Resulta sumamente curioso la poca importancia asignada a las decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos en los análisis sobre el precio de Bitcoin. Muy pocos mencionan a la FED en sus análisis. De hecho, da la impresión que Bitcoin es una isla. Se habla del suministro limitado. Se habla del flujo. Y se habla de los halvings y la adopción. Pero poco se habla de la economía en general. En este contexto, la FED se presenta como un villano que representa el viejo orden. Y Bitcoin es lo nuevo. Según esta narrativa, Bitcoin es el futuro. Lo que solucionará todo. Es una visión simple. Demasiado simple, en realidad. ¿Es la FED tan malvada e irrelevante? 

En criptotwitter, se habla en términos de escuelas económicas. De hecho, se respira un aire muy años 70s. O sea, una batalla de ideologías. Por un lado, tenemos a los sabios de la escuela austriaca de economía y la escuela de Chicago. Por otro lado, los malvados Keynesianos. Aquí no hay puntos intermedios. Se es de un bando o del otro. La única opción es pertenecer a una de estas bandas antagonistas. Si se dice algo bueno del dólar uno es keynesiano. Y ser bitcoiner es sinónimo de austriaco. Si se dice algo positivo sobre la política monetaria de los Estados Unidos, se es automáticamente un keynesiano. Si se dice algo bueno de Bitcoin, se es automáticamente antifiat. 

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Parece que lo importante es participar en la división. Tenemos una guerra de ideologías. Si no estás de mi lado, están en el lado enemigo. Claro que esto es lo que tenemos en criptotwitter. Debemos recordar que los primeros bitcoiners eran libertarios estadounidenses. No eran economistas. Se trata de criptógrafos e informáticos con ideas políticas alternativas. Pero no economistas como tal. Irónicamente, nadie confía en los economistas en asuntos económicos. En lo personal, culpo a la política. Los políticos promueven ideas económicas falsas por ignorancia o estrategia todo el tiempo. Y el público se politiza con estas ideas falsas. Si un economista aclara el malentendido, este es descartado como un agente político del bando contrario. 

En la actualidad, la economía es más empírica que ideológica. Se estudian los hechos. Nadie hace cosas, porque Keynes lo dice. Se hacen cosas, porque funcionan. La Reserva Federal de los Estados Unidos debe cumplir con dos mandatos: La estabilidad monetaria y la creación de empleo. La segunda misión siendo más importante que la primera. El Banco Central Europea tiene un solo mandato: La estabilidad monetaria. Hay un consenso entre políticos, economistas, empresarios y comerciantes: La estabilidad monetaria es ideal. Esto implica que en tiempos de deflación hay que emitir moneda. Y en tiempos de inflación hay que retirar moneda. 

Aquí no hay escuelas. Lo que hay es un mandato y una serie de instrumentos. Llegan los datos. Se evalúa y se toman las medidas. En la práctica, es un sistema de ensayo y error. Pero no es perfecto. Siempre se deben hacer concesiones. Por ejemplo, podemos tener inflación en un sector. Y deflación en otro. Se puede tener mucha liquidez, pero la liquidez por alguna razón no llega a donde debe llegar. Por otro lado, el problema no siempre es monetario. Hay muchas variables. Existen factores de distribución y de producción. Adicionalmente, tenemos factores sociales y psicológicos. 

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Analizásemos por un momento al criptoinversor promedio. Supongamos que John Cripto vive en el Estado de Nueva York, Estados Unidos. Es un hombre joven, pero no tan joven. Vive con su pareja y tiene dos hijos pequeños. Su salario es en dólares. Sus gastos son en dólares. Su hipoteca es en dólares. Su seguro es en dólares. Sus impuestos son en dólares. Sus deudas son en dólares. Su fondo de emergencia es en dólares. Y sus ahorros están en dólares. Además, tiene una pareja implacable. Quiere invertir todo en Bitcoin, pero debe ser prudente, porque no quiere un divorcio. Quiere irse de vacaciones con la familia este verano, la cocina debe ser remodelada y el seguro de los niños se vence pronto. Compra Bitcoin, pero no de manera ilimitada. Compra lo que puede comprar en el momento. 

Bitcoin no es una isla, porque el criptoinversor no vive en una isla. Si la FED aumenta las tasas de interés, eso implica que la hipoteca de John aumentará. Implica que debe ser más prudente con el uso de la tarjeta de crédito y todo lo demás. En conclusión, tendremos menos ahorros. John tendrá menos dinero y se verá en la obligación de volverse más conservador. Por ende, tendrá menos dinero para comprar Bitcoin. Es muy probable que John participe activamente en la batalla de ideologías en twitter. En las redes sociales, puede darse el lujo de ser un radical. Pero en su vida real no tiene ese mismo lujo, porque tiene dos hijos pequeños y una compañera muy cascarrabias. Le guste o no, las decisiones de la FED lo afectan. 

Bitcoin se presenta como una cobertura contra la inflación. Eso es válido. Después de todo, todo activo es una cobertura ante la inflación. Pero la verdad es que la inflación en los países desarrollados no es un mal de morir. Es relativamente fácil encontrar un bono corporativo que cubra la inflación. Listo. Solucionado el problema. El problema en los países desarrollados, abundantes en capital, es el bajo retorno sobre el capital debido a la ley de retornos decrecientes. Mientras más capital tenga un país, menor será el retorno sobre el capital. El dinero al ser muy barato no es muy rentable. Invertir en el S&P 500 es una opción. Pero Bitcoin promete mucho más. 

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El capital institucional está muy interesado en Bitcoin, porque ofrece una excelente relación riesgo/retorno. Pero todos estos fondos interesados en invertir en Bitcoin se ven afectados por las decisiones de la FED. No solo por las tasas. Pero también por la expansión cuantitativa. Digamos que la FED compra bonos de Apple. Y Apple decide invertir en Bitcoin. El monto a comprar se verá afectado por las decisiones de la FED. Así de sencillo. 

Es totalmente ingenuo pretender que Bitcoin se sostiene por sí mismo. No podemos olvidar que Bitcoin es tan solo un código. Ese código no es nada sin la construcción social. O sea, Bitcoin es un colectivo de personas de carne y hueso. Personas que viven en el mundo real que están sujetas a las realidades de la vida. Un bitcoiner come comida del supermercado, vive en casas construidas por el mercado inmobiliario y consume productos hechos por el aparato económico. No vive en aislamiento. Y, por supuesto, no puede comerse el código. Bitcoin es un medio de intercambio. Es una tasa de cambio que depende de pares. Lo que ocurre con el dólar es de vital importancia para Bitcoin. Es sumamente irracional pensar que no. Un Bitcoin no es un bitcoin. Un bitcoin es una tasa para hacer intercambios. Es un medio. No un fin en sí solo.