El precio de Bitcoin necesita nuevos capitales para aumentar. En los primeros días después de su creación, crecer era fácil porque cualquier monto tenía un impacto significativo. Nos guste o no, esos días quedaron atrás. El mercado todavía es pequeño, pero no tan pequeño como para que el precio se dispare con la misma facilidad de antes. Nos encontramos en un punto donde requerimos mucho capital para poder avanzar. La historia es una referencia. Pero no podemos esperar el mismo porcentaje de crecimiento toda la vida. Eventualmente, nos encontraremos con una pared y escalarla será cada vez más difícil. ¿Estamos ahí ahora? ¿Por qué los nuevos capitales están tardando tanto en llegar? 

Cuando nos decidimos a determinar el valor de una compañía, esta valoración debe seguir unos criterios bien definidos. Primero, vemos los libros para saber sus activos y sus pasivos. Vemos su antigüedad, su posición en el mercado, sus productos y sus ingresos. Una buena compañía produce dinero. Pero una excelente compañía produce mucho dinero en relación a sus activos. En una situación ideal, la compañía se paga por sí sola. Es decir, si la compramos, sus ingresos nos deberían devolver, con el tiempo, el dinero invertido. No necesitamos venderla para obtener una ganancia. La producción genera ganancias. Si los productos son buenos y necesarios, asumiendo que es administrada adecuadamente, el éxito está garantizado. Si la clientela está satisfecha, no acudirá a la competencia. 

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La mayoría de las compañías nuevas fracasan. Sin embargo, un pequeño porcentaje logra sobrevivir. Si tienen visión de futuro, crecen. Para crecer sus administradores deben invertir las ganancias, o parte de ellas, en más infraestructura para obtener mayores ganancias en el futuro. Esto crea un círculo virtuoso de crecimiento. Al principio, es más fácil crecer porque hay espacio suficiente en el mercado. Digamos que lanzamos un restaurante en una ciudad. El restaurante abrió sus puertas y fue un éxito. Entonces, decidimos abrir un segundo restaurante en otro sector de la ciudad. Podríamos decir que crecimos 2X en poco tiempo. Este también tiene éxito y decidimos abrir dos más. Entonces, crecimos 4X. Increíble, pero es probable que este ritmo de crecimiento no se pueda mantener para siempre. ¿Por qué? Bueno, porque la ciudad tal vez no es lo suficientemente grande como para necesitar tantos restaurantes. El pasado no determina el futuro, porque en el pasado las condiciones eran otras. Una compañía de mil millones de dólares no puede crecer al mismo ritmo que una compañía de un millón. Por lo general, el tamaño nos hace más lentos. 

Esto es una realidad cuando hablamos de una compañía que produce bienes y servicios. Lo mismo pasa con los países. Un país emergente puede crecer mucho al principio, pero llega a un punto cuando el crecimiento comienza a desacelerarse. Bueno, los activos meramente especulativos son mucho más sensibles aún en este respecto. El mercado del oro, por ejemplo, no puede crecer indefinidamente. Su crecimiento es relativamente lento porque la demanda es limitada. Si vemos las gráficas del precio del oro, su crecimiento en el pasado no es ni la sombra de su crecimiento actual. El entusiasmo inicial simplemente se va mermando y el público cautivo se va reduciendo. Los activos especulativos necesitan siempre mucho entusiasmo y nuevos mercados.  

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Bitcoin no es invulnerable a esta situación. Analicemos por un momento el asunto. Se podría decir que la comunidad Bitcoin de los primeros años estaba compuesta de anarquistas antisistema. Este grupo inicial trajo como un millón de usuarios. Con ese millón de usuarios, el precio logró pasar de unos centavos de dólar a un número de dos dígitos en poco tiempo. El incremento porcentual fue espectacular. Luego, llegaron los libertarios y los informáticos. Este grupo sumó tal vez 3 millones de usuarios más. De dos dígitos, pudimos pasar a los tres dígitos. Luego, llegaron los especuladores. Este nuevo grupo agregó a la comunidad tal vez 20 millones de nuevos usuarios. Durante este periodo, casi logramos superar el precio de los 20 mil dólares por Bitcoin. Ahora la comunidad está buscando captar a las grandes instituciones financieras. Desde el 2017, estamos esperando su llegada, pero están tardado más de lo esperado. Por alguna razón, la comunidad cripto esperaba una llegada rápida y masiva. Sin embargo, este no ha sido el caso. 

