Ray Dalio es una leyenda en el mundo de las inversiones. El multimillonario gestor de fondos de cobertura es escuchado por todos, porque lo que dice por lo general es bastante sensato. En un principio, se mostró escéptico de Bitcoin, pero eso cambió con el tiempo. Admite tener un poco en su portafolio. Sin embargo, afirma: “Si me apuntas con una pistola a la cabeza y me dices: Solo puedo tener una. Yo elegiría el oro”. ¿Por qué? 

Ahora bien, esta comunidad no tolera muy bien declaraciones de este estilo. Me temo que el radicalismo no admite preferencias personales. En lo personal, siento que es un asunto de inseguridad que exige una devoción total. Bitcoin, para algunos, es una especie de tótem sobrenatural que todo lo puede. Y cualquier comentario crítico o divergente es considerado un acto de guerra. Creo que se nos olvida que Bitcoin es simplemente un código en una red descentralizada de computadoras. No es el mesías en la Tierra. No es Superman del Planeta Kriptón. Es simple y llanamente un código. 

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Este código representa una tasa de intercambio. En otras palabras, es un activo fiduciario. No es estatal. Es ciudadano. O sea, no es fiat. Pero fiduciario, al fin y al cabo. No es una mercancía, por ejemplo. En el fondo, Bitcoin es un instrumento. No es un fin en sí mismo. Es un medio para un fin. Y su adopción es voluntaria. Bitcoin no se puede comer. Bitcoin no se puede usar en la joyería. No se puede usar para la construcción. Bitcoin es una abstracción usada para el intercambio. Es una especie de pacto social importante para un determinado número de personas. Bitcoin, como los idiomas, tiene valor gracias al reconocimiento social. Lo que implica que sin comunidad Bitcoin es inútil. Del mismo modo, que una lengua muerta carece de uso práctico. El valor de Bitcoin comienza con un acto de fe. 

La cosa se complica con el fanatismo. Me refiero a Bitcoin tomando al mundo. El Bitcoin guerrero y divisor luchando en contra de los gobiernos, los poderosos y los bancos. Hablo del Bitcoin totalitario que no admite rivales y todo lo puedo. El Bitcoin, cargado de dogmas e ideología que ha inspirado incontables peleas en Twitter. El patrón Bitcoin. La hegemonía Bitcoin. La utopía liberaría. Aquí tenemos a los guardianes de la fe actuando como inquisidores diciéndonos lo que podemos o no hacer con bitcoin. Al parecer, no le puede dar mi llave privada a nadie. Al parecer, no puede invertir en otras monedas o activos. Al parecer, solo puedo promover el pensamiento único del Bitcoin totalitario. Y Dios me guarde si digo algo positivo de algún gobierno o banco central. Eso sin mencionar decir algo positivo del dólar o el euro. ¿Preferir el oro? Olvidalo. 

¿Acaso no existe vida más allá de Bitcoin? Me temo que sí. El ser humano necesita trabajo, alimentos, techo, abrigo, transporte, herramientas, servicios, artículos de higiene, ropa, etc. Es decir, Bitcoin no es el único activo posible. Podemos invertir en bienes raíces, acciones bursátiles, metales, mercancías, negocios, y muchas cosas más. De hecho, Bitcoin no es para todo el mundo. Hay de todo en la viña del Señor. 

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Supongamos que una abuelita de 90 años vive de la renta que generan sus ahorros de toda una vida. Todas sus inversiones están en instrumentos de renta fija que le proporcionan una mensualidad. En mi franca opinión, sería insensatez recomendarle a esta abuelita vender sus bonos para comprar Bitcoin. Ella lo único que necesita es tranquilidad en el otoño de su vida. Bitcoin es simplemente una inversión muy incierta para su realidad. Es decir, Bitcoin no es para ella. Y está bien. Bitcoin no es para todo el mundo. Hay que aprender a vivir con eso. 

El oro es una mercancía con usos en la industria y la joyería. Sin embargo, también es usado como activo especulativo. Es un mercado muy antiguo, sumamente líquido y altamente regulado. Es un activo no productivo y genera gastos de custodia. Pero tiene la gran ventaja deque es relativamente sencillo de usar como colateral a la hora de un préstamo. Los Gobiernos poseen mucho oro en sus arcas. Lo que significa que la venta y compra de oro por parte de los Gobiernos es un instrumento de cierta importancia en los procesos de estabilización monetaria. Debido a su correlación negativa como los mercados bursátiles y su relativa estabilidad, muchos inversores compran oro para balancear sus portafolios. 

Bitcoin comparte muchas características como el oro, pero, debido a su gran volatilidad, no puede ocupar el mismo rol en un portafolio. En este sentido, Bitcoin no es recomendable para un portafolio demasiado conservador. Bitcoin es ideal para un capitalista de riesgo y un fondo “growth” o de innovación. Para los inversores activos en Silicon Valley, Bitcoin es un paso inevitable. Pero para los inversores que requieren activos estables y de una renta fija o predecible no es la mejor opción. No todos los inversores tienen las mismas necesidades, ni las mismas prioridades. O sea, no es lo mismo una Cathie Wood que un Warren Buffett. 

La estabilidad es muy importante para muchos fondos. Debemos recordar que muchos fondos tienen pensiones como sus principales clientes. Estos clientes necesitan ingresos fijos todos los meses. Por ende, la administración del fondo se ocupa de diseñar su portfolio acorde a esas necesidades. Por lo general, invierte en instrumentos de renta fija, en acciones con dividendos, en divisas y en deuda soberana. Estos activos podrían parecer muy aburridos para el criptoentusiasta promedio. Pero la realidad de un joven con ansias de crecer varias X al año y la realidad de una pensión no son comparables. 

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Hace poco, escribí un artículo sobre las posibilidades de que Bitcoin alcance 100 mil dólares este año. Un lector me escribió con tono belicoso: “Es más fácil un 6X en Ethereum que un 3X en Bitcoin. Fíjate donde pones tus esperanzas...” Ahora bien, ¿cuál es el problema con crecer 3X? Le respondí que tenía Bitcoin y Ethereum. Me sirve crecer 3X y me sirve también crecer 6X. En mi opinión, es un reclamo sin sentido. “Fíjate donde pones tus esperanzas”.  ¿3X es malo? Subestimar la importancia de la estabilidad en un portafolio es algo típico del inversor inmaduro. El que tiene poco quiere crecer exponencialmente, pero el que tiene quiere conservar lo que tiene. 

Ray Dalio administra el fondo de cobertura más grande del mundo. Sus clientes son las grandes pensiones. No se puede dar el lujo de perder un medio. Su prioridad es la estabilidad. Claro que prefiere el oro. Pero eso no lo convierte en un idiota o en el enemigo. No se trata de eso. Es simplemente la naturaleza de su fondo. Es una cuestión de estrategia y estilo. La volatilidad de Bitcoin se ve mal en sus libros. Así de sencillo. No es el fin del mundo. En otras palabras, hay vida más allá de Bitcoin. Bitcoin no es una panacea. No es para todo el mundo. Y es válido. Vive y deja vivir.