A partir de este pasado martes 7 de septiembre, El Salvador se convierte en el primer país del mundo en adoptar Bitcoin como moneda de curso legal. Esta medida obviamente trae consigo oportunidades y peligros. Seríamos muy ingenuos en pensar que todo será color de rosas. Estamos hablando de una medida aprobada en tres días. Aquí no hubo debate. El dedo de Bukele hizo la diferencia. Y estamos hablando de un país donde un 55% de la población no tiene acceso a Internet (90% en zonas rurales). ¿Acaso El Salvador merece nuestra solidaridad automática? ¿Genialidad, locura o autoritarismo? 

Debo confesar que una de las cosas que más me gusta de Bitcoin es su carácter voluntario y ciudadano. Para mí, el uso de Bitcoin es opcional. La idea de que un país imponga su aceptación obligatoria me genera bastante rechazo. No es sorpresa que las encuestas sugieren que los salvadoreños no están preparados para la medida. Al parecer, la gran mayoría todavía no entiende mucho del tema. Sin embargo, a partir del martes, entra en vigencia la Ley Bitcoin. Una moneda ciudadana bajo el amparo estatal. 

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Obvio que me agrada tener un gobierno amigo. Pero el caso de El Salvador difiere un poco de otros casos. El Salvador no es Japón o Malta. En El Salvador, tenemos un componente autoritario y populista. ¿No? Bukele realizó la propuesta de manera informal en un discurso. A los tres días, se aprobó la ley en el Parlamento. En política, las medidas muy apresuradas normalmente terminan en improvisación, caos y rechazo. Lo gradual suele ser mucho más prudente. ¿Una consulta nacional? ¿Una campaña de información? Aquí se trata de Bukele y más Bukele. 

Las voces críticas dicen que todo esto es una “búsqueda de atención” y una “distracción” de un régimen “autoritario”. Sin embargo, este tipo de acusaciones son muy subjetivas. ¿Qué es lo objetivo? Una ley aprobada en tiempo record y sin apenas debate. El limitado acceso a Internet de los salvadoreños. El desconocimiento del tema. Y la falta de consenso. Una encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA) encontró que solo el 4,8% de los encuestados entienden que es bitcoin y cómo se usa. Y más de 68% de los encuestados dijeron que no estaban de acuerdo con el uso de Bitcoin como moneda de curso legal. En otras palabras, la Ley Bitcoin no proviene del clamor popular. 

Si muchos no ven la ironía, yo sí. ¿Un libertario aplaudiendo la Ley Bitcoin en El Salvador? En lo personal, prefiero la adopción voluntaria. Ahora bien, para bien o para mal, la Ley ya entró en vigencia. Uno puede ser un crítico de la metodología implementada, pero ya estamos hablando de un hecho. Bukele todavía es muy popular. Lo que implica que aún tiene el poder (capital político) para imponer su voluntad. Ahora hablamos de las ventajas y desventajas de utilizar Bitcoin como moneda de curso legal. 

La primera ventaja gira en torno al tema de las remesas. Definitivamente, la población se ahorraría mucho dinero en comisiones. Debemos recordar que las remesas, para El Salvador, significan cerca del 16% de su Producto Interno Bruto. Cualquier ahorro en el envío de dinero implica un ahorro significativo para muchas familias salvadoreñas. Claro que esto se ha podido solucionar como una campaña informativa. 

El 70% de la población salvadoreña no tiene cuenta bancaria. Una cartera digital puede ser la solución. De nuevo. La creación de una cartera digital, su promoción e implementación es perfectamente posible desde lo voluntario. En fin, el uso de carteras digitales (bitcoin) seguramente mejorará la inclusión financiera. 

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Aquí debo aclarar algo. Obvio que no todo es obligatorio en la ley. El dólar seguirá siendo moneda de curso legal. Y la ley presenta opciones. En la práctica, asumo que las cosas no cambiarán tanto para el salvadoreño promedio. Además, aún está por verse el porcentaje de personas que pagarán en Bitcoin. En lo personal, yo trato de nunca pagar algo con Bitcoin. En lo posible, pago todo con fiat. Pero lo mío es una decisión financiera. Sencillo. Conservo Bitcoin. Gasto fiat. ¿Por qué? Bueno, porque espero que Bitcoin suba de precio. Y sé que el fiat perderá su valor con el tiempo. 

Ahora hablemos un poco de Bitcoin en el comercio minorista. Aquí tenemos el obvio problema de la volatilidad. Para el inversor, la volatilidad es tolerable, porque ese es un riesgo que se puede administrar. Pero para el comerciante lo mejor es hacer el cambio a fiat al instante para eliminar el riesgo de la volatilidad. Entonces, estamos ante una adopción de forma y no de fondo. Si el comerciante tiene que hacer el cambio a fiat al momento de recibir Bitcoin, el consumidor también podría hacerlo antes de ir a la tienda. El consumidor podría pasar un monto a fiat para sus gastos. Y gastar fiat en las tiendas. La primera opción es tan válida como la segunda. Aquí lo que quiero es resaltar que la volatilidad del precio de Bitcoin implica un riesgo para los comerciantes. 

La dramática caída del precio de Bitcoin durante el día que entró en vigencia la Ley Bitcoin en EL Salvador nos recuerda esta realidad. Bukele advierte que el gobierno asumirá el riesgo que implica la volatilidad como un sistema que apoya al tendero que quiera cambiar a fiat los BTC recibidos. Lo que significa que el riesgo ahora es un riesgo asumido por el público y no por el inversor particular. Significa que hay un fondo gubernamental creado para eso. Ahora entramos en un tema de inestabilidad macroeconómica. 

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Lo anterior nos lleva al tema de los acreedores. El Salvador carece de un mercado financiero interno sólido. Lo que implica que su financiamiento proviene principalmente de organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los bonos salvadores requieren compradores. Pero los acreedores invierten en actores confiables. “Confiable” significa que inspira confianza. Estabilidad macroeconómica, nivel de corrupción, transparencia, gobernabilidad, seriedad, coherencia, etc. No me sorprende en lo absoluto que los acreedores de El Salvador expresen sus preocupaciones con los riesgos que está asumiendo su cliente. 

Los experimentos a gran escala siempre son delicados. El mismo Satoshi Nakamoto, mostró una gran prudencia después del lanzamiento de Bitcoin. ¿Está Bitcoin listo para esto? Lo muy prematuro termina convirtiéndose en contraproducente. No es un asunto de estar de acuerdo o no. Se trata de caminar antes de correr. Apoyar a Bitcoin no significa creer en utopías. No implica que todo lo lleve el logo de Bitcoin obtenga un apoyo total e instantáneo. Esto es un pensamiento fanatico, iluso y superficial. Lo que se quiere es el éxito de Bitcoin. Lo que significa que no todo puede ser puro aplauso ciego. Una mala ley Bitcoin que resulte en un fracaso total puede perjudicar más que ayudar.  ¿Genialidad, locura, o autoritarismo? Supongo que un poco de todo. ¿Éxito o fracaso? El tiempo lo dirá