Hace casi un año, El Salvador reconoció al bitcoin como moneda de curso legal, siendo la primera nación del mundo en tomar esta iniciativa. Para conocer los impactos de esta decisión y los caminos globales de la criptoeconomía, un equipo de expertos de Monnos viajó al país para verificar la experiencia de ciudadanos y comerciantes. Como resultado, la popularidad de las criptomonedas ha dado visibilidad a El Salvador, pero se necesitan programas de educación financiera.

Los cambios que se han dado en El Salvador se notan rápidamente. En primer lugar, existe una clara mayor visibilidad global del país, atrayendo principalmente a los llamados 'crypto lovers', personas que vienen al país para conocer y entender el movimiento económico que se está produciendo. El propio gobierno salvadoreño lo identificó al planificar el proyecto Bitcoin City, que pretende convertir a la nación en una 'Las Vegas' de la criptoeconomía”, explica Rodrigo Soeiro, fundador de Monnos.

¿Y la población ve este crecimiento de la misma manera? Como el objetivo de Monnos en el viaje era conocer la experiencia de los ciudadanos con el bitcoin como moneda, se realizaron pruebas de uso y entrevistas en 68 puntos de venta diferentes. El resultado fue un diagnóstico dividido en cinco puntos diferentes:

El primero fue una ganancia en la difusión de las criptomonedas: toda la nación ya sabe qué es bitcoin. Independientemente del nivel de conocimiento, gran parte de la población está mínimamente familiarizada con este universo.

El segundo punto es una asociación incómoda de bitcoin como moneda de curso legal para el actual presidente, es decir, quienes lo rechazan no aceptan la moneda, el equivalente a aproximadamente el 25% de la población entrevistada.

El tercer punto es la necesidad de educación financiera, principalmente trayendo los beneficios del uso de bitcoin por parte de los comerciantes. “En algunas entrevistas, los dueños de negocios no aceptaron pagos con bitcoins, pero estaban indignados por tener que pagar el 5% a las marcas de tarjetas de crédito. Eso, sin saber que, en el caso de las criptomonedas, no existiría tal tarifa, algo que los sorprendió cuando pusimos esta información”, señala Soeiro.

El cuarto punto identificó que en las localidades turísticas la adopción de las criptomonedas era natural. Casi todos los “gringos” pagan con criptomonedas, al fin y al cabo se elimina una enorme gama de intermediación que, según los entrevistados, hace que gasten aún más.

El último punto es la seguridad frente a la volatilidad. Hay rumores de que el comerciante, después de las transacciones criptográficas, estaría expuesto a la volatilidad del activo, pero hay una función de conversión automática de dólares en la billetera local, Chivo Wallet, eliminando problemas en caso de una caída.

Soeiro concluye que El Salvador no podría estar en un mejor camino, principalmente porque eligió la criptoeconomía para exponer todo su potencial como nación al mundo. “Hago un llamado a todos los criptojugadores: a participar, estar presente, brindar lo que se pueda para que El Salvador logre lo que se propone, ahí está la oportunidad que todos queremos mostrarle al mundo la verdadera transformación que puede traer la criptografía”.

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