El inversor no tiene más opción que convertirse en un futurista. Se invierte hoy, pensando en el mañana. Sin embargo, las expectativas de los demás en torno al futuro son más relevantes para nuestras inversiones que nuestras propias expectativas. Lo que, para el inversor ingenuo, podría parecer muy extraño. Pero no es tan extraño. De hecho, es muy sensato. Por esta razón, nuestros pronósticos deben hacerse con la cabeza y no con el corazón.

Supongamos por un momento que nos gusta mucho un inmueble. Todo sobre el inmueble nos encanta. Nos gusta la ubicación. Nos gusta la arquitectura. Y nos gustan los alrededores. Ahora bien, aquí hay dos cosas dignas de nuestra consideración. En primer lugar, debemos considerar los gustos mayoritarios. Es posible que nuestros gustos personales no coincidan con el gusto mayoritario. En este caso, la demanda no será muy elevado. Sin embargo, debido a un sesgo cognitivo muy potente, nosotros seguramente sentiremos la tentación de pensar lo contrario. Nos encanta pensar que los demás piensan como nosotros. Sin embargo, eso no siempre es cierto.

En segundo lugar, también es sumamente relevante tomar en cuenta la demanda futura. Aquí no tenemos más opción que realizar un estimado. ¿Cuáles son los factores que podemos analizar a la hora de hacer nuestras proyecciones? Bueno, podemos empezar por la demografía, las tendencias, los cambios en gustos, el crecimiento económico, y las expectativas de los demás. ¿El área está creciendo?

Al sopesar la posible compra de este inmueble como una inversión, nuestros gustos personales no son tan relevantes como las preferencias mayoritarias y las proyecciones a futuro de la zona. Si caemos en el error de pensar que todos piensan como nosotros, es muy posible que perdamos dinero en el proceso. Claro que todavía podemos tener suerte. Pero la suerte no es un método que da muy buenos resultados a largo plazo.

Para ganar dinero invirtiendo, hay que comprar barato y vender caro. Eso quiere decir que la demanda de mañana tiene que ser mayor que la demanda de hoy. ¿Y cómo podemos predecir esto? Con mucha dificultad. Pero no es imposible. Supongamos que vendemos chocolates y flores. No hay que ser un genio para saber que Navidad, el día de las madres y el día de San Valentín son días de alta demanda. Del mismo modo, no sería muy insensato asumir que una pareja de recién casados, pronto, querrá comprar una casa. Tampoco sería muy insensato asumir que alguien en paro laboral se verá en la obligación de disminuir sus gastos. Por ende, predecir el futuro es imposible. Pero sí podemos realizar algunos pronósticos basados en las costumbres, la demografía, y la economía.

Muchas cosas nos están indicando en este momento que la próxima década será muy distinta a las décadas anteriores. Por un lado, el proceso de globalización seguramente experimentará una desaceleración debido a un retorno a una producción más regional. Lo que, en efecto, reducirá los riesgos sistémicos (expuestos durante la pandemia), pero, lamentablemente, aumentará los precios.

Por otro lado, debido a un ambiente geopolítico sumamente tenso, muchos gobiernos no tendrán más opción que incrementar sus gastos en defensa. Adicionalmente, la población en Estados Unidos y Europa está envejeciendo. Lo que implica un incremento del gasto en salud. Y lo que también implica un patrón de consumo e inversión mucho más conservador. En fin, la desglobalización combinada con un creciente gasto fiscal y una situación macroeconómica mucho más complicada que antes prometen un futuro muy distinto a lo vivido durante las últimas décadas.

La Reserva Federal de los Estados Unidos debe utilizar todas las herramientas a su disposición para bajar la demanda. De este modo, al equilibrar la demanda con el suministro, lograr el objetivo deseado de 2% de inflación anual. Eso es necesario para obtener estabilidad monetaria. Sin embargo, ese enfriamiento forzado, pese a ser necesario, seguramente traerá mucho dolor. Cuando el crédito es más costoso, las personas gastan menos. Eso normalmente implica una reducción de los ingresos. Lo que normalmente significa un aumento del desempleo. Es decir, al tener menos dinero en el bolsillo, todo baja de precio. Y eso no solo aplica en el caso de los bienes y servicios. También aplica para los activos financieros.

Es muy improbable que una inflación inducida principalmente por fallas en las cadenas de producción y distribución se controle con una reducción de la demanda vía política monetaria sin algo de dolor. El problema es que aún estamos muy temprano en este proceso. En otras palabras, el pronóstico no es muy alentador. Porque, durante los próximos meses, tendremos un proceso de desaceleración.

Ahora bien, esto no significa el fin del mundo. Tampoco significa la muerte de Bitcoin. Pero sí significa que no es muy sensato comenzar a declarar el fin de este ciclo bajista. Pese a la atípica estabilidad de Bitcoin dentro de este canal de consolidación ($21.6K-$18.7K), todavía es muy temprano para cantar victoria. Necesitamos compradores. Y, en este momento, hay una escasez de compradores. Porque la mayoría de las inversiones están acumulando efectivo y bonos esperando por mayor claridad en estos tiempos de incertidumbre. Así de sencillo.

En relación al precio de Bitcoin, muchos se apoyan exclusivamente en las gráficas para realizar sus pronósticos. Utilizan los ciclos bajistas del pasado como una referencia para predecir. Sin embargo, esto no es muy racional. Aquí lo importante no es el precio de ayer. Lo importante es el precio de mañana. El precio de mañana es lo que determinará, si hemos hecho o no una buena inversión hoy.

El precio de un activo puede bajar mucho. Sin embargo, esto no significa necesariamente que el activo esté “barato”. Lo “barato” o “caro” de un activo no depende del ayer. Depende del mañana. ¿De dónde saldrá el dinero para comprar? ¿De dónde saldrá la demanda?

Nuestro optimismo debe ser justificado. Nuestras expectativas deben ser racionales. O sea, debemos mirar al futuro. Debemos utilizar la observación y la razón para anticipar la llegada de la demanda. Si pensamos que los compradores llegarán solos porque Bitcoin está a “buen precio”, estamos cayendo en el autoengaño. Los compradores comenzarán a llevar cuando anticipen una mayor demanda. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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