El mercado de remesas en América Latina está experimentando una transformación significativa, impulsada por la creciente adopción de criptomonedas. Durante años, el envío de dinero desde el extranjero a la región ha sido un pilar económico, pero también un proceso plagado de altas comisiones, tiempos de espera prolongados y barreras burocráticas. La tecnología blockchain y las monedas digitales están emergiendo como una alternativa atractiva, ofreciendo velocidad, eficiencia y costos reducidos.

El uso de criptomonedas para remesas en Latinoamérica no es un fenómeno aislado; es una respuesta directa a las ineficiencias del sistema financiero tradicional. Millones de personas en la región, muchas de ellas sin acceso a servicios bancarios formales, dependen de estos flujos de dinero. Las criptomonedas, especialmente las stablecoins (monedas estables cuyo valor está vinculado a una moneda fiduciaria como el dólar estadounidense), ofrecen una solución viable para estos desafíos.

La principal ventaja de las criptomonedas en el contexto de las remesas es la eliminación de intermediarios. A diferencia de los bancos o los servicios de transferencia de dinero tradicionales, las transacciones cripto se realizan directamente entre usuarios a través de redes descentralizadas. Esto reduce drásticamente los costos de envío y el tiempo de procesamiento.

En muchos países de la región, el costo de enviar remesas a través de canales convencionales puede ser elevado, a menudo superando un porcentaje importante del monto enviado. Las criptomonedas, al operar con tarifas de transacción significativamente más bajas, permiten que una mayor porción del dinero llegue a su destino. Para las familias que dependen de estos fondos, la diferencia es sustancial.

Además del costo, la velocidad es un factor crucial. Mientras que una transferencia bancaria tradicional puede tardar días hábiles en completarse, una transacción de criptomonedas puede confirmarse en cuestión de minutos. Esto es particularmente importante en situaciones de emergencia o cuando se requiere liquidez inmediata.

Si bien Bitcoin fue la primera criptomoneda en ganar popularidad, su alta volatilidad lo hace poco práctico para el uso cotidiano en remesas. Una persona que recibe Bitcoin hoy podría ver su valor disminuir significativamente mañana. Aquí es donde las stablecoins cobran protagonismo.

Al estar diseñadas para mantener un valor constante, las stablecoins ofrecen la estabilidad que los usuarios necesitan para preservar el valor de sus remesas. En economías con alta inflación o devaluación de la moneda local, el uso de stablecoins para recibir y mantener valor en una moneda estable como el dólar se ha convertido en una estrategia fundamental. Países como Argentina y Venezuela, por ejemplo, han visto un aumento notable en la adopción de estas monedas como refugio de valor y medio de pago.

A pesar de las ventajas evidentes, la adopción masiva de criptomonedas para remesas aún enfrenta desafíos. Uno de los obstáculos más importantes es la complejidad tecnológica. Aunque el proceso se ha simplificado, todavía requiere un nivel de alfabetización digital y familiaridad con billeteras virtuales y claves privadas que no todos los usuarios poseen.

La regulación es otro factor determinante. La falta de un marco legal claro y coherente en muchos países genera incertidumbre tanto para los usuarios como para las empresas que operan en este espacio. Las regulaciones en constante cambio pueden afectar la usabilidad y la accesibilidad de estos servicios.

Además, la competencia del sistema financiero tradicional no debe subestimarse. A medida que las criptomonedas ganan terreno, los bancos y los servicios de transferencia de dinero tradicionales están mejorando sus plataformas digitales, reduciendo tarifas y acelerando los tiempos de transferencia.

A pesar del crecimiento en el uso de criptomonedas para remesas y sus claras ventajas en costo y velocidad, es importante considerar un aspecto que modera el entusiasmo. La verdadera barrera para la adopción masiva no reside únicamente en la tecnología o la regulación, sino en la infraestructura de conversión en el país receptor.

Mientras que enviar criptomonedas puede ser rápido y barato, el proceso de convertir esos activos digitales en moneda local, especialmente en efectivo, puede ser engorroso y costoso. Si bien las stablecoins ofrecen estabilidad, el receptor final a menudo necesita el dinero en efectivo para el día a día. Las plataformas y cajeros automáticos que permiten la conversión siguen siendo limitados en muchas zonas rurales de Latinoamérica. El costo y el tiempo asociados con la conversión a moneda fiduciaria pueden anular las ventajas iniciales del envío cripto, lo que mantiene a una gran parte de los usuarios anclados a los métodos tradicionales, a pesar de sus ineficiencias inherentes.

Ahora bien, la promesa de las criptomonedas como un reemplazo total para las remesas tradicionales parece, en muchos aspectos, una exageración. Aunque se celebran sus avances en eficiencia, debemos mantener una perspectiva escéptica sobre su impacto real en la vida cotidiana de millones de receptores. La realidad es que, para que las remesas cripto sean verdaderamente transformadoras, la liquidez en el punto de recepción debe ser tan fluida como el envío inicial. En la práctica, esto dista mucho de ser una realidad generalizada en Latinoamérica.

La infraestructura necesaria para la conversión eficiente de cripto a efectivo, o incluso a moneda local utilizable en el comercio diario, es limitada. La mayoría de los receptores finales, especialmente en áreas con menos desarrollo tecnológico, todavía enfrentan desafíos para usar estas monedas sin recurrir a intermediarios costosos o a mercados informales. El sistema cripto, en este sentido, solo traslada el problema de la comisión a una etapa posterior del proceso.

Además, la dependencia de los servicios de terceros para la conversión a moneda fiat introduce riesgos adicionales de seguridad y volatilidad, lo cual contradice la naturaleza descentralizada de la tecnología. Si bien el crecimiento de las remesas cripto es innegable, es crucial reconocer que aún no han superado las limitaciones fundamentales que impiden su adopción universal. El sistema tradicional, a pesar de sus fallas, sigue ofreciendo una familiaridad y una red de distribución que las criptomonedas aún están lejos de igualar. En última instancia, la verdadera revolución no llegará hasta que el último kilómetro de la transacción sea tan accesible como el primero. En definitiva, las criptomonedas no han revolucionado las remesas completamente. Sin embargo, ciertamente, tienen el potencial para hacerlo. 

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