La Comisión de Comercio de Futuros de Commodities (CFTC) y fiscales federales de los acusaron al Exchange de participar en comercio no registrado y violar las regulaciones contra el lavado de dinero. Arthur Hayes, Ben Delo y Samuel Reed, propietarios de la compañía, están en un tremendo lío legal y podríamos estar hablando, incluso, de tiempo en prisión debido a sus supuestos crímenes. 

Los organismos alegan que el grupo BitMEX ha estado involucrado en actividades “turbias” por muchos años. Se refieren principalmente al uso de políticas de AML/KYC sumamente débiles. Claro que BitMEX no opera oficialmente en los Estados Unidos. Sin embargo, al parecer, la compañía no disimulaba sus promociones dirigidas al público estadounidense. Las autoridades alegan que BitMEX permitiría a sabiendas el uso de VPNs y otros mecanismos de enmascaramiento de la identidad. Adicionalmente, la venta de derivados no registrados también forma parte de este gran meollo legal. 

Los fundadores de BitMEX, Arthur Hayes y Samuel Redd han dimitido de sus cargos en la junta directiva de la compañía debido a los últimos acontecimientos. Vivien Khoo, que en el pasado ha ocupado la posición de jefa de cumplimiento legal en en la región de Asia Pacifico, está ocupando ahora el puesto de directora de operaciones de 100x Group, la compañía matriz del BitMEX. También se ha nombrado a Malcolm Wright como el nuevo gerente de cumplimiento. Estas acciones obviamente están orientadas a levantar la reputación del Exchange que se ha visto duramente golpeado por esos problemas legales. Más vale tarde que nunca. 

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No es sorpresa que muchos usuarios del exchange hayan decidido tomar sus maletas e irse a otro lugar. Según la firma de análisis Glassnode, 23.200 BTC fueron retirados del Exchange durante las 24 horas después de la presentación de cargos. En total, se estima que la cifra ha ascendido a 50.000 BTC. Esto quiere decir que aproximadamente un 30% de los fondos en BitMEX han sido retirados por sus usuarios debido esta visita obligada a los tribunales. Al mismo tiempo, , y han visto un incremento importante de fondos entrantes en sus arcas. 

La firma investigadora Chainalysis ha anunciado que etiqueta a BitMEX como de “alto riesgo”. Lo que, según la firma, implica que cualquier transacción a partir del 01 de octubre pasado debe considerarse de alto riesgo. Los equipos de cumplimiento también deben mirar hacia atrás las transferencias más antiguas, pero dado que este cambio puede disparar alertas sobre miles de transferencias más antiguas, es razonable hacerlo de forma incremental. ¡Ouch!

Claro que el rostro más visible de BitMEX siempre ha sido Arthur Hayes. Las personas que hemos escuchado sus palabras sabemos muy bien lo audaz que pueden llegar a ser muchos de sus comentarios. Hayes siempre hablaba en tono seguro y desafiante sobre la regulación. De hecho, Hayes es digno representante del ala más liberatoria dentro de la comunidad cripto. O sea, BitMEx nunca fue un o un Gemini. Estos exchanges pertenecen a otra ala. Esta es una corriente que busca cumplir con las regulaciones, porque le añade legitimidad a la operación y eso finalmente genera confianza entre la clientela. 

En reiteradas ocasiones, Hayes ha manifestado su fe en el eventual fracaso del sistema bancario tradicional y de plataformas de pago basadas en dinero digital como . Sin embargo, la idea de presentar a los como el malvado Imperio Galáctico y a cripto como la noble rebelión en una gran batalla estelar es algo ficticia. Sería más sensato hablar de compañías individuales.     

Esta fulana batalla, en el fondo, es una falsa dicotomía. Mt Gox colapsó. BitMEX tiene problemas legales. Goldman Sachs duplicó sus ingresos este trimestre y cuenta con una oficina de criptoactivos. está mejor que nunca y tiene personal siguiendo muy de cerca la evolución de . Y PayPal comenzará a usar Bitcoin el próximo año. Entonces, cuando uno ve las Fuerzas Imperiales caminando de la mano con la Alianza Rebelde uno comienza a cuestionar esta supuesta guerra. 

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Ahora bien, el tema de la regulación. La regulación es innecesaria. La regulación es malvada. La regulación viola nuestros derechos a la privacidad. La regulación es opresiva. La regulación frena la innovación. La regulación es censura. La regulación protege al consumidor. La regulación evita el crimen. La regulación otorga legitimidad. La regulación es madurez. La regulación es seriedad. La regulación es buena, mala y fea. Lo mejor y lo peor. ¿Qué es realmente?

El debate de la regulación no es sencillo. Y encontrar el balance justo no siempre es fácil. Supongamos que enviamos fondos a un familiar en otro país. Pero los fondos son bloqueados debido a una bandera roja del sistema. De pronto, queremos enviar dinero a nuestra familia, pero las leyes en contra de la fuga de capitales prohíben la acción. Aquí la regulación es una piedra en el zapato. Ahora supongamos que somos aficionados al póker en línea. Y en un punto decidimos transferir nuestras ganancias a otra cartera. Pero nuestros fondos son bloqueados por estar “sucios”. Ahora imaginemos que vivimos en un país bajo un régimen autoritario y somos reporteros. Escribimos algo que molesta a las autoridades. Entonces, el Gobierno bloquea nuestros fondos con la complicidad de nuestra Exchange.

Ahora bien, consideremos otra cosa. El mercado cripto requiere un mínimo de regulación para poder despertar la confianza del capital institucional. En otras palabras, para crecer necesitamos madurar y esto en la mayoría de los casos significa regulación. El problema es que la regulación normalmente significa fricciones y restricciones. Y no podemos olvidar que uno de los atractivos principales de Bitcoin es esa libertad que otorga la no regulación. Bitcoin es muy popular en el mercado negro de divisas, en la industria del juego, en la fuga de capitales, en el mercado laboral informal y en la evasión de impuestos. ¿Y ahora? 

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Tampoco podemos olvidar que un Bitcoin " no regulado" es muy importante para el usuario “político”.  Ese es el Bitcoiner militante que defiende una ideología y ve a Bitcoin como un movimiento antisistema. Para ese grupo es muy importante no estar bajo la tutela del sistema mismo. Ya sea por inconveniencia, por logística o por ideología la regulación es indeseable para muchos. Claro que es positiva en otros sentidos. Entonces, ¿Cuál es la solución? 

En esta materia, lo más sensato es dejar de pensar en absolutos. No se trata de tener que escoger entre regulación total o regulación cero. A final de cuentas, todo terminará siendo un asunto de jurisdicción. Es decir, se debe seguir las reglas de la casa. Si no te gustan las reglas de la casa, ahí está la puerta de salida. Lo que quiere decir que, si quieres tener una oficina en Nueva York y hacer negocios en el lugar, debes cumplir con las normas del lugar. Si no quieres someterte a ninguna regulación, probablemente tendrás que realizar tus operaciones desde un lugar libre de regulación. 

En este sentido, la única opción real es el arbitraje regulatorio. He ahí el error del amigo Michael Hayes. No respeto las leyes del lugar. Y ahora lamentablemente está en problemas. 

¿No quieres regulación? Opera en un lugar sin regulaciones. Pero eso significa que no tendrás acceso a ciertos servicios o determinados mercados. Así es la vida.