La Reserva Federal de los Estados Unidos se ha visto en la obligación de revisar sus planes debido a la inflación. Desde el año pasado, la Reserva ha estado hablando de una tolerancia en las metas de inflación interanual con el propósito de estimular la recuperación económica y la generación de empleo. Sin embargo, ya está resultando evidente que la economía se está sobrecalentando más de lo debido. Esto lamentablemente significa que la Reserva deberá subir los tipos antes de lo estipulado. El anuncio del pasado martes, por parte de la FED, confirmó lo que muchos temían. Esta fiesta tendrá su final. 

¿Es la inflación transitoria? El gran debate del momento. Unos dicen que es transitoria. Otros dicen que es permanente. Que volveremos a los 70 años. En lo personal, opino que ambos bandos del debate se equivocan. Es claro que hay problemas en las cadenas de producción y distribución. La escasez global es evidente. Eso es cierto. Obviamente que hay muchos rubros sufriendo presiones inflacionarias debido a fallas temporales. Aquí la comparación con los años 70s no aplica mucho. En aquel entonces, tuvimos una crisis petrolera con graves problemas de producción más permanentes. En la actualidad, el problema es el opuesto. Pese a los retrasos actuales, tenemos una sobreproducción de petróleo. 

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Es más fácil apagar la máquina que encender la máquina. La inercia es una fuerza que se debe tomar en cuenta. Es decir, el aparato requiere un tiempo para volver trabajar a niveles anteriores. En este sentido, mucha de la inflación que tenemos actualmente es claramente transitoria. Sin embargo, no toda la inflación será transitoria. En algunos sectores, tendremos una inflación más permanente. En otras palabras, tendremos inflación transitoria e inflación permanente. He ahí el falso dilema. Porque la verdadera respuesta es: Las dos cosas. 

Los bienes raíces, algunas materias primas, y algunos alimentos seguramente experimentarán una inflación más permanente. Pero, en el caso de los vehículos usados, el petróleo, el cobre, y muchos bienes de consumo, los precios probablemente se estabilizaron al retomar sus viejos niveles de producción. He ahí la importante de mantener la demanda viva con liquidez. De lo contrario, la producción nunca levantará cabeza. 

Ahora bien, el éxito de las vacunas es evidente. Las economías están volviendo gradualmente a la normalidad. El gasto en el sector servicios está retornando. Y las calles están recuperando su vieja vida. Los mercados bursátiles están experimentando una rotación de “growth” a “value”. Las empresas infravaloradas durante la pandemia están siendo reconsideradas en esta etapa. Y las empresas tecnológicas están desinflándose. En cierto sentido, el mercado, con el retorno a la normalidad, se ha vuelto más conservador. Es decir, menos especulación y más economía real. 

Esta rotación está afectando negativamente a Bitcoin. En este momento, los inversores están evitando las inversiones de alto riesgo para invertir en el sector “value” y “cíclico”. O sea, los sectores sofocados por el confinamiento ahora están recibiendo un respiro. Y los sectores que se beneficiaron bastante durante la pandemia están experimentado una pausa. Bitcoin, Tesla, Amazon, Apple, y Netflix, por ejemplo, están en la banca esperando un turno al bate. Porque el protagonismo hoy se encuentra en otro lado. 

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La eventual subida de los tipos por parte de la Reserva Federal, en un sentido, la podemos interpretar como una mala noticia para nuestras inversiones, porque significa el fin de la fiesta monetaria que tanto ha beneficiado a Bitcoin. Sin embargo, en otro sentido, es una muy buena noticia, porque nos está diciendo que la Reserva no ha perdido su cordura. En otras palabras, está reconociendo que la inflación es un peligro que se puede salir de control en cualquier momento. Es decir, no están subestimando el problema. Eso antes del anuncio del martes no estaba muy claro. En este aspecto, el anuncio del martes fue un gran alivio. 

La verdad es que, desde el punto de vista de nuestras inversiones, no es el fin del mundo que tengamos una inflación (EE. UU) por encima del 2.5% anual en los próximos dos años. Una inflación del 5% es perfectamente tolerable si es el precio que tenemos que pagar por la recuperación económica. Es mejor tener inflación con crecimiento que deflación en recesión. Mientras tengamos a un S&P 500 y a un Bitcoin subiendo, la inflación es manejable para el inversor. El problema sería tener una inflación en 0%, pero con un mercado financiero en negativo. Lo importante es entender que la liquidez aumenta el valor de los activos. Y nuestro portafolio está a salvo si logra superar la tasa de inflación. O sea, si la inflación alcanzó 5% (EE. UU), pero tu portafolio aumentó en 3X o más, ¿Por qué tanto sufrimiento con la inflación?  

Claro que el tema de la inflación despierta muchas pasiones. Es como la política o la religión. En un entorno tan repleto de dogmas como el espacio cripto, hablar de inflación es terreno minado. Es más fácil convencer a un terraplanista de que la Tierra no es plana que hablar de inflación en el espacio cripto sin controversias. Uno siempre ofende a medio mundo hablando de inflación con relativa objetividad. Pero vale la pena tomar el riesgo. Porque el tema es de vital importancia. 

Ahora bien, Bitcoin históricamente desempeña muy bien durante un boom “growth”. Es decir, desempeña de maravilla cuando el mercado es menos conservador y asume más riesgos. O sea, en su fase más especulativa. El mercado en “risk-on” es genial para Bitcoin. El anuncio de la Reserva pone nerviosos a los inversores, porque los recortes de liquidez reducen la tolerancia al riesgo. Lo que a su vez perjudica al sector “growth”. A Bitcoin le conviene un mercado en risk-on.

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Se podría suponer que esta fase de rotación es pasajera. Es decir, tarde o temprano, los inversores volverán a retomar las inversiones de mayor riesgo. Tradicionalmente, el otoño es favorable. Los últimos meses del año suelen ser meses valientes. Los grandes fondos tienen su mirada ahí. Las Big Tech volverán al centro de la palestra en cualquier momento. Obviamente, el mercado no se mantendrá en risk-off para toda la vida. En la medida que los ingresos aumenten con el retorno a la normalidad, los inversores eventualmente reconocerán la oportunidad. Francamente, no hay muchas razones para el pesimismo en este momento. Todo parece indicar que para el resto del año tendremos crecimiento económico. Un crecimiento que, tarde o temprano, beneficiará al precio de los activos. 

Existe una corriente muy sonora que representa a Bitcoin como un activo “risk-off”. Se habla del precio con indiferencia. Y la palabra “inversión” se menciona con desdén. Este es el Bitcoin ideológico. Aquí entra en juego la utopía liberatoria de los maximalistas. Para este sector, este artículo es una basura sin sentido escrita por alguien que no entiende nada en lo absoluto sobre los misterios del universo. ¿Por qué? Porque lo único que (supuestamente) importa es la causa. Sin embargo, también hay un sector mucho más pragmático que sí se preocupa por su situación económica. Ese sector cuida celosamente su portafolio de inversiones. Y este sector puede darse cuenta claramente que Bitcoin aumenta de precio en tiempos de oportunismo y baja de precio en tiempos de pánico. Bitcoin, claramente, es un activo “risk-on”.