¿Cuándo dejamos de ser sensatos? ¿Cuándo estamos pagando demasiado por algo? ¿Cómo saber cuando vivimos en una fantasía? De hecho, no es muy difícil identificar la existencia de una burbuja financiera. Lo difícil es predecir con precisión el momento de su implosión. Muchos “gurús” del mercado llevan tiempo advirtiendo una sobrevaloración generalizada de casi todo. Lo que resulta muy preocupante, porque la Reserva Federal de los Estados Unidos se está preparando para adoptar una política monetaria menos laxa. ¿Llegó el momento de cambiarnos a “cash”?

¿Qué es una burbuja? Una burbuja, en el contexto financiero, hace referencia a la sobrecompra de un activo. Mejor dicho, los fundamentales del activo no justifican su precio de mercado. El activo está en sobreprecio. Está muy caro. Eso, normalmente, ocurre debido a la especulación. No es raro que los mercados exageren en sus pronósticos. Entonces, es posible comprar caro para luego vender más caro. Los optimistas siempre se las ingenian para encontrar a personas más optimistas que ellos.

Un alza despierta sentimientos de optimismo en un mercado. Los inversores normalmente compran, porque piensan que los precios van a subir. Esas compras aumentan el precio. Y el inversor registra una ganancia. Ese hecho reafirma sus convicciones. Entonces, se vuelve más optimista que antes. Lo que se interpreta como clarividencia en realidad es una profecía autocumplida. El ser humano es un animal social. Estamos biológicamente programados para confiar en el grupo. ¿Qué nos dice el grupo? Durante un periodo de euforia, todas las noticias son positivas. Los analistas nos dan la razón. Twitter nos da la razón. Y los pronósticos son muy alentadores. Nos hemos vuelto locos, pero no somos conscientes de ello, porque el colectivo también se ha vuelto loco al igual que nosotros.

No es muy difícil caer víctima de un delirio colectivo en el mundo de hoy. En la actualidad, desconfiamos de todo. Desconfiamos de las fuentes oficiales. Desconfiamos del gobierno, de la banca, de los expertos y de los medios. Lo único confiable es nuestro nicho. Nuestra pequeña tribu posmoderna. Nuestro influencer favorito. Entonces, si la cuenta con más seguidores nos dice que Bitcoin va a subir a $100.000 muy pronto, lo podemos dar por hecho. La persona que diga lo contrario es un enemigo de Bitcoin. Seguramente, es un creador de FUD y un defensor del statu quo.

Ahora bien, volviendo al tema de las burbujas. ¿Cómo sabemos si una acción está sobrevalorada? Lo más sensato es revisar las ventas del negocio. Palabras menos, palabras más, el verdadero valor de un negocio es su análisis fundamental. Eso, por supuesto, es una visión bastante conservadora del asunto. Nos estamos olvidando del potencial. Supongamos que una compañía es demasiado nueva para mostrar ventas reales, pero se piensa que posee un futuro brillante. En este caso, los inversores justifican su valoración en proyecciones. Eso normalmente se llama valoración por crecimiento. Digamos que Toyota se valora con el viejo método. Y Tesla se valora con este último.

Para muchos, sin embargo, la palabra “crecimiento” en este caso es simplemente un vulgar eufemismo utilizado para poder especular en acciones cuyos precios no concuerdan con sus fundamentales. En lo que se refiere al mercado bursátil como un todo, se podría hacer una comparación entre el valor total de todo el S&P 500 y el Producto Interno Bruto (EEUU): El indicador Buffett. En estos momentos, el indicador Buffett nos advierte de una clarísima y evidente sobrevaluación. De hecho, sí estamos en una burbuja financiera.

¿Por qué hemos llegado tan lejos? Bien sabemos que las valoraciones de los activos no se corresponden con el nivel de producción. Obvio que este boom financiero es artificial. Ha sido impulsado por las inyecciones de liquidez. Es un boom generado por un aumento de la masa monetaria. ¿Cuáles serán las consecuencias del retiro de esta liquidez? Jeremy Grantham, uno de los profetas de este desastre, nos habla de un “Crash Épico”. ¿Qué es un “Crash Épico” en este caso? Una corrección del 50% en todos los índices bursátiles. Aquí no estamos hablando de un pánico de un día. Estamos hablando de un proceso que puede durar varios meses. Cabe destacar que el término “súperburbuja” alude a todos los sectores (mercados bursátiles, mercancías, bienes raíces, etc).

Ahora supongamos que aún nos queda tiempo. El ciclo alcista sigue. Es decir, todavía hay espacio para el crecimiento y la mencionada burbuja no explotará en el futuro cercano. Jamie Dimon, el CEO de JPMorgan, nos dijo en una entrevista que el escenario actual es muy distinto a la burbuja puntocom y a la burbuja inmobiliaria. Si bien es cierto que este boom financiero ha sido generado por el crédito y la deuda pública se ha incrementado significativamente, la deuda privada no es tan preocupante en esta oportunidad. Ese dato es muy relevante. Eso implica que la subida de tasas no tendrá un efecto devastador. Después de todo, una política monetaria menos laxa no necesariamente significa una política restrictiva en extremo. En teoría, todavía es posible continuar con el crecimiento este año. 

Los activos de “transferencia de riqueza” dependen de los activos de “creación de riqueza”. No podemos olvidar que la economía real se basa en la producción de bienes y servicios. En este sentido, no es lo mismo una barra de oro que una granja. Es decir, los activos especulativos no pueden crecer indefinidamente, sin el crecimiento de los activos productivos. Lo voy a explicar de otra manera. Robinson Crusoe se encuentra en una isla desierta. ¿Qué es más importante para él? ¿Una caña de pescar o una moneda de oro?

El dinero es una abstracción. No podemos confundir valor monetario por valor intrínseco. El papel no se come. Y el código no se come. Tarde o temprano, los mercados deben ser un reflejo de la economía real. Las valoraciones pueden alejarse bastante de la realidad por mucho tiempo. Pero la realidad tiende a vencer sobre los delirios temporales en el largo plazo. 

¿Quién tiene la razón? No lo sé. La burbuja puede explotar mañana o en diez años. Pero algo debemos tener muy presente siempre. Los mercados fluctúan. Las cosas cambian. Y las tendencias se revierten. Y no podemos dar nada por sentado. Hay que esperar lo inesperado. Debemos estar preparados para todos los escenarios. Y sería un grave error caer en un exceso de confianza. Siempre debemos estar alertas. Todas las posturas son válidas. No es insensato escuchar todos los argumentos. No está mal escuchar a los optimistas. Pero tampoco es una idea tan terrible escuchar a los más pesimistas.

 

Este es un artículo de opinión y Cointelegraph no se adhiere necesariamente a lo expresado aquí por el autor

 

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