Nadie es buen juez en causa propia. Criticar a los demás es fácil, porque los defectos ajenos son evidentes. Sin embargo, nos vemos en el espejo y solo vemos perfección. ¡Qué conveniente! Lo nuevo con mucha frecuencia sufre de un exceso de optimismo. ¿Por qué? Bueno, las utopías siempre son perfectas en oposición. Las revoluciones son excelentes cuando son imaginarias. Pero una vez que las cosas se convierten en demasiado reales es que comenzamos a notar las contradicciones. Los héroes se convierten en villanos una vez que obtienen el poder. Hablemos de distintos sistemas monetarios. ¿Cómo son las criptomonedas dinero de la “nada” como el dinero fiat

Calma, amigo lector. No se predisponga, ni se ponga a la defensiva. Dudar es crecer. El enemigo del conocimiento es el dogma. En primer lugar, hablamos de los sistemas de banca libre. Me refiero a un sistema liberal de monedas ciudadanas y privadas en la ausencia de un banco central. Es decir, el sueño de los liberatorios. Lo que, curiosamente, muchos jóvenes de hoy piensan (equivocadamente) que es algo nuevo, revolucionario y nunca probado. Ahora bien, hay muchos tipos de sistemas de banca libre. Digamos que hay un espectro. Pero, para los propósitos de este análisis, nos enfocaremos en la versión más radical. De este modo, la comparación se hará más sencilla. 

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Comencemos con las definiciones. ¿Qué es una moneda ciudadana? Digamos que es una moneda creada y gestionada por una comunidad. Es algo así como una moneda de la sociedad civil. Una moneda ciudadana es para una moneda estatal lo que una ONG es para el Gobierno. Hay muchísimas monedas ciudadanas en circulación. Lo que ocurre que, por lo general, pasan desapercibidas porque no suelen llamarse monedas (Fichas, tickets, copones, etc). En los últimos años, las monedas ciudadanas se relacionan con la izquierda en su lucha constante en contra del capitalismo. En algunos casos, a estas monedas se les denomina “monedas sociales”. Muchas de estas monedas tienen fecha de vencimiento, por ejemplo, para estimular el gasto y enviar el acaparamiento. En este sentido, son opuestas a Bitcoin que es una moneda ciudadana de corte anarcocapitalista (de derecha) diseñada especialmente para el acaparamiento. 

Una moneda privada es una moneda emitida por un ente privado como un banco o una compañía. Digamos que es un pagaré de una empresa. Si las monedas ciudadanas son gestionadas por una comunidad, las monedas privadas son gestionadas por una compañía privada. En ambos casos, estamos hablando de entes no estatales. Las tarjetas de regalo, las millas de las aerolíneas, las notas de los bancos son ejemplos de este tipo de monedas. En una primera impresión, esas monedas no se perciben como monedas porque normalmente utilizan una moneda estatal como unidad de cuenta. Por ejemplo, una tarjeta de Amazon de 50$ no se siente como una moneda privada. Se siente como 50$ depositados en Amazon. Sin embargo, técnicamente hablando, una moneda privada es un instrumento de intercambio comercial (sin valor intrínseco) emitido y gestionado por un ente privado. 

Una sistema de banca libre es un sistema que permite la creación de monedas privadas y ciudadanos sin mayores restricciones en la ausencia (o no) de una moneda estatal regulada por un banco central. Tenemos varios ejemplos históricos de dichos sistemas cuyos éxitos o fracasos dependen de cada caso. Los sistemas de banca libre en su versión más radical, por lo general, terminan en caos debido al fraude, la fragmentación, y la confusión. Es virtualmente imposible mantener la estabilidad de los precios en un sistema donde cualquiera puede emitir su propia moneda. Tenemos el ejemplo de Los Estados Unidos a mediados del siglo XIX. Literalmente, el Salvaje Oeste. Luego de años de experimentación, surgió la necesidad de crear un sistema con mayores controles.  

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Si nos guiamos por la línea histórica, la solución al caos generado por el sistema de banca libre es la utilización del oro como moneda única por decreto estatal. El oro es un recurso no renovable. Lo que se podría llamar en lenguaje monetaria una moneda de suministro limitado. Pero su escasez es efectiva únicamente como la ayuda del Gobierno. El oro es escaso, pero si se permite el uso de otras monedas al mismo tiempo, esa escasez no sirve de mucho. En la práctica, su escasez se pierde entre tanta competencia. A finales del siglo XIX, en los Estados Unidos, los conservadores criticaban el uso de la plata como moneda complementaria al oro, porque incrementaba la oferta monetaria aumentando así los precios. Una moneda es escasa únicamente con el monopolio.  

Se habla del patrón Bitcoin. Se resalta la escasez como fuente principal de valor. Pero, al mismo tiempo, cualquiera puede clonar el código y crear su propia moneda. Se habla de escasez. Pero se vende Bitcoin para comprar altcoins con propósitos especulativos. En este caso, Bitcoin es el oro. Y las altcoins son la plata. La plata aumenta la oferta monetaria alterando en la práctica la escasez del oro. Los bitcoiners de la vieja guardia heredaron su discurso de los escarabajos del oro. Pero se les olvidó un pequeño detalle. Un patrón de moneda dura es solo posible con la fuerza del Estado. Se requiere tener el monopolio monetario para que la escasez tenga verdadera efectividad. Una moneda ciudadana (escasa) en un sistema de banca libra es una gota en el mar. Muy bonita la teoría, pero la práctica es un desastre. Hay escasez en papel. Porque entre tantas monedas con la misma función, se pierde la escasez. 

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Debemos recordar que si el dólar es un papel, y las criptomonedas son un código. Son una serie alfanumérica en una red de computadoras. ¿Qué es un código? Es una abstracción como el idioma o la matemática. Un código no tiene realidad físico. Es decir, no tiene valor intrínseco. Sin embargo, un código puede tener valor monetario. Porque el dinero es un pacto social. Satoshi Nakamoto creó una moneda ciudadana (escasa) de corte anarcocapitalista que funciona en Internet sin intermediarios. El Código Bitcoin es de suministro limitado. Pero el ecosistema cripto como un todo es infinito. Nuevos proyectos surgen todo el tiempo incrementando la oferta monetaria. Se vende BTC para comprar el proyecto más nuevo. La tecnología blockchain es pública y abierta. O sea, cualquiera crea un código nuevo y obtiener capital con la venta de unidades. 

En fin, en este espacio se imprime dinero de la “nada” todo el tiempo. Se critica la impresión de moneda por parte de los bancos centrales, pero se promueven los nuevos códigos. En lo personal, no critico esto. Para mí, las criptomonedas son oportunidades financieras. Del mismo modo que lo son las monedas fiat, las acciones bursátiles, los metales y las mercancías. No obstante, me doy cuenta de las contradicciones de la utopía cripto. La supuesta “no impresión de dinero” de los criptoactivos es pura retórica. El mercado cripto es una gigantesca máquina de imprimir dinero ciudadano. ¿Esto es malo o bueno? No sé. Pero, definitivamente, es.