Todo el tema de Bitcoin y su alto consumo energético ha vuelto a surgir a la palestra pública debido a los tuits de Elon Musk. Al parecer, Musk no recibió ese memo. Tesla anunció que aceptaría Bitcoin como forma de pago. Y, a las pocas semanas, cambia de opinión. Claro que con Tesla siempre hay confusión. Todavía no sabemos a ciencia cierta lo que realmente pasó. ¿Vendió? ¿No vendió? No se sabe. Porque a veces se dice una cosa. Y otras veces se dice otra. A Elon Musk le encanta jugar con fuego. Pero lo triste es que cambia de posición varias veces al mes. ¿Dónde quedó la seriedad? 

Lo cierto es que volvemos al tema ambiental. Todo parece indicar que Bitcoin contamina. De hecho, Greenpeace anunció recientemente que dejaría de aceptar donaciones en Bitcoin. Y siempre estamos leyendo que la minería Bitcoin consume más electricidad que muchos países. A veces se compara con el consumo total de Chile. Otras veces con el de Grecia. Pero, sea el país que sea, la comparación impresiona. De manera automática, el cerebro comienza a atar cabos. Bitcoin consume demasiada energía. La energía contamina. Por ende, Bitcoin contamina demasiado. Lo que quiere decir que Bitcoin es “sucio” y las personas preocupadas por el ambiente no deberían tomar parte de semejante “suciedad”. Esta conclusión podría parecer sensata a primera vista. Pero, en el fondo, está llena de falacias. 

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La minería Bitcoin ciertamente requiere energía. Al igual que muchas otras cosas, en efecto, requiere electricidad. Uno se pregunta: ¿Cuánta electricidad consume internet? Desconozco el número exacto, pero me atrevería a decir que la cantidad es enorme. Todos los servidores, los computadores, y los equipos de la red más grande del planeta seguramente consumen cantidades astronómicas de electricidad. Sin embargo, dudo mucho que Greenpeace se retire de internet debido a su alta demanda de energía. 

Los autos eléctricos, por ejemplo, requieren electricidad. Seguramente, las fábricas de Tesla consumen electricidad. Pero nadie pretende señalar que Tesla contamina. Todos sabemos que la electricidad como tal es una energía limpia. Entonces, el problema no es la demanda de energía. El problema no es la electricidad. El problema yace en el uso de consumibles fósiles en la generación de electricidad. 

Supongamos que la electricidad de nuestro hogar es generada con combustibles fósiles. ¿Qué opciones tenemos? En primer lugar, nos podríamos mudar. Otra opción es dejar de usar electricidad. Por último, podríamos promover la implementación de energía limpia. No hay que ser genio para saber que la promoción de la energía limpia es la opción más sensata. Sin embargo, este es un proceso que toma tiempo. 

Volviendo a los números. Sabemos que China es grande en minería Bitcoin. Los mineros buscan energía económica. Y el sureste chino cuenta con la infraestructura ideal para establecer una granja minera. Pero la generación eléctrica ahí depende bastante de los combustibles fósiles. Lo que implica que todo lo que ahí habita está consumiendo energía sucia. Los hogares, las oficinas, los restaurantes, las fábricas, los hospitales, las tiendas y las plazas públicas de la zona están contaminados. En consecuencia, los mineros también. 

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Supongamos que hacemos un estudio y contamos todos los restaurantes en China consumiendo energía sucia. Seguramente estaríamos hablando de un número bastante elevado. Pero no paramos ahí y decidimos contar todos los restaurantes del mundo que consumen electricidad, sucia o limpia. Luego, debido a estas cifras, concluimos que comer en restaurantes es contaminante. Al siguiente día, Greenpeace anuncia que sus miembros dejarán de comer en restaurantes. Un planteamiento así sería tan ridículo como risible. Sin embargo, la prensa constantemente comete ese mismo error con la minería bitcoin. 

Todos los mineros se colocan en el mismo saco. Se insinúa que toda la electricidad consumida por todos los mineros del mundo es contaminante. Y, listo, Bitcoin es un negocio sucio. Greenpeace no quiere tener ningún vínculo con Bitcoin. El genio Elon Musk expresa su preocupación. Entonces, en el imaginario colectivo, Bitcoin se establece como “no verde”. Ahora bien, ¿Cuántos productos, provenientes de China, utilizaron energía “sucia” en su fabricación? ¿Cuántos productos y servicios provienen de lugares con electricidad “sucia”? 

Dudo mucho que Musk no se haya percatado de este importante detalle. ¿Un Tesla que se alimente de electricidad generada por combustibles fósiles es realmente verde?  Uno podría llegar a pensar que Elon Musk, por ser un genio que todo lo sabe, se presente con argumentos más profundos en esta materia. Pero lo que obtenemos son chistes y mensajes ambiguos. Por otro lado, Cathie Wood, de Ark Invest, ha sido la persona que está haciendo el trabajo de cambiar la narrativa en Wall Street. Ella, de todas las personas, está presentando a Bitcoin como una solución verde al proponer la minería Bitcoin como un complemento dentro de la energía limpia. 

El exceso de energía suele ser un problema para las plantas. La minería Bitcoin puede convertirse en un gran aliado en ese proceso. De hecho, es bastante probable que las grandes operaciones mineras en el futuro sean, en efecto, compañías energéticas. Y Bitcoin funcione como fuente de financiamiento para proyectos verdes. En lo personal, pienso que la comunidad bitcoin debería montarse en eso. 

No creo que la solución final sea cambiar el algoritmo de Prueba de Trabajo. Es preferible asociarnos a proyectos verdes en todo el mundo. El problema de fondo no es la minería bitcoin. El verdadero problema es la generación eléctrica usando combustibles fósiles. China, en particular, es responsable por sus medidas laxas en materia ambiental. Bitcoin no debería cargar con esa culpa. Si bien es cierto que hay muchos mineros en China, la contaminación se genera en las plantas eléctricas. La solución yace en el cambio tecnológico de las plantas. 

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Ahora, a estas alturas del cuento, tenemos a un Elon Musk supuestamente preocupado por Bitcoin en materia ambiental. Luego, de apoyar y comprar. Con el precio por las nubes. Entonces, ahora es que nos vienen con el cuento de que la minera Bitcoin consume electricidad. Uno podría comprender que el público caiga en la trampa de narrativas engañosas que colocan a Bitcoin como sinónimo de contaminación. Pero Elon Musk podría usar su influencia para iluminar el asunto. Sin embargo, nuestro genio ha escogido jugar el rol del payaso. 

Tengo fe de que más personas como Cathie Wood se unan a la propuesta de soluciones. No estaría mal, para la minería en general, depender menos de China. Y esa unión estratégica con las compañías verdes planteada por Wood podría ser la gran alternativa.