Opinión de: Gaurav Sharma, CEO de io.net
La inteligencia artificial puede estar en sus primeras etapas, pero ya ha logrado importantes avances científicos y tecnológicos en todo el mundo desarrollado. Desafortunadamente, estos desarrollos han tenido un costo: la peligrosa centralización de la IA.
En la lista de Forbes de 2025 de las 50 principales empresas privadas de IA, todas tienen su sede en el mundo desarrollado, con un 80% en EE. UU.
La IA sigue sesgada hacia los gigantes tecnológicos bien capitalizados en el mundo desarrollado.
Para muchos en las economías emergentes, el precio de entrada a la revolución de la IA es inalcanzable. Necesitamos asegurar que la innovación y el desarrollo de la IA sean accesibles para la gama más amplia de proyectos.
El desequilibrio en el acceso a la IA
En el centro del problema se encuentra el acceso a la computación. Entrenar e implementar grandes modelos de IA requiere una vasta potencia de GPU. La oferta no ha mantenido el ritmo, elevando el precio de los chips H100 de Nvidia a más de 30.000 dólares.
Una ambiciosa empresa de investigación de IA podría gastar el 80% o más de su financiación en computación, recursos que de otro modo podrían destinarse a I+D o talento. Los gigantes tecnológicos bien financiados pueden recaudar miles de millones para asegurarlos. El resto del mundo no puede.
Las consecuencias son de gran alcance. La innovación impulsada por la IA corre el riesgo de convertirse en una tecnología de monopolio, controlada por un puñado de corporaciones y naciones. Las aplicaciones prometedoras de la IA en la agricultura, la educación o la atención médica en las economías en desarrollo quizás nunca se materialicen, no por falta de talento, sino por el acceso limitado a la computación.
Geopolíticamente, la escasez de computación está empezando a reflejar la del petróleo o el silicio. Las naciones sin acceso soberano a la computación se verán obligadas a importarla, creando dependencias de países que quizás no se alineen con sus objetivos nacionales y exponiendo a los importadores a mercados extranjeros de energía y bienes raíces. Estas dependencias amenazan la competitividad económica y la seguridad nacional.
Los peligros de centralizar la influencia de la IA
Si el acceso a la computación permanece concentrado en los países desarrollados, también lo hará la influencia.
La tecnología de IA de frontera, desde los LLM hasta los modelos de difusión, estará moldeada por las mismas perspectivas, reduciendo la diversidad e incrustando riesgos sistémicos. Las naciones en desarrollo corren el riesgo de quedar excluidas de contribuir o beneficiarse de la tecnología que define la economía global.
La centralización asegura que los retornos desproporcionados fluyan hacia aquellos con acceso privilegiado, dejando atrás a los actores más pequeños, a menudo aquellos que construyen herramientas relevantes a nivel local. Con el tiempo, las barreras para competir en el mercado de la IA podrían convertirse en un oligopolio desestabilizador, excluyendo al mundo en desarrollo de un cambio industrial clave. El control concentrado de la infraestructura siempre ha producido distorsiones, y la IA no será diferente.
Equilibrando la balanza con la computación descentralizada
La solución a los desafíos de accesibilidad y centralización es sorprendentemente simple: marketplaces de computación impulsados por la blockchain. Así como Uber liberó coches inactivos y Airbnb liberó habitaciones libres, los marketplaces de computación descentralizados liberan hardware subutilizado. El resultado son precios más bajos y un ecosistema de proveedores y consumidores más diverso y resiliente.
El papel crítico de la blockchain
Sin la blockchain, este modelo no sería posible. Los tokens son la capa de coordinación y confianza, alineando los incentivos en las redes de infraestructura física descentralizadas (DePINs). Las DePINs líderes requieren que los proveedores de computación apuesten tokens para incentivar la fiabilidad, con penalizaciones por tiempo de inactividad. Los desarrolladores pagan en tokens, permitiendo una liquidación sin problemas a través de las fronteras.
Para los proveedores de hardware, las recompensas tokenizadas crean una economía más justa: compensan a los propietarios de computación en función del uso, proporcionando ingresos previamente no disponibles sin sacrificar su propósito principal. Para los desarrolladores, el acceso a una computación más barata incentiva la participación y la innovación en IA. Esto crea un ciclo de retroalimentación virtuoso, a medida que más participantes se unen al mercado de computación descentralizada, la computación se vuelve más asequible y abundante.
Abordando los desafíos
Algunos críticos han argumentado que la computación descentralizada no es tan eficiente como la de los hiperescaladores, citando preocupaciones de latencia y calidad. La realidad es bastante diferente. Las DePINs ofrecen un rendimiento competitivo en latencia, concurrencia y rendimiento. Técnicas como el enrutamiento inteligente de cargas de trabajo, la creación de redes en malla y los incentivos tokenizados para una alta disponibilidad ayudan a mantener el rendimiento y optimizarlo dinámicamente según las necesidades de la carga de trabajo.
Además, ciertas DePINs han construido exploradores de red transparentes, lo que permite a los desarrolladores e inversores verificar las afirmaciones de rendimiento en tiempo real. Estos mecanismos ayudan a hacer que las DePINs sean aún más fiables y rentables que los proveedores tradicionales.
Las DePINs también son más diversas que las ofertas de los hiperescaladores. Más de 13 millones de dispositivos están en línea hoy, lo que permite a los desarrolladores aprovechar un amplio espectro de hardware y encontrar la herramienta adecuada para sus proyectos de IA, desde GPUs de alto rendimiento de grado de nube hasta dispositivos de borde especializados.
Un campo de juego equitativo para la IA
Tenemos una pequeña ventana para definir el panorama tecnológico para las generaciones futuras. Muchas corporaciones estadounidenses y chinas pueden haber tomado la delantera, pero los marketplaces de computación descentralizada ofrecen una alternativa prometedora. Al reducir los costos y ampliar el acceso, startups, scaleups, investigadores y empresas a nivel mundial pueden competir de manera más equitativa. Las economías emergentes pueden construir modelos para sus propios idiomas, sistemas de salud, creencias culturales y necesidades financieras.
La cuestión no es si la descentralización es necesaria, sino cómo incorporar a los desarrolladores de todo el mundo a esta oportunidad, mientras se aumenta simultáneamente el número de empresas que listan su computación excedente en las DePINs. Solo descentralizando la computación podrá la IA volverse verdaderamente accesible y servir a la mayor cantidad de personas posible, en lugar de solo a los oligopolios establecidos.
Opinión de: Gaurav Sharma, CEO de io.net.
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