El Ibex 35, el índice bursátil más importante en España, ha registrado durante este noviembre pasado el mejor mes de su historia, impulsado principalmente por la banca y el sector turismo. Llegó diciembre y el rally se prolonga con un euro en 1,20 dólares. Los avances de las vacunas contra el covid-19, datos favorables en el sector manufacturero, y pronósticos macroeconómicos un poco menos pesimistas han despertado un optimismo renovado en los inversores, pese a los aumentos en los contagios y las nuevas restricciones. Claro que el optimismo es global, no es solo España. Los mercados bursátiles en todo el mundo están en verde y rompiendo récords. 

Muchos en el espacio Bitcoin participan en el juego macabro de apostar al colapso mundial, porque piensan equivocadamente que Bitcoin se verá beneficiado de eso. Este grupo lamentablemente ha copiado las malas mañas de los escarabajos del oro (Goldbugs), que llevan década tras década esperando el fracaso del sistema. Estos buitres tradicionalmente compran oro como una cobertura sistémica y promueven el miedo para inflar el precio. Sin embargo, esta estrategia ha ofrecido un éxito sumamente limitado en el pasado. Tarde o temprano, los mercados bursátiles siempre terminan ganando frente al oro. En este caso, el optimismo siempre triunfa sobre el miedo. ¿Cuántos multimillonarios en la lista Forbes han salido de los mercados bursátiles? ¿Cuántos ha salido del oro? 

Sigue leyendo: La crisis de identidad de Bitcoin. ¿Activo o moneda?

En el largo plazo, un activo productivo siempre se desempeña mejor que un activo no productivo. La rotación de los mercados causada por las vacunas ha beneficiado a España bastante, porque el Ibex 35 se compone en su mayoría de acciones cíclicas. El sector tecnológico no es el dominante. En el caso del S&P 500, la tecnología es mucho más importante. Bitcoin, estrictamente hablando, es un activo no correlacionado, pero es evidente que se alinea más con el optimismo que con el miedo. Noviembre debería ser prueba suficiente de ello. ¿Ya compararon la gráfica del S&P 500 del 2020 con la de Bitcoin? 

Ahora bien, volviendo al tema España, las autoridades monetarias europeas son mucho más conversadoras que la Reserva Federal de los Estados Unidos. Lo que implica que las empresas del Ibex 35 no han recibido la cascada de dinero que han recibido las compañías estadounidenses con el polémico QE de la FED. El plan de rescate en Europa es  distinto al plan de rescate estadounidense. Lo que implica que la disparidad entre el mercado bursátil español y la economía real no ha sido tan radical. 

Por otro lado, la economía española se ha visto particularmente perjudicada por la pandemia debido a su gran dependencia en el sector horeca (hotelería, restaurante y cafetería). Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España tendrá que esperar al 2023 para recuperar el nivel de PIB anterior a la pandemia. Durante este 2020, la economía española se contrajo un 11,6%, convirtiéndose en el segundo país con peor desempeño del G20. Se prevé que la economía crecerá un 5% en el 2021 y un 4% el año siguiente. 

En cierto modo, el plan de rescate europeo es mucho mejor que el plan de rescate estadounidense, porque los instrumentos monetarios utilizados en Estados Unidos tienen un efecto más violento en el corto plazo, pero benefician más a los mercados financieros creando más desigualdad. En el caso europeo, el efecto de su plan es más lento y retardado. El proceso en general puede que sea más doloroso, pero el principal beneficiado (a largo plazo) es la economía real. 

Sigue leyendo: El debilitamiento del dólar es una política de Estado. ¿Por qué?

Claro que eso no implica que el mercado bursátil en España no se haya recuperado. En el segundo semestre del 2020, los principales mercados bursátiles del mundo se han correlacionado positivamente con el S&P 500. Los mercados asiáticos en particular han crecido muchísimo. Sobre todo, porque China técnicamente no está en recesión. 

Latinoamérica sigue su dependencia crónica a las materias primas y España sigue con la suya en el turismo. Claro que la gran diferencia es la inflación. Las crisis en Latinoamérica casi siempre son inflacionarias y el pánico por lo general genera una gran fuga de capitales. En España, por otro lado, las crisis tienden a ser deflacionarias. El problema en este caso es el desempleo. En este caso, la esperanza yace en los estímulos fiscales. En otras palabras, las ayudas del Gobierno. 

Kristalina Georgieva, la nueva directora del Fondo Monetario Internacional, ha mencionado en reiteradas ocasiones la importancia de más estímulos durante esta crisis. Es decir, pese a la creciente deuda pública, estos no son tiempos de austeridad fiscal. La dama tiene mucha razón cuando dice que los nuevos estímulos "deberían dar prioridad a los hogares más afectados por la crisis y las empresas que tengan más posibilidades de ser viables tras la pandemia".

"A medida que se levantan las medidas de contención, habrá también necesidad para un mayor apoyo a la demanda agregada, en especial la inversión pública para facilitar las transformaciones digital y verde. Y a medida que la recuperación gana tracción, el foco debe cambiar gradualmente a facilitar la relocalización de capital y trabajo, impulsar el crecimiento inclusivo y reducir las deficiencias fiscales", añade. 

En el caso de España, el consejo del FMI me parece muy apropiado. "Un estímulo incluso mayor puede ser necesario". En mi opinión, los frugales del norte deben ser un poco más flexibles con sus vecinos mediterráneos. Hay argumentos económicos para mayores inyecciones de liquidez.  Y hay argumentos humanitarios para más ayudas. 

Sigue leyendo: ¿Bitcoin tomará el lugar del oro?

La fortaleza del euro actual no es muy conveniente para el sector turismo español. En la nueva normalidad, los turistas pueden sentir la inclinación de escoger destinos más “baratos”. Turquía, con una moneda mucho más débil, puede capitalizar esa ventaja. Los ingleses, los alemanes y los rusos que disfrutan bastante las playas españolas seguramente tomarán en cuenta el tipo de cambio durante las próximas vacaciones. 

Claro que debemos recordar que la Unión Europa es una gran burocracia con 27 miembros. Cada miembro es diferente y cada uno tiene intereses diferentes. Una devaluación del euro puede ser buena para España, pero mala para otros. Yo diría que lo más inteligente es ponerse creativo. Es decir, ofrecer un mejor producto para atraer al turista europeo y aprovechar las ventajas de pertenecer a la unión. Mientras tanto, las ayudas gubernamentales pueden servir para aliviar las cargas.