La mayoría de nosotros vamos al banco porque queremos hacer cosas como pagar cuentas, ahorrar dinero o pedir un préstamo. Los bancos guardan un registro de todo lo que hacemos con nuestro dinero, como si fuera un historial. Este historial nos ayuda a conseguir cosas más grandes, como una casa o un carro.

Cuando usamos dinero en efectivo, es más fácil hacer cosas sin que nadie se entere. Esta “informalidad” puede llevar a que haya menos trabajo formal y más pobreza. Además, el dinero en efectivo es más fácil de usar para actividades delictivas.

El dinero en efectivo, a pesar de la creciente digitalización, sigue siendo un medio de pago ampliamente utilizado en muchas partes del mundo. Sin embargo, su uso presenta tanto ventajas como desventajas, y se ha asociado históricamente con la pobreza.

Ventajas del dinero en efectivo

El dinero en efectivo sigue siendo una herramienta financiera importante en la economía moderna, ofreciendo varias ventajas significativas. La accesibilidad del efectivo es crucial, especialmente en áreas donde la infraestructura tecnológica y bancaria es limitada o inexistente, permitiendo a todos participar en la economía. 

Además, el anonimato que proporciona el efectivo es esencial para la privacidad de las personas, ya que las transacciones pueden realizarse sin dejar un registro digital permanente. La tangibilidad del dinero físico también puede ser reconfortante, ya que permite a las personas gestionar y visualizar sus finanzas de manera concreta. 

Por último, en situaciones de emergencia, como cortes de energía o fallos en los sistemas electrónicos, el efectivo ofrece una solución confiable y accesible, asegurando que las transacciones puedan continuar sin interrupciones. Estas características subrayan la relevancia continua del dinero en efectivo en diversos contextos y situaciones. Eliminarlo totalmente perjudicaría a muchas personas. 

Desventajas del dinero en efectivo

Las desventajas del dinero en efectivo incluyen la seguridad, ya que es susceptible a robo y pérdida. Además, el manejo del efectivo (en grandes cantidades) implica costos de almacenamiento y transporte. También dificulta el rastreo de las transacciones, lo que puede ser un problema para la transparencia fiscal y la lucha contra el lavado de dinero. Por último, el dinero en efectivo puede ser menos práctico en transacciones de alto valor debido a la necesidad de contar y verificar grandes cantidades de billetes y monedas.

¿Por qué se asocia el efectivo con la pobreza y al crimen?

La asociación entre la pobreza y el crimen a menudo se relaciona con la falta de acceso a servicios financieros formales. En áreas donde los bancos son escasos o inexistentes, las personas dependen del efectivo, lo que puede aumentar la economía informal y complicar la inclusión financiera. Además, la ausencia de servicios bancarios limita las oportunidades de crédito y ahorro, perpetuando los ciclos de pobreza y dificultando el crecimiento económico. Por lo tanto, mejorar el acceso a servicios financieros podría ser un paso clave para romper la conexión entre la pobreza y el crimen.

Dinero físico y Bitcoin

Tanto los billetes y activos digitales como Bitcoin comparten una característica común: es difícil saber quién los está usando. Esto se debe a que ambos ofrecen un cierto nivel de anonimato. Imaginate que quieres saber quién compró un chocolate con una moneda de un euro, o quién envió bitcoins para comprar una computadora.

A diferencia del dinero en los bancos, donde se registra cada movimiento, el dinero físico y las criptomonedas hacen que sea más difícil para los gobiernos y los bancos controlar y regular cómo se utiliza el dinero. Aunque no es imposible, es mucho más complicado.

La digitalización de los pagos y la desmaterialización del dinero representan un cambio significativo en la forma en que las sociedades gestionan las transacciones financieras. Estos procesos están impulsados por la búsqueda de mayor eficiencia, seguridad y transparencia en el sistema financiero, así como por el deseo de promover la inclusión financiera. Aunque la digitalización ofrece numerosas ventajas, como la conveniencia y la reducción de costos, también plantea desafíos importantes, especialmente en términos de privacidad y acceso.

La persistencia del efectivo en ciertos sectores de la sociedad subraya la necesidad de mantener opciones de pago diversificadas para garantizar que nadie quede excluido. Es crucial reconocer que, mientras algunos se benefician de la innovación financiera, otros pueden enfrentar barreras para acceder a estos servicios digitales. Por lo tanto, la transición hacia sistemas financieros más digitales debe ser inclusiva y considerar las necesidades de todos los segmentos de la población. La eliminación total del efectivo podría tener implicaciones negativas para aquellos que dependen de él, ya sea por falta de acceso a la tecnología o por preferencia personal. 

Sin embargo, también existe la preocupación de que los gobiernos autoritarios puedan utilizar la digitalización de los pagos como una herramienta para ejercer un control más estricto sobre las transacciones financieras y, por ende, sobre la población. Por lo tanto, es fundamental que la transición hacia la digitalización se realice con un enfoque en la protección de los derechos individuales y la privacidad.

En fin, la digitalización del sistema financiero es un fenómeno complejo que ofrece tanto oportunidades como desafíos. La clave está en encontrar un equilibrio que maximice los beneficios de la digitalización, al tiempo que se protegen los derechos y se promueve la inclusión financiera de todos los ciudadanos. Este equilibrio requiere un diálogo continuo entre los actores del sistema financiero, los responsables de la formulación de políticas, los defensores de los derechos de los consumidores y la sociedad en general, para asegurar que la evolución del sistema financiero sirva al bien común y refleje los valores de una sociedad justa y equitativa.

Bitcoin y las demás criptomonedas son una iniciativa ciudadana que encabeza la tendencia hacia la desmaterialización del dinero. Sin embargo, para alcanzar su máximo potencial, no deben limitarse a ser un simple medio de pago o un instrumento de inversión. Sin el objetivo es competir con los bancos, se debe ofrecer la oportunidad de construir una reputación digital y facilitar el acceso al crédito.

Conclusión

La forma en que pagamos está evolucionando rápidamente gracias a la digitalización, que busca transacciones más seguras y eficientes. Sin embargo, es esencial garantizar que esta transición beneficie a todos, especialmente a aquellos con menos acceso a servicios financieros. Si bien el dinero digital, como un CBDC, ofrece muchas ventajas, también conlleva riesgos como un mayor control gubernamental. Es fundamental establecer mecanismos que eviten abusos de poder y protejan la privacidad de los ciudadanos.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.