Aunque el precio de Bitcoin haya registrado un nuevo máximo histórico este jueves 10, negociándose por encima de 116.000 dólares, para el analista Blake Heimann, Asociado Sénior, Investigación Cuantitativa, WisdomTree, el valor “no es nada” cerca del potencial de la criptomoneda a largo plazo.
Heimann cree que a medida que la deuda soberana aumenta, el riesgo de inflación persiste y la confianza institucional disminuye, los inversores buscan activos que protejan el poder adquisitivo en un escenario monetario cada vez más inestable y esto puede impulsar BTC.
Según él, tradicionalmente, el oro ha desempeñado el papel fundamental de reserva de valor duradera y activo de reserva común. Hoy, sin embargo, Bitcoin está emergiendo como una alternativa confiable y descentralizada.
Ante esto, el analista creó un nuevo análisis basado en escenarios que explora cómo la expansión sostenida de la oferta global de moneda puede remodelar los precios futuros del oro y de Bitcoin.
“En nuestra previsión de caso base, Bitcoin debería alcanzar 250.000 dólares y el oro subir a 4.000 dólares para el año 2030, con potencial de mayor revalorización en caso de inflación creciente y mayor irresponsabilidad fiscal”, afirma.
Tres escenarios alcistas para Bitcoin
El análisis modela las valoraciones de Bitcoin y del oro bajo tres trayectorias macroeconómicas distintas – un caso deflacionario, un caso base y un caso inflacionario – utilizando una estructura que vincula su valor futuro a la oferta monetaria global proyectada.
De acuerdo con el analista, al prever la oferta monetaria y consultar datos históricos sobre cómo el valor total de los activos de "dinero fuerte" se relaciona con la oferta monetaria global durante varios regímenes, es posible estimar el valor de la cesta de "dinero fuerte" compuesta por bitcoin y oro.
Con la comprensión de la oferta circulante futura de cada activo, combinada con las premisas de la creciente participación de bitcoin en esta cesta, los precios futuros de bitcoin y del oro se derivan para cada uno de los siguientes escenarios.
Caso Deflacionario: En este caso, los gobiernos recuperan la disciplina fiscal y endurecen la política monetaria, resultando en un crecimiento más lento de la oferta de moneda. Esta trayectoria evoca el escenario desinflacionario de la década de 1990 e inicios de los 2000 y sirve como un ancla útil para la valoración, considerando el escenario actual.
Caso Base: Este escenario refleja la continuidad de las condiciones macroeconómicas actuales: inflación moderada, crecimiento real modesto y expansión monetaria persistente. A medida que la liquidez aumenta, los inversores continúan asignando recursos a alternativas monetarias escasas, como bitcoin, que continúa ganando participación gradualmente, junto con el oro.
Caso Inflacionario: El escenario final se define por inflación consolidada, gasto deficitario persistente y una creciente pérdida de confianza en monedas fiduciarias. Este escenario se alinea con el comportamiento histórico durante episodios de devaluación monetaria, cuando la demanda de los inversores por activos de reserva de valor aumenta significativamente en respuesta a choques inflacionarios. La adopción de bitcoin como reserva de valor, junto con el oro, se acelera.
Las perspectivas son buenas
De este modo, Heimann argumenta que si la oferta de moneda crece en línea con las tendencias históricas y los inversores se reubican en reservas de valor escasas, ambos activos están listos para una revalorización significativa.
En el escenario base, bitcoin alcanzará 250.000 dólares y el oro subirá a 4.000 dólares en los próximos 5 años. En condiciones más inflacionarias, las valoraciones pueden superar los 500.000 dólares para bitcoin y 5.500 dólares por onza para el oro.
Con la oferta fuertemente restringida y la creciente demanda de resiliencia monetaria, ambos activos ofrecen roles diferenciados en una asignación diversificada de activos de "dinero sólido", finaliza.