El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha pedido a los 10 países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que trabajen juntos en la creación del Petro, su criptomoneda respaldada por petróleo, según fuentes locales.

Durante una reunión de ALBA el 12 de enero, Maduro había anunciado:

"Lo pongo sobre la mesa, hermanos gobiernos del ALBA, la propuesta de la criptomoneda del Petro, para que podamos asumirla como uno de los proyectos de integración del siglo XXI de manera audaz, pero también en la manera de un creador y un creativo."

Maduro declaró su intención de crear el Petro a principios de diciembre, y el 6 de enero, él ordenó la emisión de los primeros 100 millones de petros, cada uno respaldado por un barril de petróleo. El presidente ya ha reservado 5 millones de barriles de petróleo venezolano en preparación, con la moneda lista para lanzarse en 6 semanas en la forma de una subasta, ya que será pre-minada.

No obstante, el 9 de enero, el parlamento venezolano declaró al Petro una moneda ilegal. El parlamento se ha opuesto al presidente Maduro desde que su Partido Socialista perdió su mayoría en el 2016, y ha sido explícito en su oposición a lo que ellos ven como una moneda fraudulenta.

El diputado del parlamento Williams Dávila dijo, según el diario El Universal, que las creaciones de Petro solo sirven para:

"Evadir las sanciones financieras, [y] violar abiertamente la Constitución y legitimar las transacciones ilícitas."

Venezuela, un país que enfrenta tanto la hiperinflación cuanto las sanciones de la UE y los EE. UU., ha sido testigo de una gran cantidad de uso de Bitcoin entre su población, que está optando por usar moneda digital sobre el fallido Bolívar emitido por el gobierno. Algunos ven el alto volumen de uso de Bitcoin en Venezuela como el inicio de una de las primeras "Bitcoinizaciones" de un estado soberano.

Si bien el próximo lanzamiento de Petro es incierto debido a su tenue contexto político, la idea de usar criptomonedas para el comercio de petróleo había surgido antes en el 2016, cuando la relación tensa entre los EE. UU. y Arabia Saudita causó alarma sobre la estabilidad del mercado del petróleo.