Aquí hablamos de Ripple y su token XRP. Es un artículo sobre sueños rotos, falsas promesas y francas manipulaciones. Lo podríamos llamar el “Diario de un Inversor Arrepentido”, pero eso sería muy dramático. Además, el arrepentimiento no es precisamente el sentimiento. Es más una molestia. La molestia natural que siente la persona que le han visto la cara de zoquete. Porque muchos aceptamos la centralización de XRP, su seudo estatus como valor, y toda la palabrería de banquero trasnochado. Pero ya poner una sonrisa mientras se pierde dinero a manos llenas debido a sus ventas descaradas ya es demasiado. Lo indignante es la indiferencia con la cual han tratado a los inversores del XRP en estos últimos años. En fin, estoy hasta la coronilla de Brad Garlinghouse y sus engaños.  

En el espacio cripto, no es raro criticar a Ripple. Al parecer, el supuesto gran problema con Ripple es su centralización. Pero, en lo personal, no me molesta su centralización. De hecho, me parece genial. Me gusta Bitcoin por su descentralización, pero eso no quiere decir que crea en la descentralización para todo. Cada modo de organización tiene su utilidad. Mi salud, por ejemplo, la prefiero en unas pocas manos expertas. Exacto. Cuando me enfermo, voy al médico, no voy al mercado municipal y convocó una asamblea de ciudadanos. Simplemente, voy a un médico y sigo sus instrucciones al pie de la letra.  Es decir, no hay democracia. No hay un algoritmo de consenso que le pregunte a una red descentralizada. Mi médico es un dictador. Y me gusta que sea así. 

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Ya en el hogar las cosas son algo distintas. Si bien es cierto que en la organización familiar hay divisiones de trabajo y varios territorios autónomos, en líneas generales se respira un aire muy comunal. Es una especie de utopía comunista. Las personas parten el pan y comparten la mesa en un sistema de economía de regalo relativamente funcional. Todos nos sentamos cerca de la hoguera y cantamos Kumbaya bajo el cielo estrellado. Compartimos historias, risas y panecillos en un gran círculo descentralizado de amor y fraternidad. 

Ahora bien, eso no quiere decir que me moleste que el panadero que me vende los panes administre su establecimiento de modo vertical. Me importa un bledo que sea el tirano de su castillo. Mientras me venda su excelente pan a un buen precio, todo está bien. De hecho, el hecho de que el hombre esté al mando de su barco me inspira confianza. Sé que abrirá temprano y cerrará tarde. Sé que es una bestia para el trabajo y es implacable con sus estándares de calidad. Su centralización me gusta, porque garantiza calidad. 

Francamente, nunca me ha importado que Amazon se encuentre bajo de la tiranía de Jeff Bezos. Y no me importa que Warren Buffett controle totalmente a Berkshire Hathaway. ¿Elon Musk al frente de Tesla? ¿Por qué no? Me parece genial. La centralización no es necesariamente mala. Puede ser excelente. Y, en algunos casos, es lo ideal. 

Hablemos de Tesla por un minuto. Claro que Elon habla muy bonito. Y uno en honor a la poesía de todo el asunto se une, en espíritu, a la fantasía del nuevo milenio: Ir a Marte/Tener un planeta verde. Eso está bien y es maravilloso. Pero las personas compran una acción de Tesla por razones meramente egoístas. Sí, exacto. El cochino dinero. La gente invierte esperando un retorno. Y si bien es cierto que Elon se ve bien en las fotos y sus tweets pueden ser muy graciosos, él tiene una obligación ante los accionistas. Y la obligación es muy clara. Los accionistas deben ganar dinero. Así de sencillo. Hay un millón de maneras de hacer eso. Pero ese es el trabajo de Elon: Generar dinero para sus socios. No es cumplir sus sueños de infancia. No, es el cochino dinero para sus socios. 

