En el viejo arte de invertir, no existe receta mágica ni universal. Todo es un gran “depende”. A nadie le gusta una respuesta tan imprecisa, pero lamentablemente en este caso en particular las respuestas precisas son las menos precisas de todas. Esto, por supuesto, es muy difícil de asimilar para el nuevo inversor que comienza con grandes ilusiones. La fe, generalmente, surge de una anécdota. A veces, es un amigo que relata su espectacular ascenso a las riquezas en tiempo record y sin mayores inconvenientes. A veces, es un reportaje de un niño genio que con $100 de inversión alcanzó millones en tan solo tres meses. En fin, el inversor promedio generalmente comienza a invertir con falsas expectativas. Y, para colmo de males, suele ser un inicio carente de conocimiento, experiencia, estrategia, y sentido común. Pero con una esperanza bastante ingenua. Ahora bien, invertir sin estrategia es un suicidio financiero. 

En mi experiencia, ese fulano amigo que supuestamente sabe mucho y dice que Bitcoin subiría sin parar es un peligro para la finanzas familiares. En tiempos difíciles como estos, muchas familias están viviendo de mes a mes. Las promesas de riqueza rápida son simplemente demasiado tentadoras. No obstante, mientras menos dinero se tenga y más compromisos tengamos, más prudentes debemos ser con el tema del dinero. Muchísima gente cae en estafas por el afán de hacerse ricos en cuestión de meses. Lo más recomendable, para el inversor inexperto, es comenzar de modo conservador. 

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No hay receta mágica, ni universal, porque cada situación es especial. Se comienza por definir dos cosas: Nuestros ingresos y nuestros gastos. No es lo mismo un joven soltero y sin hijos ganando cientos de miles de dólares al año que una señora de avanzada edad viviendo de su pensión y criando a dos nietos sin mucha ayuda. En un mundo ideal, nuestros ingresos deben ser muy superiores a nuestros gastos. Es decir, tenemos una fuente de ingresos estable, capital disponible y un estilo de vida acorde a nuestros gustos. Me temo que para empezar a invertir debemos contar con algo. Es decir, debemos tener algo de capital.

Para una abuela que viva de su pensión y cuente con algunos ahorros, no es aconsejable las inversiones muy arriesgadas. Lo mejor sería invertir en algún instrumento estable de renta fija. De esta forma, puede complementar su pensión con esa renta sin comprometer su patrimonio. Por otro lado, una persona con mucho capital y pocas obligaciones sí puede darse el lujo de invertir en activos de más riesgo. Ahora bien, la mayoría de las personas se encuentran en algún punto intermedio de estos dos extremos. 

Lo primero es estimar nuestro capital. Aquí no estamos hablando de dinero. Me refiero específicamente a nuestra capital. Ese dinero que te sobró después de cubrir todos tus gastos. Aquí también hay que incluir fondo de emergencia, seguros, etc. He ahí el primer paso. Una vez que sabemos ese monto podemos comenzar a invertir.  Podemos estar hablando de millones de dólares o de 10 dólares. No importa. Capital es capital. 

El segundo paso es definir nuestra tolerancia al riesgo. Insisto: Para los inversores inexpertos lo recomendable es comenzar de manera conservadora. Aquí el problema es que la persona inexperta por lo general cuenta con muy poco capital y carece de la paciencia requerida. Ese fenómeno afecta principalmente a los jóvenes ambiciosos. La mayoría quiere hacerse rico de la noche a la mañana. Ricos en ilusiones, pero pobres en conocimiento y capital. Lamentablemente, esa es la manera más sencilla de perder dinero. El inversor iluso pierde dinero con frecuencia. 

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Ahora bien, supongamos que tenemos capital y una tolerancia al riesgo moderada. Queremos crecer financieramente, pero no queremos perder dinero en el proceso. Tenemos expectativas realistas. Y estamos dispuestos a invertir a largo plazo. Necesitamos una estrategia. Lo ideal: Gastar menos y ganar más. De este modo, obtendremos más capital para invertir. Luego, debemos ser constantes y debemos reinvertir. Aquí tenemos los dos grandes aliados del inversor: El tiempo y el interés compuesto. 

He aquí una idea. Invierte una cantidad X todas las semanas por los próximos 30 o 40 años y reinvierte lo ganado con una disciplina espartana. Lo mejor sería construir un portafolio diversificado y balanceado. Podría ser 30% en fiat ganando interés, 30% activos de riesgo medio como un fondo S&P 500 y el resto en Bitcoin, Ethereum y algún otro proyecto. Esa cantidad X puede ser 10$ a la semana o muchísimo más. Aquí lo importante no es el monto. Lo importante es la constancia. Invertir y reinvertir por años y años. 

Dollar-cost averaging es una estrategia financiera ideal para invertir en activos de alta volatilidad como Bitcoin. Aquí no se busca adivinar el rumbo del mercado en el corto plazo. Con este método de compras periódicas, el inversor termina comprando el promedio. De este modo, se evade un poco la inestabilidad. Es decir, se administra un poco mejor el riesgo. En esta estrategia, eliminamos el elemento emotivo de la inversión, porque se trata de compras programadas. 

Invertir no es física cuántica. En el fondo, es muy sencillo. Lo importante es tener el carácter y temperamento para ello. La codicia, por un lado, y el miedo, por el otro, son los enemigos de todo inversor. La paciencia es el arma más útil. 

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Entiendo perfectamente que más de uno se desilusiona con planteamientos tan conservadores. El lector promedio seguramente quiere conocer la fórmula mágica de ganar millones en poco tiempo con poco capital. Bueno, aquí expusimos una estrategia conversadora para el inversor pasivo, porque es el nivel más básico. Lo que considero que es un excelente inicio para cualquiera. Una estrategia de esta naturaleza nos permite enfocarnos en nuestro trabajo. Nos permite crecer financieramente sin arriesgar demasiado.  

Las personas con poco capital tienden a no invertir, porque piensan que no es suficiente. Sin embargo, no podemos subestimar la magia del interés compuesto. El tiempo hace maravillas con el dinero. Más importante que el capital es la estrategia. No se trata de invertir. Lo principal es invertir del modo correcto. El éxito se logra con técnica y carácter. Más que la ilusión de riquezas, la clave es la estrategia. 

Este artículo no contiene consejos ni recomendaciones de inversión. Todas las inversiones y operaciones implican un riesgo, y los lectores deben realizar su propia investigación a la hora de tomar una decisión.

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