El mercado financiero global se mueve por vasos comunicantes. Las decisiones tomadas en un rincón del sistema —como el de la renta fija o bonos— tienen un impacto directo y significativo en los sectores de mayor riesgo, como las acciones y, de manera más marcada, las criptomonedas. 

Recientemente, hemos observado un fenómeno que ha puesto en alerta a los inversionistas: el aumento sostenido en el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Este movimiento no es un simple ajuste contable; es un indicador fundamental que señala una creciente incertidumbre en el mercado y, consecuentemente, hace que la renta fija sea una opción mucho más atractiva en comparación con los activos de crecimiento y volátiles.

Existe una relación inversa crucial: cuando el precio de un bono baja, su rendimiento sube.

Este aumento en el rendimiento es un reflejo directo de las expectativas del mercado. En muchos sentidos, el bono es una predicción y un indicador de sentimiento porque refleja cómo los inversionistas más grandes y sofisticados ven la situación económica y la política monetaria futura.

Un aumento en el rendimiento de los bonos indica que los inversionistas están exigiendo una compensación mayor por prestar su dinero. ¿Por qué exigirían más?

  1. Expectativas de Inflación: Si el mercado espera que la inflación se mantenga alta o vuelva a subir, el poder adquisitivo de los pagos futuros del bono disminuye. Para compensar esta pérdida de valor, exigen un rendimiento más alto ahora.

  2. Incertidumbre Fiscal y Riesgo de Deuda: Un mayor endeudamiento gubernamental puede generar preocupaciones sobre la oferta de bonos en el mercado, presionando a la baja sus precios y, por ende, al alza sus rendimientos.

  3. Política de la Reserva Federal (Fed): La Fed es el actor más influyente. Si el banco central indica que mantendrá las tasas de interés elevadas por un período prolongado, el mercado de bonos ajusta sus precios. Los bonos existentes con rendimientos bajos se vuelven menos deseables en un entorno donde se pueden obtener rendimientos más altos.

Cuando el rendimiento de los bonos del Tesoro sube, se produce un efecto drenaje de liquidez que afecta directamente a los activos de riesgo.

El principal mecanismo es el costo de oportunidad. Por primera vez en muchos años, los inversionistas pueden obtener un retorno significativo y prácticamente libre de riesgo al comprar bonos del Tesoro a corto y mediano plazo. Cuando el rendimiento de un bono del Tesoro a dos años es atractivo, ¿por qué arriesgar capital en una acción tecnológica altamente volátil o en una criptomoneda, cuyo rendimiento es incierto y su riesgo de pérdida es elevado?

El bono se convierte en el nuevo "punto de referencia de riesgo". Las acciones o las criptomonedas deben ofrecer una expectativa de rendimiento sustancialmente mayor para justificar la toma de riesgos. Si la renta fija, que es aburrida y segura, ofrece un retorno anual elevado, la inversión en activos especulativos se vuelve proporcionalmente menos atractiva.

El alza en los rendimientos de los bonos impacta directamente en la valoración de las empresas, especialmente en el sector de crecimiento y tecnología. Las acciones se valoran descontando sus flujos de efectivo futuros al presente. La tasa utilizada para este descuento está estrechamente ligada al rendimiento de los bonos del Tesoro (la tasa libre de riesgo).

Cuando el rendimiento de los bonos sube, esa tasa de descuento aumenta. Al aplicar una tasa de descuento mayor a las ganancias futuras de una empresa, el valor presente de esas ganancias disminuye. Este efecto castiga de manera desproporcionada a las empresas de tecnología, cuyas valoraciones dependen en gran medida de ganancias que se esperan obtener dentro de muchos años. La presión se traduce en caídas en el precio de las acciones tecnológicas.

El impacto en el mercado de criptomonedas es aún más agudo, ya que estos activos no tienen un valor fundamental ligado a ganancias o flujos de efectivo tradicionales. Su valor depende en gran medida de la liquidez excedente y del apetito por el riesgo.

La política de tasas altas de la Fed, reflejada en los altos rendimientos de los bonos, hace que el dinero sea caro. Las personas y las instituciones son menos propensas a tomar dinero prestado para invertir en activos puramente especulativos. El capital que antes alimentaba el rápido crecimiento de Bitcoin y otros activos digitales se redirige hacia el puerto seguro y rentable de la renta fija. Esta falta de liquidez barata limita el potencial de subida de los precios de las criptomonedas, forzando una fase de consolidación o, en el peor de los casos, un retroceso.

Los rendimientos de los bonos, por lo tanto, no solo compiten con los activos de riesgo, sino que también actúan como una señal de advertencia sobre el panorama económico general. Indican que el dinero no será fácil ni barato en el futuro previsible, obligando a los inversionistas a ser más selectivos y cautelosos con cada decisión de capital.

Si bien la tesis de que el aumento del rendimiento de los bonos presiona a los activos de riesgo es dominante y está respaldada por la lógica de los flujos de capital, existe un aspecto del mercado de activos digitales que se beneficia de la misma incertidumbre que impulsa los rendimientos de los bonos.

La adopción de Bitcoin y otras tecnologías descentralizadas no se basa únicamente en el entorno de las tasas de interés. Un argumento fundamental para los activos digitales es su utilidad como protección o refugio contra la política monetaria y fiscal tradicional. La misma preocupación por la inflación persistente y el crecimiento insostenible de la deuda gubernamental (que se reflejan en la demanda de un mayor rendimiento de los bonos) es lo que valida el propósito de una moneda digital descentralizada y con una oferta limitada.

En este sentido, la subida de los rendimientos de los bonos funciona como una alerta sobre la fragilidad del sistema fiduciario. Esta alerta fomenta la búsqueda de alternativas fuera del control centralizado. Aunque a corto plazo los flujos de capital puedan moverse hacia los bonos por ser la opción segura más rentable, a largo plazo, esta misma dinámica de inestabilidad subraya la propuesta de valor de un activo como Bitcoin, diseñado precisamente para existir fuera de los riesgos asociados con la deuda soberana y la manipulación de la política monetaria. 

Por lo tanto, el aumento de la presión en la renta fija podría estar fortaleciendo la narrativa de necesidad de los activos digitales, preparándolos para un crecimiento basado en la utilidad y no solo en la especulación, una vez que el ciclo económico se modere.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.