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Gustavo GodoyGustavo Godoy

¿La fortaleza del dólar seguirá siendo el mayor lastre para la recuperación de Bitcoin?

El fuerte dólar y la política de la Fed limitan la liquidez global, obstaculizando el avance de Bitcoin.

¿La fortaleza del dólar seguirá siendo el mayor lastre para la recuperación de Bitcoin?
Opinión

La relación entre la salud del dólar estadounidense y el rendimiento de Bitcoin, junto con otros activos de riesgo, es un tema de constante debate en los círculos financieros. Para muchos observadores, el fortalecimiento del dólar en momentos de crisis o incertidumbre global parece una paradoja, especialmente para aquellos con una visión más escéptica de la gestión monetaria de bancos centrales y gobiernos

Sin embargo, en la práctica, el dólar sigue siendo el refugio dominante para el capital que busca seguridad y estabilidad cuando el panorama económico mundial se nubla. Esta dinámica ha creado un vínculo indirecto, pero significativo: cuando el dólar se fortalece, los activos considerados más volátiles o "de riesgo", como Bitcoin, tienden a sufrir una presión vendedora que dificulta su avance.

El principal motor detrás de la fortaleza del dólar es la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que se refleja directamente en el comportamiento del Índice del Dólar (DXY). El DXY mide el valor del dólar frente a una cesta de otras divisas principales. Cuando la Fed decide subir las tasas de interés o mantiene una postura de política monetaria restrictiva (o "dura") para combatir la inflación, el rendimiento de los activos denominados en dólares, como los bonos del Tesoro, se vuelve más atractivo. Este aumento en el rendimiento eleva la demanda global de dólares para invertir en estos instrumentos, fortaleciendo la moneda y empujando al DXY al alza.

Este movimiento de "dinero seguro" afecta directamente a los activos de riesgo. Una política de tasas altas incrementa el costo del capital y el endeudamiento a nivel global, lo que reduce la liquidez disponible en el sistema. Los inversores, ante la opción de obtener un rendimiento seguro y creciente con los bonos del Tesoro y la fortaleza del dólar, a menudo optan por reducir su exposición a activos volátiles para asegurar ganancias o minimizar pérdidas.

 Bitcoin, al ser percibido por el mercado en general (aún con su narrativa de escasez y descentralización) como un activo con alto riesgo, suele ser uno de los primeros en experimentar salidas de capital en este entorno. Se observa una correlación inversa histórica: un DXY en ascenso ha coincidido frecuentemente con periodos de debilidad para Bitcoin.

La narrativa fundacional de Bitcoin lo posiciona como una reserva de valor alternativa, inmune a la devaluación de las monedas fiduciarias. Sus defensores argumentan que su escasez programada y su naturaleza descentralizada lo convierten en una cobertura ideal contra la inflación y la mala gestión monetaria estatal. Sin embargo, en la práctica, su comportamiento reciente ha demostrado una correlación creciente con los mercados tecnológicos y de riesgo tradicionales, como el índice Nasdaq.

Este acoplamiento se debe en gran parte a la estructura del inversor actual de Bitcoin, que incluye grandes instituciones y fondos de capital de riesgo que tratan al activo como una inversión de crecimiento a largo plazo con alta volatilidad, similar a una acción tecnológica en sus primeras etapas. Por lo tanto, cuando las condiciones de liquidez se endurecen a causa de la Fed, estos inversores ajustan sus carteras, vendiendo primero aquellos activos que les exponen a un mayor riesgo.

La fortaleza del dólar no solo retira liquidez de los activos de riesgo a través del atractivo de sus rendimientos, sino que también debilita las monedas extranjeras frente al billete verde. Esto hace que Bitcoin sea comparativamente más caro de adquirir para inversores fuera de Estados Unidos o de jurisdicciones con monedas indexadas al dólar, añadiendo una capa adicional de presión bajista a su precio. La expectativa de que la Fed mantenga las tasas altas durante un periodo prolongado de tiempo, o "más alto por más tiempo", se convierte así en un peso constante sobre el potencial de subida del principal activo digital.

Si bien la influencia del dólar fuerte y la política de la Fed es innegable en el corto y mediano plazo, es fundamental analizar si esta dinámica es una condena permanente para Bitcoin.

La principal razón por la que los inversores acuden al dólar en tiempos de incertidumbre es por su liquidez sin parangón y la profunda confianza en la infraestructura legal y financiera de Estados Unidos, a pesar de los déficits o las críticas. Es la herramienta de facto para preservar el poder adquisitivo en periodos de inestabilidad, actuando más por inercia y pragmatismo que por un análisis ideológico de la pureza de la moneda.

No obstante, el valor subyacente de Bitcoin no depende de las decisiones de un banco central, sino de la adopción global de su red descentralizada y su promesa de escasez verificable. A medida que más instituciones financieras globales y más países integren Bitcoin en sus reservas o sistemas de pago, su narrativa de activo de riesgo podría ceder paso gradualmente a la de una reserva de valor genuinamente apolítica.

En este escenario alternativo, la percepción de la fortaleza del dólar como un refugio podría comenzar a erosionar debido a los efectos a largo plazo de las mismas políticas que lo fortalecen temporalmente, como el aumento constante de la deuda estadounidense. Si el mercado comienza a enfocarse más en el riesgo de devaluación persistente de la moneda fiduciaria a lo largo de ciclos económicos (lo que algunos llaman la "enfermedad crónica" de las monedas emitidas por gobiernos) que en el atractivo momentáneo de las tasas de interés, Bitcoin podría empezar a desvincularse del dólar. La demanda estructural impulsada por la adopción y la percepción de una reserva de valor superior podría, eventualmente, superar la presión transitoria ejercida por la política monetaria de la Fed, permitiendo a Bitcoin trazar su propio camino de crecimiento independientemente de los movimientos del DXY.

La percepción latinoamericana equipara la fortaleza monetaria con la salud económica, haciendo del dólar un refugio predilecto en la incertidumbre global. Esta noción, a menudo compartida por corrientes como la libertaria, que ven en la moneda fuerte un sinónimo inequívoco de buena gestión y prosperidad, es, en el mejor de los casos, limitada. 

No obstante, este mismo poder del dólar, impulsado por las tasas altas de la Fed, crea una paradoja: incentiva a los agentes a acumular capital en activos seguros en dólares en lugar de invertir o gastar, lo que provoca una desaceleración económica global y retira liquidez de activos volátiles como Bitcoin. Irónicamente, un dólar más débil relajaría las condiciones financieras mundiales, permitiendo un flujo de capital hacia activos de crecimiento y riesgo, beneficiando así el potencial de recuperación de Bitcoin.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.