Es oficial. Ya el Reino Unido no es miembro de la Unión Europea. Llegó el día. Finalmente, se ha dado el paso y no será sencillo. A los británicos les espera un futuro incierto. Nos guste o no, Brexit ya es un hecho y no hay vuelta atrás. Las instituciones de la Unión Europea han retirado la bandera del Reino Unido y Boris Johnson, el primer ministro británico, define la ruptura como “un momento de renovación nacional”. No es una celebración. De hecho, en un país tan dividido no hay energías para celebrar nada. En estos momentos, algunos están llorando mientras que otros están satisfechos con la decisión y respiran aliviados. Sin embargo, ahora la tarea es unir al país y enfrentar la nueva realidad. Al fin, llegó oficialmente Brexit. ¿Ahora qué? Hablemos de lo bueno, lo malo y lo feo de Brexit. ¿Cómo podría afectar a Bitcoin

¿Qué es Brexit? Bueno, para explicar Brexit tendremos que volver (por lo menos) 47 años al pasado. Porque si Brexit es un divorcio, tenemos que hablar primero de la boda y el matrimonio. En 1972, el Reino Unido se unió a la organización llamada Comunidad Económica Europea y realizó un referéndum popular dos años después para ratificar esa decisión. Eventualmente, el bloque se expandió rápidamente y evolucionó a lo que hoy llamamos la Unión Europea, que no es solo una organización económica, también es una organización política de gran complejidad. En un inicio, todo andaba sobre rieles, porque los involucrados todavía estaban en su luna de miel. Todo fue amor y paz, porque un mercado más grande significaba un futuro más grande. Unidos, los europeos podían compartir con chicos grandes. Es decir, el bloque estadounidense y el asiático. Sin embargo, un buen día los británicos le dijeron a la UE: Te amo, pero quiero el divorcio. Es un lastima, pero hasta aquí nos llevó el río. 

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¿Qué pasó? Es complicado. Diferencias irreconciliables, tal vez. Para nadie es un secreto que el temperamento anglosajón siempre ha sido muy diferente al temperamento continental. Los británicos históricamente están acostumbramos a hacer las cosas a su manera. Y si bien es cierto que la vida en comunidad tiene sus beneficios, también es verdad que la independencia no tiene precio. Es obvio que ser parte de la Unión Europea tiene sus ventajas. Pero, en honrar a la verdad, la organización con el tiempo se ha convertido en una enorme burocracia con la capacidad de asfixiar a sus miembros y eliminar las particularidades nacionales. Además, no todos los países tienen la misma voz dentro de la organización. Alemania es el líder tácito del organismo. Y muchos británicos han preferido ser cabeza de ratón que cola de león. En otras palabras, es mejor ser pequeños, pero reyes de nuestro propio castillo que grandes, pero peones en castillo ajeno. 

Claro que los británicos siempre se han considerado a sí mismos como mejores administradores que los europeos del continente. De hecho, la historia podría afirmar esta creencia. Tal vez, por eso es que los británicos sienten que el Reino Unido estaría mejor si se administra a la manera británica. Ese credo, seguramente, le da al país el autoestima suficiente para reclamar el divorcio. Se presume claramente que la independencia es para mejor. Quieren, porque sienten profundamente que pueden. Por supuesto que la decisión de salirse de la Unión Europea no tiene el consenso de todos los británicos. De hecho, el país está sumamente dividido al respecto. Se convocó un referéndum y los separatistas ganaron, pero con un margen muy estrecha. Sin embargo, en este caso el ganador lo gana todo. La mayoría no es muy amplia que digamos, pero el voto separatista ganó. Uno podría asumir que una decisión tan importante debería realizarse en consenso amplio y abrumador. Pero no. 

