Los consumidores han sentido el aumento de los precios. La presión no es leve. Obvio que hay inflación. En esta oportunidad, por supuesto, la inflación no es únicamente un fenómeno monetario. Es un fenómeno multifactorial. Las cadenas de producción y distribución todavía no han podido levantar cabeza en su totalidad. El suministro de petróleo y gas ha sido interrumpido debido al conflicto en Ucrania. Y el retorno de la “normalidad” ha subido la demanda de manera importante. Por ende, la Reserva Federal de los Estados Unidos se ha visto en la obligación de tomar medidas para enfriar esta sobrecalentada economía, subiendo las tasas y cesando la compra de bonos. ¿Qué significa eso para nosotros?

Ahora bien, nunca es fácil hablar de la Reserva Federal con objetividad. Sin lugar a dudas, es una charla necesaria. Pero es una charla muy difícil, porque dicha institución despierta muchísimas pasiones en los distintos bandos. En este campo, cualquier descripción puede ser malinterpretada como una postura política. El lector conservador normalmente está predispuesto a pensar en la institución como el origen de todos los males. Es decir, hay una condena moral. Lo que hace muy difícil realizar un balance más neutral de la institución y una descripcion justa de su rol en los mercados.

Mi intención en este artículo no es defender a la Reserva Federal. Tampoco es atacar a la Reserva Federal. Este no es un debate político. Lo que implica que las etiquetas habituales (keynesiano, progresista, austriaco, liberal, etc.) están fuera de lugar. El asunto aquí no es la reforma monetaria o la batalla ideológica. Olvidemos todo eso por un segundo. Hablemos únicamente de nuestras inversiones. Seamos pragmáticos por los próximos minutos. Pensemos solamente en nuestro portafolio. En este caso, no cuestionemos las reglas de juegos. Simplemente, hablemos de las reglas del juego tal cual. 

El objetivo del inversor es crecer financieramente. Eso normalmente se logra comprando barato y vendiendo caro. El inversor identifica un activo con potencial de crecimiento. Lo compra, a un buen precio, en su etapa temprana. Espera un tiempo prudencial. Y luego cosecha los frutos de su visión. El aumento del precio del activo en el tiempo es la ganancia del inversor. ¿Cuál es el precio? El precio es el encuentro entre el suministro, el dinero, y la demanda. Mejor dicho, la productividad, la oferta monetaria y el sentimiento. El precio de una manzana, por ejemplo, se define por la cantidad de manzanas disponibles en el mercado, y por la capacidad (y los gustos) del consumidor.

¿Qué es Bitcoin? Bitcoin es un código en una red descentralizada de computadoras. Así de sencillo. Ah, pero ese código representa una tasa de cambio. Las personas compran ese código por ideología, conveniencia, privacidad o especulación. Bitcoin tiene un precio. Digamos que es una especie de coleccionable. El par BTC/dólar marca un precio. Entonces, estamos hablando de dos elementos. Palabras más, palabras menos, la liquidez del dólar es un elemento clave para el precio de Bitcoin.

Bitcoin es un medio de intercambio. Es decir, no es un bien en sí mismo. Es un instrumento. No es una manzana que podemos comer o un terreno que podamos trabajar. Bitcoin carece de valor intrínseco. Es un código. Números y letras en un computador. Su valor es monetario. El código representa una tasa. Y esa tasa es la que podemos utilizar para adquirir bienes y productos. El código no se come. El código se intercambia. 

En lo que se refiere al precio de Bitcoin, es la demanda la que impulsa su precio. El inversor compra Bitcoin, porque piensa que el precio va a subir. O sea, cree que la demanda será mayor en el futuro. En ese sentido, el inversor optimista compra y el inversor pesimista vende. Ahora bien, el inversor es un sujeto en el mundo. Lo que implica que es un hijo del sistema y un resultado de las circunstancias. Por ejemplo, para invertir en Bitcoin, el inversor necesita capital.

En el mundo de hoy, cualquiera puede escribir cualquier cosa en Twitter y jugar al gran revolucionario. Es sumamente fácil ser radical desde la comodidad de nuestra habitación. De hecho, podemos salvar el mundo en ropa interior. No hay riesgo. No hay esfuerzo. No hay sacrificio. Y, listo, somos héroes de la historia. Pero eso ocurre en el universo digital. El universo digital es bastante fantástico en muchos aspectos. La cosa es muy distinta en el mundo real. La cosa cambia cuando tenemos que poner comida en la mesa y pagar el alquiler. La inflación en los Estados Unidos es real. Lo que implica que ahora se compra menos por más. Lo que quiere decir que ahora es más difícil acumular capital para invertir. 

Para colmo de males, la Reserva Federal de los Estados Unidos, esta semana, subió la tasa de interés en un 0.25% y se esperan, al menos, 5 aumentos más de este tipo para este año. Ahora será más difícil acumular capital para invertir, porque obtener crédito es un poco más costoso. Los gastos van en aumento y los ingresos lamentablemente no han podido ir al mismo ritmo. En consecuencia, esto reduce la capacidad de los inversores a la hora de invertir. O sea, la demanda no es, ni será, la misma. En otras palabras, los precios de los activos no aumentarán con el mismo vigor que antes. Esto obviamente es aplicable al precio de Bitcoin.

En el caso de un activo productivo como una granja, una mejor tecnología puede incrementar la productividad. Claro que una granja es un activo de “creación de riquezas”. En el caso de Bitcoin que es un activo de “transferencia de riquezas”, el asunto es un poco más complejo. La adopción, los sentimientos del mercado y los factores macroeconómicos son más relevantes en su caso. Lo siento, pero me temo que el precio de Bitcoin es muy vulnerable a factores externos.

La Reserva Federal es el director de esta orquesta. Nos guste o no, esa es la institución encargada del dinero y el crédito en estos momentos. Bitcoin dejó de crecer ante las advertencias de un cambio de política monetaria. El mercado se volvió más conservador debido a la anticipación de los futuros recortes de liquidez por parte de la polémica institución. El mercado se ajustó a la nueva realidad. El mercado experimentó gran volatilidad. Y el mercado aceptó la medida con las debidas correcciones. Esta expectativa de cambio de política monetaria finalmente se cumplió esta semana. En efecto, el mercado llevaba meses preparándose para ello. En este sentido, no hubo sorpresas. Lo que siempre es una buena noticia para los inversores.

Ese comportamiento (del precio de Bitcoin) nos revela claramente que el mercado entiende perfectamente la estrecha relación entre el precio de Bitcoin y la liquidez del dólar. Bitcoin, obviamente, no es una isla autosuficiente. Tampoco es un tótem sobrenatural a prueba de todo. Bitcoin es un código. Bitcoin es una tasa que fluctúa con las realidades del mundo. Hay un riesgo. Hay una oportunidad. Cierto. La Reserva comenzó a subir las tasas y eso tiene su efecto. Sin embargo, nosotros todavía estamos vivos. No es el fin del mundo. El crédito todavía es barato. Y se mantendrá relativamente barato durante el año. Crecer a un ritmo más lento no es necesariamente el inicio de un ciclo bajista. Crecimiento lento todavia es crecimiento. El recorte de liquidez influye, pero no es una sentencia de muerte. Sin lugar a dudas, podemos seguir invirtiendo.

 Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

 

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