Las criptomonedas, en muchos sentidos, han cambiado la forma de entender el dinero, la economía y la sociedad. Sin embargo, no todos los países y regiones tienen la misma visión sobre ellas. Por ejemplo, Estados Unidos y Europa.

En una entrevista exclusiva con Cointelegraph, Martijn Rozemuller, el director ejecutivo de VanEck Europe, comentó el aumento del interés de los inversores institucionales por los ETF de Bitcoin en EE. UU. y contrastó la situación con la realidad europea. ¿Por qué?

Al parecer, una de las diferencias más evidentes entre los inversores de EE.UU. y Europa es su nivel de riesgo. En líneas generales, los inversores de EE.UU. son más arriesgados y están más familiarizados con los productos cotizados en bolsa.

Todo parece indicar que los inversores de Europa son más cautelosos y prefieren los fondos mutuos. Estos son fondos que invierten en una variedad de activos, como acciones, bonos o materias primas, y que se gestionan por un profesional. Los fondos mutuos son una forma más diversificada y segura de invertir, pero también más costosa y menos rentable.

La preferencia por los ETF o los fondos mutuos depende en parte del marco regulatorio de cada continente. Se podría argumentar que la regulación europea es más estricta que la estadounidense. En EE.UU., la regulación es más flexible y variada. Por lo tanto, se podría inferir que el mercado es más susceptible a la volatilidad y la especulación.

La cultura: individualismo vs colectivismo

Es posible que la diferencia de enfoque de los inversores puede, en gran parte, tener un origen cultural. Ambos lados, aunque se comparten muchas cosas, también existen rasgos culturales distintivos. Por ejemplo, los europeos suelen valorar más la vida social y familiar, el tiempo libre y las vacaciones, la calidad de vida y el pensamiento crítico. Los estadounidenses, en cambio, suelen ser más individualistas y ambiciosos, trabajar más y producir más, sentir más orgullo por su país y actuar con más optimismo. También, en general, son más religiosos y conservadores. Pero, claro, estas son solo generalizaciones, y hay mucha diversidad dentro de cada lado.

Estas diferencias culturales pueden influir en la forma de ver las criptomonedas. Los europeos pueden verlas como una amenaza para el orden establecido, el bien común y la soberanía nacional. Los estadounidenses pueden verlas como una oportunidad para el progreso individual, la libertad personal y la innovación tecnológica. Los europeos pueden ser más escépticos y críticos con las criptomonedas, mientras que los estadounidenses pueden ser más entusiastas y optimistas.

Estas actitudes pueden reflejarse en el uso y la adopción de las criptomonedas. Los europeos pueden ser un poco más reacios a usarlas como medio de pago, de ahorro o de inversión, y preferir los métodos tradicionales. Los estadounidenses pueden ser un poco más proclives a usarlas como alternativa o complemento a los sistemas financieros existentes, y explorar sus posibilidades. Los europeos pueden ser más conservadores y reguladores, mientras que los estadounidenses pueden ser más innovadores y disruptivos.

La infraestructura: rezago vs avance

Una tercera diferencia entre los europeos y los estadounidenses es su nivel de infraestructura. Los europeos están un poco más rezagados y limitados en cuanto a la disponibilidad y el acceso a las criptomonedas, mientras que los estadounidenses están más avanzados y amplios.

En Europa, hay menos opciones para comprar, vender, almacenar y usar criptomonedas. Hay menos plataformas de intercambio, menos cajeros automáticos, menos comercios que las aceptan y menos servicios que las integran. Además, hay más barreras legales, fiscales y administrativas para operar con criptomonedas. Por ejemplo, hay que verificar la identidad, declarar las ganancias y pagar impuestos.

En EE.UU., hay más opciones para interactuar con las criptomonedas. Hay más plataformas de intercambio, más cajeros automáticos, más comercios que las aceptan y más servicios que las incorporan. Además, hay menos obstáculos legales, fiscales y administrativos para operar con criptomonedas. Por ejemplo, hay más anonimato, más exenciones y más incentivos.

Esta diferencia de infraestructura puede afectar a la demanda y la oferta de las criptomonedas. Los europeos pueden tener menos interés y menos facilidad para adquirir y usar criptomonedas, lo que puede reducir su valor y su liquidez. Los estadounidenses pueden tener más interés y más facilidad para adquirir y usar criptomonedas, lo que puede aumentar su valor y su liquidez.

Los impuestos: variedad vs uniformidad

Una última diferencia entre los europeos y los estadounidenses es su sistema fiscal. Los europeos tienen más variedad y moderación en cuanto a los impuestos sobre las criptomonedas, mientras que los estadounidenses tienen más uniformidad y elevación.

En Europa, cada país tiene su propia legislación fiscal sobre las criptomonedas, lo que puede crear confusión y complejidad. Por ejemplo, algunos países no cobran impuestos sobre las ganancias de capital, otros solo lo hacen si superan un cierto umbral, y otros permiten deducir las pérdidas.

En EE.UU., hay una legislación fiscal única sobre las criptomonedas, lo que puede crear claridad y simplicidad.

Esta diferencia fiscal puede influir en el comportamiento de los inversores. Los europeos pueden tener más incentivos para mantener y acumular criptomonedas, lo que puede generar más estabilidad y crecimiento. Los estadounidenses pueden tener más incentivos para vender y gastar criptomonedas, lo que puede generar más volatilidad y consumo.

Conclusión

Las criptomonedas son un fenómeno global, pero no son percibidas ni tratadas de la misma forma en todas partes. Se sugiere que hay diferencias de actitud hacia las criptomonedas entre Europa y EE.UU., que se pueden explicar por factores como el marco regulatorio, la cultura de inversión, la adopción e infraestructura y los impuestos. Estas diferencias pueden tener consecuencias en el desarrollo y el potencial de las criptomonedas, tanto a nivel regional como mundial.

Cada continente tiene sus ventajas y sus desventajas, sus oportunidades y sus retos, sus aciertos y sus errores. Lo que sí hay es una necesidad de dialogar, cooperar y aprender unos de nuestros diferentes enfoques y experiencias con las criptomonedas.

Ser consciente de las diferencias y las similitudes entre Europa y Estados Unidos, y buscar formas de encuentro y colaboración, es importante. Solo de esta manera se puede aprovechar todo el potencial de las criptomonedas, y contribuir a su desarrollo y evolución.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.