Opinión de: Max Giammario, fundador y CEO de Kindred
Las interfaces y la experiencia de usuario en las herramientas Web3 son terribles, más aún si las comparamos con sus homólogas de Web2. Esta experiencia mediocre para Web3 está haciendo que se pierda la atención de los usuarios que se desearía tener, y con lo rápido que se mueve el ecosistema, rara vez se presta atención a estas deficiencias.
Los agentes de IA pueden ser una herramienta excelente para superar estas deficiencias. Su potencial para mejorar el desarrollo y la experiencia del usuario es notable, aunque todavía no ha alcanzado su verdadero potencial. Una vez combinada con la IA emocional, lo que nos permitirá comprender los contextos más allá de su programación, asistiremos a un salto cuántico de las herramientas Web3 a los usuarios de a pie.
La curva de aprendizaje de Web3 es muy pronunciada
Piensa en tus primeras interacciones con un monedero Web3: una experiencia aterradora y difícil. Muchas personas temen que, en cualquier momento, puedan cometer un error, lo que podría significar perder dinero. Esta situación puede ser menos incómoda si añadimos agentes con IA emocional que puedan guiar a los nuevos usuarios y proporcionarles apoyo personalizado, manteniendo a la gente tranquila durante su proceso de aprendizaje.
Si la primera interacción con Web3 es fluida en este sentido, la adopción podría crecer. Una mejor experiencia de usuario sería beneficiosa para todo el sector, que adolece de tener pocos usuarios. Alcanzar el nivel de adopción de una herramienta Web2 sería una victoria para el ecosistema.
Los compañeros de IA emocional lo harían todo más fácil
Con el potencial que tienen los agentes de IA emocional, facilitarían la experiencia de los nuevos usuarios, y podrían servir como asistentes personales para interactuar con el resto de herramientas Web3 de una forma más autónoma y personalizada.
Los agentes de IA emocional podrían actuar como coaches motivacionales, proporcionando un acompañamiento continuo, personalizado y empático que les permita conectar profundamente con sus usuarios y guiarles en las mejores prácticas para evitar pérdidas significativas en la Web3.
Estos son sólo algunos de los usos más evaluados de Web3 en la actualidad. Cuantas más aplicaciones tenga en el futuro, más potencial se desbloqueará. Sin embargo, combinar tanta tecnología de punta conlleva importantes riesgos que deben tenerse en cuenta en su desarrollo.
Integrar la IA emocional en Web3 conlleva riesgos
Integrar la IA emocional en el ecosistema Web3 podría ser muy beneficioso. Aún así, hay que considerar que conlleva los riesgos que tiene cualquier IA, más lo que implica el uso de Web3. Uno de los riesgos más significativos sería el uso de información personal ya que, al ser una IA emocional, requerirá más información de sus usuarios, lo que aumenta el peligro de fuga de datos.
Esta misma personalización podría generar una dependencia malsana del compañero de IA emocional, por lo que habría que implementar salvaguardas para evitarlo. Incluso siendo tan personalizado, generará información sesgada, lo que cerrará el campo de acción del agente de IA.
Teniendo en cuenta los riesgos mencionados, mientras la tecnología está en desarrollo, para cuando se lancen los agentes de IA emocional, los desarrolladores podrán forjar el camino para reducir estos riesgos e implementar todos los beneficios de esta tecnología.
La IA emocional es la clave para una mayor adopción de Web3
Las herramientas de IA se han generalizado a un ritmo que no veíamos desde el lanzamiento de Internet. La velocidad de adopción se debe a que las herramientas de IA se han convertido en instrumentos sencillos para facilitar cualquier tarea. El siguiente paso son los agentes de IA emocional, que permiten tener compañeros de IA más cercanos que pueden ofrecer una mejor asistencia.
Por complicado que sea el sector de Web3, si estos compañeros de IA emocional se convirtieran en la norma del ecosistema, todas estas herramientas estarían al alcance de cualquier usuario. La adopción de Web3 que esto facilitaría sería enorme, y todo este valor merecería los riesgos.
Opinión de: Max Giammario, fundador y CEO de Kindred.
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