El pasado lunes 06 de enero el gigante de las redes sociales Facebook anunció la nueva política a implementar en contra de los vídeos falsos (deepfakes) que inciten al odio, la desnudez y la violencia gráfica como parte de los esfuerzos de ampliar la lista de contenidos prohibido por la compañía.

Con esta medida la compañía espera dar un paso adelante antes que algo como son las noticias falsas «fake news» por medio de vídeos que se han viralizado en los últimos meses en la red social, se vuelva un problema incontrolable; algo atípico en una empresa que a juzgar por acciones pasadas, ha desarrollado una reputación por reaccionar a los problemas solo después de que explotan públicamente. 

Ejemplos claros de lo anterior son la propagación de discursos de odio, las campañas de influencia rusa o las violaciones de datos, por mostrar sólo algunos.

Ante el auge reciente de vídeos pornográficos editados con fotos o rostros de personas famosas en la plataforma, Facebook ha decidido dar un paso contundente mediante la aplicación de soluciones tecnológicas como la Inteligencia Artificial  (AI) o el Aprendizaje Profundo (Machine Learning) para combatir esta nueva amenaza de vídeos falsos poco profundos.

Sin embargo, la prohibición no necesariamente pasa por la eliminación de vídeos falsos manipulados con medios menos avanzados, algo que expertos en derechos humanos han criticado con fuerza.

Pero Facebook no es el único en tener este tipo de problemas. Twitter ha intentado mediante un proyecto tomado como la espada personal de Jack Dorsey, de tratar descentralizar las redes o medios sociales para que los usuarios controlen sus propios feeds de contenidos con sus propios algoritmos elegidos.

Dorsey admite fácilmente que el problema de las noticias falsas en los medios es demasiado grande para que cualquier compañía pueda ”vigilar“ y resolver. Lo anunciado por Dorsey quedó evidenciado esta semana luego de que una foto falsa de Obama con el presidente iraní subida por un congresista republicano en la red social se hiciera viral, generando problemas de polarización y partidismo.

El problema de las falsificaciones va mucho más allá de las noticias y las imágenes o vídeos Se extiende a alimentos, productos electrónicos, medicinas, artículos de lujo y casi cualquier cosa que consumimos física o lógicamente. Ante este problema, la verificación de procedencia digital presenta un enfoque innovador para los desafíos que presentan este tipo de actividades.

La Web 3.0, IA y Blockchain puede salvarnos de noticias y contenidos falsos

Blockchain se usará en los próximos cinco años para impulsar casos de uso con un enorme valor social, incluida la ayuda para detener la propagación de noticias falsas y contenido de vídeos malintencionados, así como la apertura de comercio electrónico y mercados financieros a la población no bancarizada del mundo.

Para el año 2023, hasta el 30% de las noticias mundiales y el contenido de vídeo se autenticarán como reales mediante la tecnología Block Fake que contrarresta Blockchain, según estudios de Gartner.

Para verificar digitalmente la procedencia, la mejor práctica es un enfoque de 'seguridad en capas', es decir, incluir en la lista blanca con Blockchain y la detección de anomalías o listas negras con modelos de IA y aprendizaje profundo (ML), así como otros modelos de detección. Este enfoque por capas funciona mejor en seguridad empresarial y serviría para verificar la procedencia.

La lista blanca funcionaría con la grabación en la Blockchain para la procedencia y el seguimiento de activos, algo conocido ya en el espacio como trazabilidad. La autenticación por su parte, con otras tecnologías como imágenes espectrales o pruebas electrónicas de impulsos ayudaría a garantizar la autenticidad del artículo «noticias, alimentos» que se registra y rastrea en la cadena de bloques.

Los usos de modelos de inteligencia artificial y aprendizaje automático para detectar anomalías de comportamiento o datos para activos o información dentro y fuera de la Blockchain, permitiría el establecimiento efectivo de la lista negra. Por último, el uso de sensores digitales con dispositivos IoT para conectar la 'verdad' física con la 'verdad' del evento comercial virtual registrado en la Blockchain, reforzaría los controles contra contenidos indeseados.

Pero no todo queda allí. Con la Web 3.0 basada en protocolos Blockchain, los consumidores o usuarios finales poseen su propia información personal y sus propios algoritmos que filtran interacciones con el mundo exterior.

De esta manera la Web 3.0 ayudará a eliminar las noticias falsas y manipuladas de dos maneras fundamentalmente:

1.- La capacidad de desplegar las redes sociales en la Blockchain permitirá a los usuarios controlar no su propia información, sino también sus propios algoritmos y filtros que dirigen sus flujos de información, tal como lo ha indicado Jack Dorsey recientemente.

Una plataforma de red social descentralizada aún podría brindarle noticias sensacionales distorsionadas, pero presumiblemente SOLO si eso es lo que se elige leer. Con la Blockchain, también puede estar seguro de la procedencia de la fuente de esas noticias.

2.- En base a lo último comentado, con la cadena de bloques podría rastrear la procedencia de las noticias, sea texto o vídeo, para que los consumidores del contenido sepan de dónde proviene y estén seguros de que no ha sido alterado. 

En esta área en particular, resalta los esfuerzos del Proyecto Proveniencia de Noticias (News Provenance), encabezado por el New York Times que trabaja junto a IBM. Associated Press también construyó una Prueba de Concepto que muestra esta tecnología con Orbs, un proveedor de Blockchain.

En cualquiera de los casos, el objetivo es el mismo, sin importar en qué lado se encuentra, una cosa en la que todos están de acuerdo es que no queremos ser manipulados por algoritmos sobre los que no tenemos control, así como también queremos confiar en la procedencia de nuestras fuentes de noticias. 

La Web descentralizada es un 'deber ser' para un futuro viable, y sus protocolos basados en la tecnología Blockchain pueden darnos la verdad en un mundo sin confianza. Por supuesto esta necesidad se extiende mucho más allá del contenido de noticias y vídeos falsos, hacia otros sectores como alimentos, salud y consumo masivo en general.

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