El mandatario mexicano López Obrador afirmó que la economía de su país tendría un aumento del 3% este año. Sin embargo, se equivocó rotundamente. Y no fue un error pequeño, sino enorme. El Banco Mundial acaba de anunciar que el crecimiento será solo la mitad de lo que el Gobierno había proyectado. ¿Qué ocurrió? ¿Nos mintieron? ¿Estoy exagerando? ¿O simplemente fue una cuestión de mala suerte?

La respuesta no es sencilla. La economía es una ciencia muy intrincada, que se ve afectada por muchos factores internos y externos. A veces, las cosas resultan mejor de lo previsto, y otras veces, peor. Lo que sí podemos hacer es examinar los datos que tenemos y tratar de comprender qué fue lo que determinó el desempeño económico del país.

De acuerdo con el Inegi, la institución responsable de medir la economía, el Producto Interno Bruto (PIB) de México aumentó un 1% durante los primeros meses del año. El PIB es el valor de todos los bienes y servicios que se generan en un país en un lapso específico. Es como una instantánea de cómo está la economía.

¿Qué tan bien o mal nos fue con ese 1%? Todo depende del punto de vista. Por una parte, es un avance respecto al año anterior, cuando la crisis sanitaria nos golpeó fuerte y el PIB se redujo un 8,5%. Por otra parte, es inferior al 1,1% que el Inegi había proyectado, lo que implica que nos faltó muy poco para alcanzarlo. Y, desde luego, es mucho menor al 3% que el presidente había asegurado.

¿Qué factores influyeron en el crecimiento? Pues, principalmente, tres sectores: el agropecuario, el industrial y el de servicios. El agropecuario se ocupa de la producción de alimentos y recursos naturales; el industrial, de la transformación de materias primas en bienes; y el de servicios, de la oferta de actividades comerciales y profesionales.

El sector de servicios fue el que más aportó al crecimiento. Esto se explica por el aumento del consumo después del confinamiento por la pandemia. También contribuyó la mayor vacunación y la menor restricción sanitaria. Así que podemos afirmar que este sector fue el líder de la economía.

El sector industrial también tuvo un crecimiento positivo, pero menor. Esto se debe a que Estados Unidos continuó comprando nuestros productos industriales y manufactureros, especialmente los del sector automotor. Así que podemos reconocerle al país vecino por sostenernos económicamente.

El sector agropecuario fue el único que tuvo un crecimiento negativo. Esto implica que se está produciendo menos alimentos y recursos naturales. Quizá se debió a la falta de lluvia, a las enfermedades o a la escasez de apoyos del gobierno. O quizá fue porque los productores rurales prefirieron descansar un poco y disfrutar de la vida (chiste).

¿Qué perspectivas hay para lo que queda del año? Pues hay visiones distintas. Algunos analistas dicen que la economía mexicana mantendrá su ritmo de crecimiento, lo que es bastante bueno si se toma en cuenta que salimos de una crisis sin precedentes. Otros dicen que hay amenazas de que Estados Unidos caiga en recesión, lo que nos perjudicaría mucho por el lado de las remesas y las exportaciones. Y otros dicen que todo depende de cómo evolucione la pandemia y de si se logra controlar la inflación, que sigue siendo elevada.

La economía de México tuvo un arranque de año aceptable, pero no espectacular. Podríamos decir que fue como una tortilla medio cocida: ni tan cruda ni tan quemada. Lo importante es que se siga avanzando y no se conforme con lo poco que se tiene.

¿Por qué México crece tan lento? Según el Banco Mundial, hay varios factores externos que perjudican, como los efectos de la pandemia, el conflicto en Ucrania y los precios bajos de los recursos naturales. Pero también hay problemas internos que frenan el crecimiento, como la escasez de inversión extranjera y la poca productividad.

México tiene algunas fortalezas frente a otros países de América Latina, como su proximidad con Estados Unidos y Canadá, sus aliados comerciales. De hecho, México es el único país de la región que ha incrementado sus exportaciones y su inversión extranjera en las últimas dos décadas. Pero eso no basta para competir con otros países emergentes que ofrecen mejores oportunidades para hacer negocios. El banco dice que México necesita mejorar la educación, la infraestructura, la innovación y el ambiente de negocios. También dice que necesita diversificar sus exportaciones y sacar provecho de los acuerdos comerciales.

Todo apunta a que, al igual que la mayoría de los países de la región, la economía mexicana está estancada y necesita un impulso para avanzar. Seamos honestos. No podemos ignorar que México ha perdido competitividad frente a China y otros países emergentes por su falta de innovación, educación y reformas estructurales. México tiene una gran oportunidad para aprovechar el mercado estadounidense, pero, como nos advirtió el Banco Mundial, necesita diversificar sus exportaciones, mejorar su infraestructura y luchar contra la corrupción y la violencia. México debe buscar una mayor integración con América del Sur y otros mercados emergentes, así como promover una agenda común con Estados Unidos y Canadá para enfrentar los retos globales. México debe apostar por una democracia de calidad, con instituciones sólidas, partidos responsables y ciudadanos informados y participativos.

¿Les resulta conocido este discurso? Pues debería, porque es el mismo que hemos oído una y otra vez como un disco rayado. Pero nadie le presta atención y seguimos repitiendo los mismos errores de siempre. Ya basta de culpar a los demás de nuestros problemas. Hay que ponerse a trabajar y a estudiar. Y dejar de confiar en mesías que nos van a rescatar. Para empezar a construir instituciones serias y efectivas.

Empecemos a crear productos y servicios con valor añadido. Dependemos demasiado de materias primas y mercancías que no nos dan mucha ganancia. Actuemos para convertirnos en países innovadores y educados. Aprovechemos nuestras ventajas y nos integremos mejor con nuestros socios. Fortalezcamos nuestra democracia y nuestra ciudadanía. Dejemos de ser los eternos países del mañana y convirtámonos en los países del hoy.

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