Brian Armstrong, CEO del exchange de criptomonedas Coinbase, expresó su postura sobre la regulación de la inteligencia artificial (IA) en una publicación reciente en la plataforma de medios sociales X (antes Twitter). 

El 23 de septiembre, Armstrong explicó que considera que la IA no debería regularse. Según el CEO de Coinbase, el espacio de la IA necesita desarrollarse lo antes posible por razones como la seguridad nacional. Además, Armstrong también señaló que a pesar de las mejores intenciones de los reguladores, la regulación "tiene consecuencias no deseadas", argumentando que mata la innovación y la competencia.

Inclúyanme entre los que creen que la IA no debe regularse.
Necesitamos avanzar en ella lo más rápido posible por muchas razones (incluida la seguridad nacional). Y el historial de regulación es que tiene consecuencias no deseadas y mata la competencia/innovación, a pesar de las mejores...

El directivo de Coinbase puso como ejemplo internet. Armstrong considera que hubo una "edad de oro de la innovación" en internet y el software porque no estaban regulados. El CEO de Coinbase sugirió que lo mismo debería aplicarse a la tecnología de IA. 

Además, Armstrong también presentó una alternativa a la regulación en términos de protección del espacio de la IA. Según el ejecutivo, sería mejor "descentralizar y abrir el código fuente de la IA para dejar que todo salga a la luz".

Mientras tanto, varias jurisdicciones de todo el mundo han empezado a regular la IA o expresan su preocupación por sus posibles efectos. El 15 de agosto entraron en vigor las directrices provisionales de China para la actividad y gestión de la IA. La normativa se publicó el 10 de julio y fue fruto del esfuerzo conjunto de seis organismos gubernamentales del país. Se trata del primer conjunto de normas sobre IA que se aplica en el país en medio del reciente auge de la IA.

En el Reino Unido, el regulador de la competencia estudió la IA para identificar su posible impacto en la competencia y los consumidores. El 18 de septiembre, la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido concluyó que, aunque la IA tiene el potencial de cambiar el trabajo y la vida de las personas, los cambios pueden producirse demasiado rápido y podrían tener un impacto significativo en la competencia.

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