Desde que el hombre es hombre, hemos sentido una gran necesidad por saber el futuro. Uno podría creer que queremos saber el futuro para tomar mejores decisiones en el presente. Sin embargo, todo parece indicar que queremos conocer el futuro para calmar nuestras ansiedades. Es por eso que no queremos saber de cualquier futuro. En realidad, siempre preferimos el mejor futuro posible. Somos amigos de lo fantástico. “El precio de Bitcoin llegará a un millón de dólares”. “Alcanzará 10 millones de dólares”. Y nos vemos como grandes millonarios en el futuro, como por arte de magia. Compramos Bitcoin hoy y mañana seremos las personas más ricas del vecindario. Los “expertos” saben muy bien que eso es lo que la gente quiere escuchar y le dan al pueblo lo que quiere el pueblo. Hay que admitirlo. A la gente le gusta que le mientan. ¿Pero qué ganamos con esto? Bueno, hablemos del precio sin autoengaños. 

Ahora bien, hagamos un recuento histórico. En enero del 2009, Bitcoin valía menos de un dólar y luego, menos de una década después, en diciembre del 2017. llegó a los 20 mil dólares por unidad. Durante el 2018, el precio se desplomó hasta llegar a los 3.2 mil dólares. Y en el 2019 tuvimos un año mixto. El primer semestre fue alcista y el segundo, bajista. Sin embargo, nunca alcanzamos el máximo histórico obtenido en el 2017. En realidad, no sé si podríamos llamar al 2019 un año alcista per se, pese a que lo finalizamos técnicamente en positivo. Podríamos denominarlo como un año de tendencia lateral volátil. O por lo menos así se sintió. Porque no fue ni una cosa ni otro. Y, de hecho, quedamos medio confundidos al final. El año finalizó mejor que el anterior sí, pero nadie celebró. ¿Entonces? Bueno, porque sentimos que no avanzamos mucho. Tenemos todavía el recuerdo del 2017 entre ceja y ceja. 

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El 2019 terminó con preocupación, pero el 2020 empezó con mucha fuerza. Los sabelotodos de la industria nos aseguraron de una crisis económica impulsaría el precio a la luna, porque el público saldría corriendo en estampida a comprar Bitcoins mientras el mundo se cae a pedazos. Además, es el año del halving y la historia se va a repetir. Claro que enero fue un mes muy bueno para Bitcoin, pero me da la impresión ahora que aquella alza se lo debemos más a factores técnicos internos que a una correlación entre Bitcoin y una posible crisis mundial. Claro que se asumía que el coronavirus sería una bendición para el precio de Bitcoin. Esta suposición tan difundida se ha puesto por supuesto en duda últimamente, porque, bueno, está claro que no estamos en la luna. Sin embargo, la comunidad cripto está repleta de dogmas e ideologías. Esto nos nubla la razón y caemos en la tentación de cerrar los ojos ante la evidencia. 

Si bien es cierto que Bitcoin ha sido el activo con el mejor rendimiento de la última década, también es cierto que todo depende del momento de la compra y el momento de la venta de cada caso. No todos compramos en el 2009, por ejemplo. De hecho, muchos compraron en el 2017 y esos seres tienen tiempo sudando la gota gorda esperando algo que no termina de llegar. Para esas criaturas, Bitcoin no ha sido la mejor inversión de sus vidas. Esto se lo debemos en gran parte a las falsas expectativas. Se compra Bitcoin a cualquier precio en cualquier momento esperando que en cuestión de meses seremos millonarios. Entonces, cuando sale un loco como John McAfee diciendo que en el año 2020 Bitcoin tendrá un valor de un millón de dólares, hipotecamos hasta nuestras casas para comprar el “oro digital”. Y cuando surge algún revés, nos invade el miedo y vendemos desesperadamente. He ahí la volatilidad de Bitcoin. En nuestra propia inmadurez. 

