Es temporada electoral en los Estados Unidos y en pocas semanas los ciudadanos estadounidenses escogen al próximo presidente. Esta campaña ha sido inusual en muchos sentidos. Por un lado, estamos en medio de una pandemia. Esta es una situación extraordinaria y aún no está muy claro cómo podría afectar la participación el día de las elecciones. En Estados Unidos, las reglas de votación cambian mucho de estado a estado. Y el sistema de votación en ausencia podría complicar las cosas. 

Por otro lado, el país está más dividido que nunca. Para los dos bandos, la victoria del otro significa la destrucción del país. La polarización es extrema. Y esto ha fomentado un radicalismo a un grado sin precedentes en nuestra historia reciente. En otras palabras, los republicanos y los demócratas se odian. En cierto sentido, los candidatos y sus planes han pasado a un segundo plano. Lo que ahora se quiere es ganar las elecciones para que no gane el otro. Muchos van a votar en contra del otro, no a favor de nadie. Estas elecciones no giran en torno a políticas gubernamentales, sino en torno a la identidad. 

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La política tributaria es una las partes de la política estadounidense más ignoradas. Por lo general, el debate sobre los impuestos es demasiado corto y demasiado superficial. Pareciera que no es de mucho interés para el público. Todos sabemos que los republicanos siempre quieren bajar los impuestos y los demócratas siempre quieren subirlos, pero más allá de eso los detalles se omiten. 

Ahora bien, ¿son los impuestos realmente perjudiciales para el crecimiento económico? Siempre se nos ha dicho que un aumento de los impuestos desalienta el crecimiento económico, porque el empresario ve los impuestos como un castigo al éxito. El dinero que se va en el pago de impuestos ya no puede ir a la creación de empleos. Por ende, la economía sufre. Por otro lado, pocos impuestos significan que hay más dinero para la inversión. Y, de este modo, el crecimiento económico es posible. 

En el otro extremo, tenemos a los que quieren aumentar los impuestos excesivamente. Este bando quiere colocar impuestos como una forma de castigo para los más ricos. Son los vengadores de la desigualdad. Pero si algo hemos aprendido de la historia es que las revoluciones a la Robín Hood nunca terminan bien. Satanizar a los ricos no va a servir de nada. No hay nada de malo con acumular riquezas. Por otro lado, el resentimiento no es buen consejero. Siempre es mejor promover la cultura de la cooperación que la cultura de la confrontación. Es decir, la lucha de clases hunde a los países. Lo que necesitamos es la cooperación entre todas las clases. 

Si bien es cierto que el plan en materia de impuestos del candidato demócrata Joe Bien no es tan radical como el plan de Bernie Sanders o el plan de Elizabeth Warren, es cierto que el plan de Biden supera al de Trump en tamaño. Es decir, el plan de Biden no es un plan particularmente revolucionario, pero sí implica algunos cambios. En resumen, Biden quiere aumentar los impuestos de los ricos. No estamos hablando de un aumento abismal. Pero sí significativo. 

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En el plan de Biden, el impuesto corporativo del 21% sube al 28%. El impuesto de las ganancias en el extranjero aumenta del 10.5% al 21%. Y los impuestos para los individuos del 37% aumentan al 39,5%. Se establecerá un pago mínimo a las corporaciones. Las corporaciones tendrán que pagar por lo menos un mínimo del 15% en impuestos. Se impondrán sanciones al uso de paraísos fiscales. Se limitará las deducciones de los más ricos. Y se eliminarán los beneficios fiscales que reciben los productores de combustible fósil. 

En términos generales, estamos hablando de un aumento del 8%. Esto significa 4 billones de dólares adicionales para el fisco en una década. Esto es dos veces la capitalización de mercado de Apple y más de 25 veces la capitalización total de mercado de Bitcoin. Con el plan de Biden, todos pagarán más impuestos. Pero este es un plan progresivo. Lo que quiere decir que los individuos con mayores ingresos pagan más impuestos que los individuos con menores ingresos. Los sectores medios solo experimentarán un incremento del 4%. En otras palabras, este plan está especialmente diseñado para que los más ricos (el famoso 1%) paguen más impuestos. 

En este plan, el cambio más importante probablemente yace en el impuesto a las ganancias en capital. Con Biden, las ganancias en capital se tratarían como ingresos.  Lo que implica que se pagarán más impuestos. Este cambio en particular afectaría muchísimo al mundo de las inversiones. Ganancias en capital se refiere al dinero que un inversor obtiene después de vender un activo. En la actualidad, estas ganancias no son tratadas como ingresos. Estamos hablando de impuestos de 0%, 15%, o 20%. Pero eso cambiaría si las ganancias en capital comienzan a tratarse como ingresos normales. 

Como mencione anteriormente, el plan de Biden no significa una revolución socialista para el sistema tributario de los Estados Unidos. Sin embargo, sí significa un aumento en relación al plan de Trump. Wall Street prefiere a Trump principalmente por el tema de los impuestos. Lo que no significa que aumentar los impuestos sea algo malo para la economía en general. 

Claro que el plan de Biden es solo un plan. Es una propuesta. O sea, es improbable que se convierta en realidad tal como está. En caso de obtener una victoria electoral en las próximas elecciones, Biden tiene que pasar su plan primero por el Congreso. Una vez en el Congreso, cualquier cosa puede cambiar. Es posible que se aprueben algunos elementos y otros no. Pero es muy difícil que se apruebe todo. 

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Ahora bien, ¿aumentar los impuestos es perjudicial para la economía? En el fondo, este es un tema político y no económico. Es una batalla eterna entre los republicanos y los demócratas. Los republicanos dicen que sí es perjudicial y los demócratas dicen que no lo es.  Pero, ¿qué dicen los economistas? Un estudio, publicado por los premios Nobel, Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo, en su libro Buena Economía para Tiempos Duros, encontró que el 97.4% de los economistas están a favor de aumentar los impuestos. En comparación, solo un 66% de los estadounidenses están a favor. Esta diferencia tan importante nos podría estar indicando que en los Estados Unidos el tema de los impuestos no es un tema económico solamente. 

Muchos estudios han confirmado que un aumento (moderado) de los impuestos no impide el crecimiento económico. De hecho, beneficia a la economía. La idea de que si hacemos que las grandes corporaciones como Amazon, Facebook y Microsoft paguen más impuestos, el empleo se reduciría, es un mito que carece de evidencia. Se ha repetido tantas veces que ya todo el mundo lo cree. Pero los economistas tienen una montaña de estudios repletos de evidencias que desmienten este mito tan difundido.