Una y otra vez escuchamos que Bitcoin soluciona el problema de la inflación. Al parecer, la inflación es nuestro principal problema. Lo curioso es que la inflación (EE. UU) se ha conservado con bastante estabilidad durante las últimas décadas. Un periodo que se conoce como la “Gran moderación”. El promedio de inflación, hasta ahora, ha sido del 2% anual. Una cifra ideal según la mayoría de los economistas. Incluso, en los años 70s, durante la crisis inflacionaria en tiempos de Jimmy Carter, la inflación en los Estados Unidos no pasó del 20%. Bitcoin se ha multiplicado por varias Xs desde marzo del año pasado. Obviamente aquí hay algo que no cuadra.

Para nadie es un secreto que los libertarios hablan de esa inflación del 2% anual como si Estados Unidos fuera Venezuela. Como un disco rayado, siempre están hablando de inflación. Entonces, como en el cuento de Pedro y el lobo, ya nadie los toma en serio. La verdad es que solventar el problema de inflación no es tan complicado. La solución es comprar activos. Cualquier bono ofrece más de 2% anual. Listo. Problema solucionado. 

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Ahora bien, la meta del inversor no es solventar la inflación per se. En realidad, la meta es que su portafolio supere el S&P 500 la mayoría de los años. Entonces, el inversor se mueve entre su deseo de no perder dinero y su deseo de crecer más de 10% o 20% anualmente. “No perder dinero” significa que debe buscar activos estables. Pero para “crecer” debe asumir algunos riesgos. ¿Por qué? Porque, por lo general, los activos más rentables son los más riesgosos. En este caso, el riesgo es sinónimo de volatilidad y contrario a la estabilidad.

En el pánico del coronavirus, los inversores se retiraron de los activos de renta variable y buscaron estabilidad en “refugios seguros” (efectivo, bonos del Tesoro). El confinamiento generó una enorme caída en la demanda. Lo que produjo un cuadro deflacionario. Sobre todo, en el sector servicios. Durante una crisis, el inversor se vuelve conservador debido a la incertidumbre. Entonces, las autoridades monetarias deben inyectar liquidez para subir la demanda. De este modo, el inversor se vuelve más temerario y comienza nuevamente a tomar riesgos.

En los esfuerzos para frenar la deflación, el dólar se debilita. Esta es una medida que se hace intencionalmente para estimular la economía. Un dólar fuerte estimula el ahorro. Un dólar débil estimula el gasto. Y, durante una crisis deflacionario, se necesita más gasto. Más gasto, porque el gasto significa ingreso. E “ingreso” significa empleo. Este proceso se conoce como “reflación”.

Todo ese dinero barato ha impulsado un boom artificial en los mercados financieros. Obvio que las valoraciones no concuerdan con los fundamentales, porque este es un boom artificial. Esencialmente impulsado por los mercados de capitales, que a su vez están siendo dominados por la Reserva Federal de los Estados Unidos. Los fundamentales no concuerdan, porque la economía real aún está sumergida en una gran crisis. En otras palabras, tenemos un dólar débil, una inflación de baja a moderada, una alta tasa de desempleo, un crecimiento económico modesto, pero un mercado financiero boyante. Definitivamente, es una recuperación en forma de K.

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La debilidad del dólar se relaciona estrechamente con el optimismo y las alzas en los mercados bursátiles (Bitcoin incluido). La fortaleza del dólar, por el contrario, se relaciona con el pesimismo y las caídas. Es decir, mientras más débil sea el dólar, más sube la tolerancia al riesgo y más sube Bitcoin. Debemos recordar que Bitcoin es esencialmente una tasa de intercambio. Su par principal es el par Dólar/Bitcoin. Por ende, la debilidad del dólar estimula la subida del precio de Bitcoin.

Ahora bien, todo esto es posible debido a la política monetaria flexible implementada por la Reserva Federal para combatir el cuadro deflacionario de la crisis. Es decir, es posible debido a las inyecciones de liquidez. En el momento que la economía se sobrecaliente y la FED deba retirar liquidez del sistema, el dólar se volverá más escaso y los mercados sufrirán enormemente. En otras palabras, en el momento de que la inflación se salga del control, la FED, tarde o temprano, deberá recortar. En ese momento, los inversores se volverán más conservadores. Es decir, buscarán activos más estables. Una muy mala noticia para los activos volátiles (riesgosos) como Bitcoin. 

En este contexto, una tasa de inflación elevada no significa necesariamente un aumento en el precio de Bitcoin. Contrario a lo sugerido por los criptolibertarios. Bien sabemos que la liquidez es la gasolina de este mercado. Y esta, a raíz de los estímulos, seguirá cayendo mientras la inflación se mantenga relativamente baja.

Existe una fuerte correlación entre la debilidad del dólar y las alzas de Bitcoin. Esta tendencia se puede apreciar con bastante facilidad. Al estudiar ambas gráficas, se puede encontrar la evidencia. Claro que esta correlación estadística no implica un 100% de similitud. Durante la venta de la noticia de Coinbase, por ejemplo, el dólar se debilitó y el mercado de Bitcoin cayó, contradiciendo por unos días la tendencia. Aquí presenciamos una excepción. Es probable que, durante el periodo de anticipación del IPO de Coinbase (“el Rumor”), el precio subió demasiado, producto del FOMO, y, luego, durante el periodo superior al evento (“la noticia”), el precio cayó debido a la toma de ganancias por parte de los traders vendiendo la noticia.

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Es posible que Bitcoin, en estos momentos, este mostrando una independencia bastante excepcional debido a factores meramente técnicos. Me refiero al rompimiento de un máximo histórico prematuramente. Y ahora hay que descubrir nuevamente el precio. Sin embargo, me atrevo a decir que este desvío es temporal. Más temprano que tarde, Bitcoin se volverá someter a las fuerzas macroeconómicas del momento.

En relación al precio, lo mejor que nos puede pasar es que la Reserva Federal mantenga su política actual. Es decir, que la liquidez siga cayendo como la lluvia. Y eso va a depender bastante de los datos macroeconómicos. Inflación y desempleo en especial. Los bitcoiners más radicales desean ver una inflación saliéndose de control solo para decir que tenían razón. He ahí el problema de caer en la pasión ideológica. Pero, el día que la Reserva comience a frenar el flujo de liquidez para detener la inflación, ese día, será el fin de este boom financiero. Lo menos que queremos es una economía sobrecalentada en este momento. No nos conviene tener la razón en este caso.