Por mucho tiempo, se habló de los problemas técnicos como la principal limitante del crecimiento. El asunto de la escalabilidad, por ejemplo, era la gran preocupación. Se pensaba entonces que si no se solucionaba pronto este problema, Bitcoin no podría crecer. Una vez que este problema técnico se solventara, el precio se dispararía como lo ha hecho en el pasado. Una solución todavía no se ha encontrado, pero ahora muy pocos hablan de este elemento como el responsable del estancamiento actual. En los primeros meses del 2019, todas las miradas estaban puestas en la aprobación de los fondos cotizados en bolsa (ETF) y en los contratos de futuros de Bitcoin de la plataforma Bakkt. Se pensaba que eso causaría un alza del precio y, una vez más, volveríamos a ver el crecimiento exponencial del pasado. La SEC todavía no ha aprobado ninguno de los ETF, pero la plataforma Bakkt ya está operativa. El día del lanzamiento de Bakkt, el mercado esperaba un verdadero boom. Sin embargo, en ese día no pasó gran cosa. ¿Qué pasó?   

Lo que pasa es que el mercado tiene falsas expectativas en relación a la llegada del capital institucional. Muchos piensan que Bitcoin es la última Coca-Cola en el desierto y las grandes instituciones financieras van a comprar Bitcoin como si se tratara de pan caliente. Los millones entrarán por toneladas y Bitcoin subirá astronómicamente en cualquier momento. Después de todo, Bitcoin siempre ha creciendo de esa manera. Con lo que se compró una pizza un día, hoy se puede comprar una isla en el Caribe. Las gráficas lo demuestran. Es posible. ¿Por qué no?

Ahora bien, el mercado Bitcoin en este momento está dominado por los minoristas. Personas, por lo general jóvenes, que quieren hacer dinero rápido y toleran un alto nivel de riesgo. Invierten su propio capital. Y ellos responden por sus fracasos y por sus aciertos. Hay muchos neófitos. Sin embargo, también hay muchos viejos lobos de mar que saben muy bien lo que están haciendo. Tenemos inversionistas de riesgo, administradores de criptofondos, criptoempresas, oficinas familiares y analista de peso. Sin embargo, esas personas y grupos gozan de cierta autonomía para tomar decisiones. No están colocando todo su capital en Bitcoin. Pero sí tienen en su portafolio de inversiones un porcentaje manejable. Bitcoin ha crecido mucho con estas personas. Sin embargo, las instituciones son otro mundo. 

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Los procesos en el mundo de las instituciones son más lentos. Debemos recordar que muchas personas escucharon de Bitcoin por primera vez en el 2017. El jefe debe primero convencerse a sí mismo. Luego, debe convencer a su junta. Luego, convencer a sus clientes. Las instituciones no son personas ricas con un gran bolsillo. Son compañías sumamente reguladas que manejan el dinero de otras personas y están bajo la lupa constante del público y las autoridades. Los tiempos y los criterios son muy distintos a los tiempos y los criterios de un individuo con capital propio. Las instituciones necesitan mayores garantías. Solo invertirán bajo unas condiciones muy específicas. 

Aquí tenemos dos grandes desafíos. Primero, Bitcoin debe mejorar su reputación. Muchísima gente ve a Bitcoin como un Salvaje Oeste. Es decir, un lugar reacio a las normas, caótico, peligroso, codicioso y deshonesto. La retórica antisistema, el dogma seudoanarquista, los hackeos y las estafas seguramente han contribuido mucho a fomentar esta imagen. Esto, nos guste o no, nos perjudica ante los ojos del gran público. Segundo, necesitamos madurar como mercado. Es decir, debemos tener mejores soluciones de custodia, una regulación clara, mayor liquidez, mayor transparencia y mejor rendimiento de cuentas. En otras palabras, si queremos crecer, debemos construir un mercado más responsable, serio y formal. 

Necesitamos el capital institucional para crecer. Pero ese dinero no llegará mágicamente. Su llegada será lenta y condicional. Las grandes instituciones no van poner su dinero en las manos de una banda de chiflados. En estos momentos, el precio no está subiendo como antes, porque se nos agotaron los compradores. Así de sencillo. Los nuevos capitales seguramente llegarán, pero llegarán en la medida que nos ajustemos a las condiciones que ellos exigen. Esto es un proceso que nos tomará un tiempo. Se debe construir confianza y eso no es de un día para otro. El capital institucional no se mueve al mismo ritmo que un individuo. Tampoco tolera tanto riesgo. No tenemos más opción que ser pacientes. Si hacemos el trabajo, seguiremos creciendo. Pero a su debido tiempo.