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Me importan tres pepinos que ante la ley XRP sea un valor o no. Y me parece patética la comparación de Ripple con Chevron. Brad Garlinghouse tuvo las santas bambalinas de decir que la relación entre Ripple y XRP es como la relación entre Chevron y el petróleo. “¿Es el petróleo un valor?” Claro que Ripple encontró un pozo de petróleo con XRP. Pero ni los pozos de petróleo son gratis. Chevron paga impuestos, derechos y demás por explotar un pozo. Pero Ripple quiere una gallina de los huevos de oro, y se rehúsa a alimentarla. Ripple chupa toda la sangre de XRP, pero no se siente en lo absoluto responsable de nada. Se lava las manos como Pilatos y solo expresa una falsa empatía retórica. Mientras tanto, vende hasta más no poder colocando el precio por el suelo. 

 Claro que las ventas masivas y el dumping del precio se racionalizan con argumentos baratos. O sea, todo se hace por el bien de la compañía bajo el principio de “Si Ripple está bien, XRP estará bien”. Pero los tenedores de XRP no son accionistas de la compañía. 

¿Y cómo está la compañía? El “Amazon de los pagos” según su flamante CEO. Ripple propone solucionar el problema de liquidez de los pagos interbancarios internacionales. Es decir, estos son sus “libros”, para seguir con la analogía de Amazon. Amazon fue un éxito con la venta de libros. ¿Cómo está Ripple en su nicho? ¿Cómo le va a su famoso activo “puente” en todo esto? 

Con palabras bonitas y mucho trabajo de mercadeo, Ripple ha conseguido grandes clientes. La lista es larga y no los mencionare aquí. Pero, en efecto, Ripple tiene su clientela. Definitivamente, sabe sumar. Pero ¿sabe mantener? Al parecer, Santander, uno de sus clientes trofeos, no está usando XRP debido a la poca liquidez en las regiones estratégicas del banco. Entonces, al parecer, estamos ante una liquidez retórica. Bonita en la teoría, pero inexistente en la práctica. Se complicó el asunto. 

Sabemos que SWIFT es deficiente. Pero, ¿podrá sobrevivir XRP al surgimiento de stablecoins y criptos estatales? Ellos dicen que sí porque son un “puente”. ¿Pero para qué sirve un puente cuando se puede volar? Los puentes son necesarios ahora. Pero serán irrelevantes con la llegada de las monedas digitales de los bancos centrales. 

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Amazon perdió dinero por mucho tiempo mientras conquistaba el mercado y sumaba clientes. Pero su acción subió y los primeros inversores ganaron mucho dinero. Tesla no tiene ganancias porque está construyendo un futuro, pero sus inversores tempranos están haciendo dinero. Estas compañías no diluyen el precio de sus acciones con ventas masivas. Todo lo contrario, ante la más mínima oportunidad hacen buybacks. Es decir, si el precio baja mucho, compran sus propias acciones para subir el precio. Ellos cuidan a sus socios. 

Binance Coin, por ejemplo, es radicalmente distinta a Ripple. Claro que Binance usa su token como un mecanismo de financiamiento. De hecho, el éxito de Binance está estrechamente relacionado a Binance Coin. Además, es evidente que no es una criptomoneda descentralizada. Pero su token está bien. ¿Por qué? Porque Binance cuida a los tenedores de Binance Coin. Entiende perfectamente su compromiso. Compra tokens y quema tokens para subir el precio artificialmente. ¿Por qué? Piensan en los inversores. Sabemos que sus socios deben ganar dinero. 

El problema con Ripple no es la centralización como tal. Es la junta directiva de la compañía que ignora su obligación moral con los tenedores de XRP. Para Ripple, XRP es solo petróleo. Es decir, un insumo, una mercancía, una propiedad. Si necesita dinero, la vende y ya. Ellos simplemente explotan a sus inversores del mismo modo que Chevron explota el petróleo. ¿Es una buena idea invertir en ellos? 

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