En julio, un juez de Estados Unidos dictaminó que el token XRP de Ripple Labs no era un valor cuando se vendió al público en mercados secundarios. Si bien la Comisión de Valores y Bolsa impugnará la decisión, la comunidad criptográfica en general la ha aceptado, ya que las operaciones de criptomonedas en los exchanges podrían eludir la etiqueta de transacción de valores.
A pesar de la decisión, el mercado criptográfico continúa sufriendo incertidumbre. Ripple ha estado involucrado en esta batalla durante mucho tiempo, pero esta victoria legal podría servir como una emancipación parcial, permitiendo a la empresa revivir su antiguo esplendor. Este caso presenta un momento oportuno para que la empresa trace un nuevo rumbo, pasando la página de un antiguo capítulo para encender una nueva era.
Ripple fue diseñado para reemplazar el sistema SWIFT tradicional de pagos transfronterizos. Y había razones válidas para hacerlo, como cualquiera que haya experimentado la frustración de pagar $45 por una transferencia bancaria internacional que tardó cuatro días en llegar a su destinatario puede atestiguar. Ofreciendo un proceso acelerado, sin demoras los fines de semana o feriados y libre de las tarifas exorbitantes e impredecibles asociadas con las transferencias SWIFT, Ripple tenía como objetivo construir un producto criptográfico que se asemejara estrechamente al ecosistema financiero tradicional, un sistema preparado para las transacciones cotidianas.
Este objetivo definió su producto, llevándolo a emprender la formidable tarea de construir una pila tecnológica completa desde cero. Sin embargo, esto resultó ser una tarea hercúlea. Más allá de los desafíos tecnológicos, hubo varios procesos y áreas de fricción inesperadas, especialmente al operar en numerosas jurisdicciones. La empresa probablemente superó las estimaciones iniciales de Ripple, lo que la obligó a hacer ajustes y sacrificios para alcanzar sus objetivos.
Uno de los principales compromisos que asumió Ripple fue crear una estructura más centralizada, lo que fue fundamentalmente diferente de otros proyectos criptográficos. Esta decisión resultó ser de doble filo. Si bien esta configuración facilitó inicialmente transacciones rápidas y económicas, alejó involuntariamente a una comunidad de desarrolladores Web3 más amplia de la participación. Esta elección estratégica limitó la participación individual, creando un entorno que parecía menos acogedor.
#XRPCommunity #SECGov v. #Ripple #XRP El abogado de Ripple informó al juez Torres que Ripple está disponible para el juicio en cualquier momento del segundo trimestre de 2024. pic.twitter.com/JoZZlxcJSr
— James K. Filan (@FilanLaw) 23 de agosto de 2023
La estructura centralizada también llevó naturalmente a la creación de un sistema cerrado, lo que impidió que Ripple construyera una base de aplicación indispensable en la capa de aplicación. Si bien una solución cerrada permite a Ripple capturar todo el valor generado para sí misma, una plataforma abierta crea un sistema donde, como dijo famosamente Bill Gates, "el valor económico de todos los que lo utilizan supera el valor de la empresa que lo crea".
Crear un verdadero ecosistema, que es la forma alternativa y preferida que lleva a las redes blockchain de capa 1, permite que una comunidad prospere, con individuos y entidades profundamente comprometidos en el triunfo del protocolo. Los miembros y seguidores de la comunidad actúan como un faro, atrayendo continuamente a más participantes, creando en última instancia una profecía autocumplida para la misión y el crecimiento de un protocolo. Y aunque Ripple ahora puede compartir el valor generado de su ecosistema con los miembros de su comunidad, tiene la oportunidad de obtener un mayor valor económico al obtener una parte de un pastel sustancialmente más grande.
Predecir si tal comunidad alteraría significativamente el curso o la dinámica de la batalla legal de Ripple sigue siendo incierto. Sin embargo, es evidente que existen claras ventajas tanto en el ámbito empresarial como en el producto cuando se trata de operar una cadena de bloques de capa 1, un hecho respaldado por numerosos proyectos exitosos.
Y no es demasiado tarde en el juego para redirigir el curso, en lo que respecta a Ripple. Numerosos proyectos dentro del dominio Web3 emprendieron sus viajes con una mayor centralización, transformándose gradualmente en organizaciones autónomas descentralizadas que renunciaron al control en favor de sus comunidades. Notablemente, Cosmos fue pionero en un marco innovador, brindando a los desarrolladores la base para una red de blockchain interconectada que todavía se relaciona con otras plataformas basadas en Cosmos. Ethereum hoy prospera con un creciente ecosistema de capa 2, un aumento imprevisto que facilita transferencias rápidas de fondos, experimentación, desarrollo de aplicaciones novedosas y pruebas rigurosas.
Cuando las startups buscan alinearse con instituciones convencionales o conservadoras, la ambigüedad regulatoria resulta ser un obstáculo. Actualmente, Ripple goza de un cierto grado de certeza, lo cual es una ventaja al abordar asociaciones con esas entidades tradicionales.
Con suerte, el fuego de Ripple volverá a arder, ya que proporcionó uno de los primeros enfoques para abordar problemas financieros del mundo real. Además, el movimiento hacia una mayor descentralización ha sido relativamente universal en todo el ecosistema criptográfico. En cualquier caso, el resultado para Ripple dependerá de su tecnología y del ecosistema, sobre el cual ahora tiene considerablemente más control.
Este artículo es solo para fines de información general y no debe considerarse asesoramiento legal o de inversión. Las opiniones expresadas aquí son únicamente del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de Cointelegraph.