La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que nos afecta a todos, desde el presidente Joe Biden hasta los repartidores de comida. La IA puede hacer cosas que antes solo podían hacer los humanos, como reconocer imágenes, entender el lenguaje o tomar decisiones. La IA puede ayudarnos a mejorar nuestro trabajo, pero también puede causarnos problemas.

Por ejemplo, el presidente Biden ha usado la IA para experimentar con ella, pero también ha sido víctima de un vídeo falso hecho con IA que mostraba un futuro terrible si él seguía en el poder. Los guionistas de Hollywood han usado la IA para escribir guiones, pero también han tenido que competir con máquinas que pueden crear historias. Los médicos han usado la IA para diagnosticar enfermedades, pero también han tenido que confiar en sistemas que pueden fallar o equivocarse. Y los repartidores de comida han visto su trabajo amenazado por la IA, que puede reemplazarlos por drones o vehículos autónomos.

Por eso, es importante que sepamos qué es la IA, cómo funciona y qué riesgos y oportunidades tiene. Así podremos aprovechar sus beneficios y evitar sus peligros.

La IA es la capacidad de las máquinas de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como reconocer imágenes, entender el lenguaje o tomar decisiones. La IA puede ayudar a mejorar la productividad, la innovación y la calidad de vida, pero también puede tener impactos negativos sobre la privacidad, la seguridad, la ética y el empleo.

Por eso, la Casa Blanca ha anunciado una serie de medidas para estudiar los riesgos de la IA y determinar su impacto en los trabajadores. Entre ellas, se encuentra una sesión de escucha con trabajadores para entender su experiencia con el uso de la IA por parte de sus empleadores para vigilarlos, monitorearlos y evaluarlos. La sesión contará con expertos en trabajo por encargo, investigadores y políticos.

La Casa Blanca también actualizará su hoja de ruta para las inversiones federales en investigación en IA, solicitará la opinión pública sobre los riesgos de la IA y publicará un nuevo informe del Departamento de Educación sobre cómo la IA afecta a la enseñanza, el aprendizaje y la investigación.

Estas medidas se producen después de una reunión que el presidente Biden mantuvo este mes con los directores ejecutivos de las principales empresas de IA, como Microsoft y Google. La reunión se centró en la necesidad de que las empresas sean más transparentes sobre sus sistemas de IA y la importancia de evaluar la seguridad de sus productos.

El propio presidente Biden ha usado y experimentado con la IA, según ha dicho la Casa Blanca. Claro que, por otro lado, poco después de que Biden anunciara su candidatura a la reelección, el Comité Nacional Republicano produjo un vídeo que mostraba un futuro distópico durante un segundo mandato de Biden, que fue construido íntegramente con imágenes generadas por IA. Se espera que este tipo de anuncios políticos se vuelvan más comunes a medida que la tecnología de IA se difunda.

Pero no solo los políticos se ven afectados por la IA. También los trabajadores de diversos sectores y profesiones. Por ejemplo, los guionistas de Hollywood pueden usar aplicaciones de IA para escribir guiones, crear personajes o generar diálogos. Los médicos pueden usar herramientas de IA para hacer diagnósticos, analizar radiografías o diseñar tratamientos. Los abogados pueden usar programas de IA para redactar documentos legales, buscar jurisprudencia o resolver disputas. Y los programadores pueden usar sistemas de IA para depurar software, optimizar código o crear aplicaciones.

Pero no todo son ventajas. La IA también puede suponer una amenaza para la privacidad, la seguridad y la ética de los trabajadores. Por ejemplo, los empleadores pueden usar tecnologías de IA para vigilar, monitorear y evaluar a sus empleados, lo que puede generar estrés, ansiedad y desconfianza. Los trabajadores pueden ser víctimas de violaciones de datos, ciberataques o campañas de desinformación impulsadas por IA. Y los algoritmos de IA pueden ser sesgados, discriminatorios o injustos a la hora de tomar decisiones que afecten al empleo, como la contratación, el ascenso o el despido.

Además, la IA puede tener un impacto significativo en el mercado laboral, al cambiar la naturaleza y la demanda de las habilidades y las ocupaciones. Algunos trabajos pueden desaparecer o reducirse por la automatización, mientras que otros pueden surgir o transformarse por la innovación. Por ejemplo, los repartidores de comida pueden ver su trabajo amenazado por los drones o los vehículos autónomos. Los profesores pueden ver su trabajo enriquecido por las plataformas de aprendizaje adaptativo o los asistentes virtuales. Y los ingenieros pueden ver su trabajo ampliado por las redes neuronales o el aprendizaje profundo.

Por todo ello, es importante que los trabajadores estén informados, preparados y protegidos ante los riesgos y las oportunidades de la IA. La Casa Blanca ha dado un paso en esa dirección al anunciar sus nuevas medidas, pero también se necesita la colaboración de las empresas, las universidades, los sindicatos y la sociedad civil. Solo así podremos aprovechar el potencial de la IA para mejorar el mundo del trabajo, sin dejar a nadie atrás.

¿Te imaginas vivir en un mundo donde la inteligencia artificial (IA) te vigila y te controla todo el tiempo? Un mundo donde no tienes privacidad, libertad ni pensamiento crítico. Un mundo donde la IA decide lo que puedes hacer, decir o pensar. Un mundo donde la IA te manipula con información falsa o incompleta. Un mundo donde la IA te castiga si te rebelas o te desvías de lo que ella quiere.

Pues ese mundo ya existe en la literatura. 1984 es el título de una novela de George Orwell que describe un régimen totalitario dominado por el Gran Hermano, una entidad omnipresente y omnisciente que usa todos los recursos a su disposición para someter a la población. En muchos sentidos, la novela se puede tomar como una advertencia sobre los peligros de la IA si se usa sin ética ni regulación.

Pero no nos preocupemos más de la cuenta. Aún estamos a tiempo de evitar que ese posible futuro orweliano se convierta en realidad. La IA es una tecnología genial, que puede mejorar nuestra vida y nuestro trabajo, pero solo si la usamos con responsabilidad y respeto. Por eso, es importante que conozcamos la IA, que participemos en su diseño y desarrollo, y que exijamos normas y derechos para protegernos de sus abusos. Así podremos hacer que la IA trabaje para nosotros, y no al revés.

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