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El país está dividido prácticamente en cuatro partes. Escocia, Irlanda del norte, el sur de Inglaterra y el resto. Las tres primeras regiones votaron por seguir siendo parte de la Unión Europea, pero el resto que dijo no. La división no es solo territorial. La población también se encuentra profundamente dividida en cuanto a lo social y generacional. Si eres un joven profesional trabajando para una empresa en Londres, es probablemente que ahora estés llorando. Pero si eres un agricultor de edad avanzando nativo de un pequeño pueblo del interior, tal vez estás con una sonrisa en el rostro. La ciudad de Londres no está saltando en un pie en estos momentos, por ejemplo. Y esa es una ciudad que contribuye al producto interno bruto del país como ninguna otra. Pero la democracia es la democracia. Un humilde granjero tiene el mismo voto que un próspero banquero. 

¿Qué significa Brexit? Al principio, nada. Bueno, no mucho. Porque lo que en realidad comenzó este viernes 31 de enero fue el periodo de transición que durará 11 meses. Durante ese periodo, el Reino Unido todavía tendrá que seguir las reglas de la Unión Europea. En otras palabras, el país seguirá con las normas del mercado común. Eso básicamente significa el libre comercio de bienes y servicios, así como también el libre movimiento de personas. No sabemos mucho sobre los detalles después de este periodo de transición, porque todavía está por verse el tipo de acuerdo que Londres orqueste con Bruselas. El Reino Unido no será miembro de la Unión Europea, pero seguramente las partes tendrán que conseguir algún tipo de trato para poder comenzar un periodo posbrexit. 

Pero básicamente estamos hablando de dos cosas a considerar. El Reino Unido perderá acceso al mercado común europeo que disfrutaba por ser un miembro con todos los deberes y privilegios. Ahora es un país insular con una población de tan solo 67 millones. Independiente, pero pequeño. Está por verse la estrategia que seguirá a continuación Londres como centro financiero de importancia mundial. Muchas empresas internacionales tienen su sede europea en Londres, porque consideraba a Londres como una ventana hacia el resto de Europa. Muchos bancos y compañías transnacionales se están rascando la cabeza en este momento y están atravesando una crisis existencial. Otros simplemente están haciendo maletas y se van. Es un dilema entre irse o adaptarse. Para muchos, Brexit será un proceso sumamente doloroso. Sobre todo, porque es difícil adaptarse si aún no hay reglas del juego definidas. Todavía no hay acuerdo posbrexit. 

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Claro que no todo es malo. Porque Brexit podría ser algo positivo para Londres como centro financiero, porque libera a la ciudad de las regulaciones europeas. Y esa nueva flexibilidad podría resultar sumamente atrayente para muchos. En un periodo posbrexit, las instituciones financieras en Londres podrían crear un nuevo marco regulatorio repleto de incentivos. Esa libertad podría ser positiva para la innovación. Londres es un centro muy importante para los startups fintech y eso puede prosperar con una regulación adecuada. Eso es posible ahora porque Londres rompe sus ataduras con Bruselas. Claro, aquí estamos asumiendo que el país asumirá una postura abierta. Si asume una postura proteccionista, la cosa se complica. Y eso es posible porque muchos promotores de Brexit defienden esa línea. 

¿Cómo podría afectar a Bitcoin? Bueno, la comunidad cripto en el Reino Unido es muy importante para todo el ecosistema. Eso a veces se nos olvida, pero el Reino Unidos es uno de los principales actores del criptoespacio. Lo digo por el volumen de transacciones, pero también por el número de criptoempresas que operan desde el país. Ahora bien, podríamos decir que desde el punto de vista regulatorio los reguladores británicos, hasta ahora, han sido más criptoamigables que los reguladores europeos. En lo personal, tengo esa impresión. Por ese lado, Bitcoin podría salir beneficiado con Brexit. Por otro lado, las criptoempresas en el Reino Unidos podrían perder acceso privilegiado al mercado europeo. Entonces, estamos ante un dilema entre libertad y aislamiento. Ahora todo es incertidumbre. Pero seguramente el tiempo nos revelará la verdadera sabiduría de Brexit. ¿Error o mejoría?