Según Javier Molina, analista senior para eToro, "la economía española cerró 2024 con un crecimiento del 3,2%, superando ampliamente el desempeño de la zona euro". Segun el analista, este impulso se apoyó en tres grandes motores: el consumo privado, un turismo en cifras récord y una fuerte creación de empleo, en su mayoría gracias a la inmigración.
Entre los datos positivos, Molina destacó que "los hogares gastaron un 1% más trimestralmente a medida que la inflación se moderó y los salarios crecieron un 5%". Además, la inversión aumentó un 2,8% en el último trimestre, marcando el mayor repunte en tres años. El empleo también se incrementó un 2,3%, con un fuerte aporte de la inmigración.
Sin embargo, Molina también señaló desafíos estructurales importantes, como "una productividad que continuó débil, un crecimiento del PIB per cápita moderado y una inversión privada que aún no despegó con la fuerza esperada".
A pesar de este sólido desempeño, surgieron dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento si Europa continuaba en ralentización. Con Alemania y Francia creciendo por debajo del 1%, "la demanda externa apenas contribuyó al PIB español", y si la economía europea no mejoraba, podría afectar a España en 2025.
Molina concluyó que "España destacó en un contexto europeo débil, pero mantener este ritmo dependerá de la recuperación de Europa y del impulso de sectores más productivos". La pregunta que dejó este escenario fue: ¿podrá la economía seguir creciendo con la misma intensidad si su entorno sigue flojo?
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