Cuando Fabio Panetta, miembro del Consejo de Administración del Banco Central Europeo, se dirigió a la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea en abril, subrayó la importancia de la privacidad en cualquier posible lanzamiento futuro de una CBDC.

El BCE había llevado a cabo una consulta pública sobre la posibilidad de un euro digital, en la que se recabó la opinión de más de 8,000 personas y empresas. Las respuestas sugieren que la privacidad es la principal preocupación en torno a la emisión de una moneda digital del banco central.

Otras respuestas de la encuesta destacaron la necesidad de que un euro digital proporcione pagos seguros (18%), mientras que otras se centraron en los pagos transfronterizos dentro de la Unión Europea (11%). Algunos encuestados destacaron la necesidad de que las comisiones sean bajas (9%), y la posibilidad de utilizar el sistema aunque esté desconectado (8%).

"Como ya he mencionado, la privacidad surge como la característica más importante de un euro digital. La protección de los datos personales de los usuarios y la garantía de un alto nivel de confidencialidad serán, por tanto, una prioridad en nuestro trabajo", afirmó Panetta.

De hecho, el BCE ha estado explorando técnicas de mejora de la privacidad incluso desde antes de que surgiera el concepto de un euro digital. Las investigaciones preliminares sugerían que podría vigilarse un sistema digital para detectar actividades ilícitas, al tiempo que permitía la transparencia y la privacidad.

Sin embargo, aunque el BCE parece estar haciendo todo lo posible para lanzar la CBDC con características de privacidad, no todo el mundo está de acuerdo en que el resultado final sea tan bueno.

Anne Fauvre-Willis, ex directora de productos de Apple y actual directora de operaciones de Oasis Labs, afirma que la UE se ha mostrado favorable al concepto de privacidad del consumidor en el pasado. Pero eso no servirá de mucho si el euro digital se emite en un sistema centralizado.

"La UE ha tenido un buen historial en cuanto a la privacidad de los consumidores, pero sigue siendo un sistema centralizado", le dijo Fauvre-Willis a Cointelegraph, y añadió: "En lugar de permitir esto a través de un banco centralizado, ¿por qué no potenciar un protocolo descentralizado para hacerlo?

Si se emitiera un euro digital en la blockchain de Ethereum, por ejemplo, estaría sujeto al mismo nivel de descentralización y autonomía que Ether (ETH) y cualquier otro token emitido a través de Ethereum.

No obstante, la posibilidad de que un banco central le ceda todo el control de su oferta monetaria a una red descentralizada parece extremadamente improbable.

Es más, el deseo natural de los seres humanos de tomar el camino más fácil disponible podría hacer que los usuarios acudan en masa al euro digital, independientemente de la privacidad a la que renuncien en el proceso, dice Fauvre-Willis.

"En lo que respecta a la adopción del euro digital, desgraciadamente creo que la facilidad le ganará a la privacidad", afirma Fauvre-Willis.

"La privacidad es una característica importante, pero no es suficiente para que la gente cambie por sí sola su comportamiento. Por otro lado, los que realmente creemos en la privacidad, tenemos que esforzarnos al mismo tiempo por hacer productos convincentes y que cambien la vida, y al hacerlo tenemos que esmerarnos en que la privacidad sea el centro de lo que hacemos", añadió.

El BCE sigue investigando la posibilidad de un euro digital, y se espera que la decisión final se tome en el verano de 2021.

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