixtos y el impacto en el día a día varía, fue un punto de inflexión que puso a Bitcoin en el mapa de las políticas públicas y abrió la conversación para otros países.
Pero más allá del brillo de Bitcoin, los "héroes cotidianos" de la adopción cripto en la región son las stablecoins. Mientras que Bitcoin es para el "ahorro" o la "inversión a largo plazo", las stablecoins, al estar vinculadas al valor del dólar estadounidense (como USDT o USDC), son ideales para las transacciones diarias. Su estabilidad las convierte en la opción preferida para remesas, permitiendo que millones de latinoamericanos en el extranjero envíen dinero a sus familias de forma más rápida y barata, sin pasar por los costosos y lentos servicios tradicionales. También son un salvavidas para negocios y freelancers que necesitan protegerse de la devaluación local.
Construyendo el futuro cripto en casa
América Latina no solo es un consumidor de criptomonedas; también es un constructor. Han surgido un sinfín de startups cripto locales, desde exchanges como Mercado Bitcoin en Brasil hasta billeteras como Lemon Cash en Argentina. Estas empresas están desarrollando soluciones adaptadas a las necesidades y particularidades de la región, a menudo con interfaces amigables y recursos educativos para los recién llegados.
Además, la tecnología blockchain se está explorando más allá de las meras finanzas. En Colombia, por ejemplo, se están haciendo pruebas para usar blockchain en sistemas de registro de tierras, lo que podría reducir el fraude y aumentar la transparencia en un sector históricamente problemático. Estas innovaciones no solo construyen una infraestructura digital más sólida, sino que también generan empleos en un sector tecnológico en crecimiento.
Desafíos y la normalización del "entusiasmo"
Claro, el camino no está libre de obstáculos. La regulación es el elefante en la habitación. Cada país tiene un enfoque diferente, lo que genera incertidumbre. La educación es otro desafío gigante. Mucha gente aún no entiende bien cómo funcionan las criptomonedas, lo que las hace vulnerables a estafas y fraudes. La alfabetización digital es clave aquí.
Sin embargo, incluso los gobiernos e instituciones están comenzando a ver el potencial. Brasil está a la vanguardia con su Real Digital, una moneda digital de banco central que podría modernizar su sistema financiero. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también está invirtiendo en proyectos blockchain para mejorar la transparencia y la inclusión.
En conclusión, el "entusiasmo" por las criptomonedas en América Latina no se ha desvanecido; ha madurado. Ha pasado de ser una excitación febril por algo nuevo a una aceptación pragmática y una integración gradual en la vida cotidiana. Ya no necesitamos ver a la gente hablar de Bitcoin en cada esquina para saber que su uso y desarrollo continúan. El verdadero entusiasmo reside ahora en la utilidad, en la resiliencia que las cripto ofrecen frente a la inestabilidad, y en las infinitas posibilidades que abren para el futuro financiero de la región. El mundo haría bien en seguir observando a América Latina, pues aquí se está escribiendo una parte crucial del futuro de las finanzas.
En última instancia, el panorama de las criptomonedas en América Latina es un reflejo de su compleja realidad. Lejos de un entusiasmo pasajero, lo que observamos es una adaptación progresiva y una integración utilitaria. Los desafíos regulatorios y educativos persisten, sin duda, pero el impulso de la necesidad y la innovación local continúan forjando un camino. La región se posiciona así como un laboratorio dinámico donde la tecnología financiera descentralizada se encuentra con las exigencias del día a día, marcando un precedente significativo para el futuro de las finanzas globales.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

