El metaverso no es un proyecto únicamente de Facebook (ahora Meta). Tampoco es una idea nueva. Lo nuevo es la cantidad de inversión que gigantes como Meta, Microsoft, y otros están dispuestos a colocar para su construcción. Estamos hablando de la evolución del Internet. Lo que podríamos denominar Internet 3.0. Básicamente, consiste en la creación de un mundo digital en 3D que permite sumergirse en la experiencia. O sea, mundos virtuales en 3D interconectados entre sí. ¿Qué significa todo esto? Bueno, significa muchas cosas. Pero, desde el punto de vista financiero, una nueva economía. 

El metaverso ofrece oportunidades para la educación, el aprendizaje, el entretenimiento, la ingeniería, el ocio y para usted de contar. Claro que eso es a primera vista. En la medida que el metaverso vaya creciendo, su utilidad se irá expandiendo. Ya he escrito sobre las oportunidades financieras de llegar temprano a la construcción del metaverso. En ese primer artículo, me abstuve de indagar en el debate ético para centrarme exclusivamente en las oportunidades de hacer dinero. En este segundo artículo, sí tocaré el asunto de las grandes corporaciones como líderes de ese nuevo mundo. 

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Ahora bien, lo descentralizado es bueno. Y lo centralizado es malo. ¿Es eso así? En las redes sociales, los debates normalmente se dan en absolutos. El radicalismo es popular porque es sencillo. Es blanco o negro. Es bueno o malo. ¿Es lo descentralizado absolutamente bueno? No necesariamente. Aquí estamos hablando de modos de organización. Hay tareas que se benefician de un sistema centralizado y otras no. De hecho, en la mayoría de los casos, los mejores sistemas contemplan modos mixtos. O sea, algunas cosas son centralizadas y otras son descentralizadas. 

Por experiencia sabemos que la democracia no siempre es eficiente para la realización de tareas comunes. En muchos casos, lo mejor es dejarle todo el poder de decisión al experto. Supongamos que debemos construir una casa. Probablemente, lo mejor es contratar a un contratista profesional especializado en esos menesteres. O sea, sería el " tirano de turno" para esa tarea tan técnica. Porque crear un sistema democrático distribuyendo derecho a voz y a voto a todos por  igual no sería muy inteligente en ese caso en particular.

He ahí el asunto. Nos guste o no, lo descentralizado no siempre es lo ideal. Podemos hablar de la nobleza de los sistemas descentralizados. Pero debemos reconocer que en la mayoría de los casos se requiere un componente centralizado para que las cosas funcionen. Se habla mucho de la descentralización de Bitcoin. Pero bien sabemos que esta supuesta descentralización está muy lejos de ser absoluta. ¿La minería es descentralizada? ¿Los nodos son descentralizados? ¿El desarrollo es descentralizado? ¿El capital está descentralizado? ¿Los exchanges? Me temo que la concentración es un hábito difícil de evadir.

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La descentralización es creatividad y libertad. La centralización es tiranía y control. La descentralización es caos e incertidumbre. La centralización es orden y eficiencia. No es uno o lo otro. Inevitablemente, necesitamos las dos formas de organización. El secreto yace en encontrar la proporción justa en los niveles de centralización y descentralización. ¿Dónde estaría Bitcoin ahora sin ningún tipo de centralización? 

Las gigantes tecnológicas centran sus miradas en la construcción del metaverso. Muchos se quejan de que ese universo debe ser totalmente descentralizado. De lo contrario, se estaría hablando de una tiranía. Pero, ¿dónde está el metaverso descentralizado? Ferruccio Lamborghini no estaba muy convencido de la calidad del Ferrari. Presentó la queja a Enzo Ferrari, pero fue ignorado groseramente. ¿Qué hizo? Bueno, construyó su propio automóvil para competir con Ferrari. 

En lo personal, no soy un fan de Mark Zuckerberg. Claro que las tecnológicas tienen demasiado poder. El problema es que dependemos de las tecnológicas. Google, Facebook, Instagram, Twitter, Amazon, Apple, etc. Pero debemos reconocer que la dependencia proviene de la eficiencia. Nos guste o no, usamos el producto. Somos esclavos voluntarios de las tecnológicas. Yo diría que por conveniencia y por efecto red. Renunciar a las tecnológicas significa aislamiento social y económico. ¿Por qué? Porque no hay alternativas. 

Alternativas “descentralizadas” han surgido con la tecnología Blockchain. Sin embargo, no son una competencia real para las tecnológicas. Son demasiado complicadas. No son muy amables para el usuario. Son más curiosos experimentos para una minoría de entusiastas que una verdadera alternativa con la capacidad de rivalizar con Facebook o Twitter. Hay creatividad. Pero hay demasiado caos. 

No hacemos mucho con quejarnos por twitter defendiendo utopías irreales. Esos debates normalmente se van a los extremos. Pero la realidad suele ser mucho más mixta. Facebook (ahora Meta) está apostando al metaverso. Las personas que piensan que Mark Zuckerberg es un tirano ahora tienen la oportunidad de hacerle competencia en este nuevo mundo. ¿Dónde está el metaverso descentralizado? Bueno, también hay que construirlo.  

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Cuando PayPal anunció que comenzaría a aceptar Bitcoin, muchos se quejaron de la medida. De hecho, la recomendación era que nadie debía tener sus Bitcoin en PayPal. Volvemos al eterno debate en torno a la custodia de la llave privada. ¿Qué pasó? La gente sigue haciendo lo que le da la gana. Porque el público normalmente hace lo que le conviene. La gente, pese a las incontables advertencias, sigue prefiriendo los sistemas centralizados. ¿Por qué? Bueno, porque esas empresas saben lo que están haciendo. Le facilitan las cosas al usuario. 

El usuario promedio normalmente no está muy pendiente del modo de organización de un determinado negocio a la hora de usar un producto. Un restaurante puede ser un negocio familiar o una franquicia multinacional. Eso, en el fondo, es secundario. Lo más importante es la calidad del producto. Lo mismo ocurre con las distintas aplicaciones en Internet. Me temo que, por el momento, las aplicaciones centralizadas son más populares entre los usuarios que las descentralizadas por su asunto de amabilidad del producto. 

¿El metaverso de Facebook? ¿Algo bueno o algo malo? No lo sé. Lo que sé es que habrá muchas oportunidades para hacer dinero. Y todos debemos competir por una cuota de mercado. Los sistemas descentralizados no tendrán preferencia. El usuario no tiene consideraciones especiales en este sentido. Si el producto es bueno, el producto sobrevive. Si el producto es malo, su muerte es inminente. En conclusión, la queja no es la solución. El boicot a los sistemas centralizados tampoco. La solución está en el desarrollo de un mejor producto. ¿Quieres un metaverso descentralizado? Bueno, ponte a trabajar.