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El crecimiento de los primeros años fue espectacular porque el mercado era muy pequeño y eso era posible. Los anarquistas, cypherpunks y los libertarios no son un grupo muy grande, pero de convicciones muy fuertes. Y por eso Bitcoin puedo despegar como lo hizo. Es fácil crecer rápidamente cuando somos pequeños, pero en la medida que nos hacemos más grandes el crecimiento desacelera. Desde el 2017, se nos acabó la gente nueva y para crecer más necesitamos mayor claridad regulatoria. En otras palabras, dejamos de ser adolescentes y si queremos jugar con los chicos grandes debemos madurar. Necesitamos capital institucional. Pero las instituciones necesitan reglas y se mueven con mayor lentitud. Aquí nos estamos lidiando ya con libertarios y rebeldes. Si Bitcoin quiere crecer, ya no puede actuar como una pandilla de inadaptados antisistema. Si queremos el dinero de los bancos, los Gobiernos, las corporaciones, las pensiones y los grandes fondos debemos adaptamos un poco al sistema que tanto criticamos. 

Claro que los cambios que se requieren toman tiempo. Y el tamaño que buscamos nos impone una velocidad de crecimiento distinta a la que experimentamos en nuestra primera década. En otras palabras, debemos bajar nuestras expectativas. Después del primer halving, Bitcoin creció en un 8.000%. Después del segundo halving, creció en un 2.000%. En lo personal, si después del próximo halving crecemos en un 500%, estallaría de la felicidad. Pocos se complacen al escuchar expectativas tan conservadoras. La gente quiere escuchar solo cifras astronómicas, porque como dije anteriormente: A la gente le gusta que le mientan. Después de todo, nadie quiere ver rotos sus sueños. Todos quieren escuchar que Bitcoin alcanzará este año 50.000 dólares. Y el próximo año alcanzará los 250.000 dólares. Perfecto, ahí están las predicciones que se están manejando. Pero una cosa es decirlo y otra cosa es verlo. 

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Todo es posible, por supuesto. No podemos descartar nada. El problema es la falta de criterio a la hora de invertir en Bitcoin. Empezamos con expectativas demasiado altas y no tomamos medidas para balancear el riesgo. Error. Primero, no podemos quedarnos cortos de dinero fiat. Y no podemos comprar Bitcoin con dinero que necesitamos. Es importante comprar siempre a precios bajos. Nunca vender cuando Bitcoin baja. Debemos comprar para el largo plazo y no caer en la trampa de las predicciones. Anota el precio de compra. Y cuando decidas vender, solo asegúrate que tu ganancia, por lo menos, supere el rendimiento del S&P 500 durante el mismo periodo. Puede pasar un mes o 5 años. Pero siempre compra bajo y vende alto (en el caso que tengas que vender). Y no te obsesiones con las oscilaciones del precio semana a semana. No busques ser un millonario de la noche a la mañana. Solo trata de no perder dinero y obtener una ganancia razonable en un lapso razonable. Ojo, eso no es un consejo financiero. Solo ideas al aire. Principios básicos. 

La bola de cristal lo único que dice es que nuestro carácter es nuestro destino. Invertir no es para el más audaz. Es para el más prudente, paciente y disciplinado. El futuro es de quien lo construye. Se compra a buen precio y se espera lo que se tenga que esperar. Cuando el precio se desploma, todos entran el pánico. Ese el momento de comprar. Cuando el precio sube, todos se vuelven codiciosos. Ese es el momento de vender. Muchas veces por ganar más, perderemos dinero. Es mejor ganar menos, pero ganar siempre. El tiempo y la paciencia son mejores que la suerte. ¿Cuál será el precio de Bitcoin a final de año? No lo sé. ¿Es tiempo de comprar? ¿Bitcoin está a buen precio? Se podría decir que sí. Solo eso me interesa. Lo demás son tonterías para soñar despierto.