El oro, principal reserva de valor mundial y de la que tanto se dice que Bitcoin puede arrebatarle su lugar, durante la primera mitad de 2023 registró, en cuanto a las compras, un récord por parte de los bancos centrales, encabezados nada menos que por China, Rusia y organizaciones como el Consejo Mundial del Oro. Desde SchiffGold informaron de un aumento asombroso en comparación con 2022:

"En lo que va del año, los bancos centrales han comprado la asombrosa cifra neta de 800 toneladas, un 14% más que en el mismo período del año pasado".

En este sentido, desde SchiffGold señalan que existen, al día de hoy, muchos indicadores de que la ola de compras por parte de los bancos centrales continuará durante, al menos, la primera mitad del presente año.

En contexto, mencionan a la aceleración de la desdolarización como uno de los factores que podría originar esto, y principalmente a medida que potencias como China y Rusia continúan alejándose estratégicamente cada vez más de la hegemonía del dólar.

Además, añaden que las acciones de la administración Biden para aislar a Rusia con sanciones a raíz del conflicto de Ucrania sólo brindan un mayor impulso para que los rusos se continúen desinvirtiendo en todo lo que puedan del dólar estadounidense. A la vez, con un rublo volátil y una ola de nuevo gasto estadounidense para alimentar sus guerras en Ucrania e Israel, comentan que “tiene sentido que las arcas de oro de Rusia sigan creciendo”.

Por otro lado, apuntan que en caso tal de que la Reserva Federal llegase a proclamar la victoria contra la inflación, esto -a su juicio- significará en realidad que: han renunciado a combatirla y, por lo tanto, no tendrán más remedio que bajar las tasas de interés en 2024, originando, por una parte, que los bancos centrales busquen una forma de protegerse contra esas políticas monetarias más abiertas.

Dicho esto, explican que tasas más bajas en 2024 refuerzan los argumentos a favor de una inflación aún mayor, que provocaría un desplome del dólar y un aumento de los precios relativos del oro y otras materias primas.

Lo único que hay que hacer es olvidar lo que dicen los bancos centrales y observar lo que hacen. El escenario está preparado para que los bancos agreguen más oro a sus reservas para protegerse contra las presiones a la baja sobre el dólar, incluso cuando la Reserva Federal canta victoria sobre la batalla contra la inflación. La única pregunta es qué ocurrirá primero: ¿una crisis del dólar o un colapso de la deuda soberana? Los banqueros centrales no van a esperar para descubrirlo”, comentaron.

Por último, de acuerdo con SchiffGold, muchos economistas y funcionarios de la Reserva Federal al parecer no han perdido la esperanza de un "aterrizaje suave" el próximo año, lo que implicaría una disminución de la demanda de oro.

Sin embargo, comentan que a su juicio, y a medida que pasa el tiempo, esta es una afirmación que podría resultar hueca, ya que, ante más signos de inestabilidad, inflación, deuda con rendimiento negativo y locura en un año electoral, se despierta la fuerte necesidad de seguridad a lo largo de este año cuando, más allá de las afirmaciones que los banqueros y funcionarios estadounidenses puedan hacer en público, la realidad existente es que los bancos centrales saben que “necesitan seguir devorando oro”.

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