En el mundo de las criptomonedas, al parecer, ser alcista no es una opción. Es una obligación. No importa si has hecho un análisis riguroso y objetivo del mercado. Lo que importa es que creas ciegamente en el futuro brillante de las criptos. Si no lo haces, eres un hereje. Un traidor. Un oso.

Los osos son los que tienen una visión pesimista (o realista en algunos casos) de las criptos. Los que se atreven a cuestionar el sesgo alcista. Los que se basan en la evidencia y no en la fe.

Los osos no siempre son bienvenidos en el espacio cripto. De hecho, en una conferencia reciente en Miami, se colocó un cartel en la entrada que decía: “Los osos no están permitidos”. Hemos vuelto a la Edad Media, cuando las creencias eran dictadas por las autoridades y no por la razón.

Seamos sinceros. Los mercados no son una línea recta. Tienen sus altibajos. No hay que dramatizar. No es el fin del mundo. Los mercados a veces se equivocan. A veces le ponen un precio muy alto a algo que no vale tanto. A veces le ponen un precio muy bajo a algo que vale más. Es decir, a veces algo está carísimo. Y a veces está regalado. Lo que implica que es de sentido común que a veces seamos bajistas y a veces seamos alcistas. Si el precio puede subir y bajar, es lógico que los pronósticos también estimen que el precio va a bajar en algunos ocasiones.

No hay que tenerle miedo a los osos. Son nuestros amigos. Nos ayudan a ver la realidad con más claridad. Nos ayudan a comprar barato y vender caro. Nos ayudan a ganar dinero. ¿Qué más se puede pedir?

No podemos convertir a Bitcoin en una religión. No podemos exigirle a la gente que acepte unos dogmas de fe. No podemos obligar a nadie a ser alcista. Con frecuencia, se nos olvida que muchos en este espacio son simples inversores con objetivos meramente financieros. No son fanáticos ni misioneros. Solo quieren ganar dinero. Así de simple.

La posición de ser un toro todo el tiempo en muchos casos significa que hay que comprar a sobreprecio. En lugar de esperar a que el precio baje para comprar más barato. En otras palabras, ser toro (obligado) no es muy inteligente. Podemos perder dinero.

No hay que confundir Bitcoin con una secta. Es una tecnología. Una innovación. Una oportunidad. Pero también un riesgo. Hay que ser prudentes y racionales. Hay que tener criterio propio y no dejarse llevar por el fanatismo. El fanatismo sale caro.

En Wall Street, no es una herejía hacer pronósticos pesimistas sobre el futuro de la economía. Al contrario, lo mejor es no dejarse engañar por las ilusiones. Los inversores valoran la sinceridad y la transparencia de un análisis, porque eso ayuda a tomar decisiones más acertadas. Lo que el inversor quiere en realidad son análisis lo más objetivos posible. Es decir, quiere la verdad y no la propaganda.

Hoy les traemos un análisis pesimista, pero no se preocupen, no vamos a hablar de Bitcoin ni de criptomonedas. No, hoy vamos a hablar de otra cosa: el mercado bursátil en general. Según el estratega jefe de Morgan Stanley, Mike Wilson, el mercado bursátil está en peligro de caer por culpa de la inflación y los bonos del Tesoro. Wilson dice que el repunte que han tenido las acciones este año no es el inicio de un nuevo mercado alcista, sino una ilusión.

¿Y qué tiene que ver esto con Bitcoin? Bueno, eso ya lo dejamos a su criterio. Tal vez encuentren alguna relación o correlación entre el S&P 500 y Bitcoin, por ejemplo. O tal vez no. Lo cierto es que el mercado bursátil, al igual que Bitcoin, también es como una montaña rusa: a veces sube y a veces baja. Y a veces se queda parado.

Mike Wilson es uno de los analistas más pesimistas de Wall Street en este momento. Curiosamente, tiene fama de acertar en sus pronósticos. En 2022, predijo la caída de la renta variable y fue elegido número 1 en la encuesta Institutional Investor.

Wilson dice que el alza del S&P 500 se ha basado en un grupo muy reducido de valores, sobre todo tecnológicos, que han subido mucho gracias a los avances en la lucha contra la inflación y a las expectativas de una eventual moderación del endurecimiento monetario por parte de la Fed. Sin embargo, esto podría cambiar si la inflación se mantiene más alta de lo esperado y los bonos del Tesoro suben de rentabilidad. Esto obligaría a la Reserva Federal a seguir subiendo las tasas de interés, lo que haría menos atractivas las acciones de crecimiento.

Wilson cree que el S&P 500 terminará el 2023 casi sin cambios respecto a su nivel actual, pero con mucha volatilidad por el camino. Además, espera que los beneficios de las empresas estadounidenses caigan un 11% en 2023, antes de recuperarse en 2024.

Su consejo es que los inversores se pongan a la defensiva y eviten las acciones caras y sobrevaloradas. Porque como dice el refrán: lo que sube, baja. Y, en Wall Street, nadie quiere quedarse colgado.

En otras palabras, una cosa es tener fe y otra muy distinta es dejarse engañar por las apariencias. El mercado bursátil es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar. Y, a veces, lo que parece un bombón puede resultar ser una piedra. Las trampas para toros se parecen mucho al comienzo de un nuevo ciclo alcista. Lo que implica que no solo basta con ser alcistas por el solo hecho de que los precios han subido. Los pronósticos deben ver más allá. Nuestras expectativas deben ser racionales y no emocionales.

La pregunta es: ¿Habrá más demanda en los próximos meses? O, dicho de otro modo, ¿están dadas las condiciones para que en el último semestre del año haya más demanda que en el primer semestre? En asunto de finanzas, la duda en la mayoría de los casos es más valiosa que la fe.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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