Las preocupaciones en torno a la inflación en los Estados Unidos se han moderado un poco, pero no han desaparecido del todo. De hecho, los precios siguen subiendo de manera acelerada en el auge de la recuperación. Si en los primeros meses de la pandemia el problema era la desaceleración económica, ahora se teme un sobrecalentamiento económico. ¿Es la inflación una amenaza para la recuperación? 

En este tema, los analistas se dividen en dos: Los que piensan que la inflación es permanente y los que piensan que es transitoria. El primer bando es el más pesimista. Ellos piensan que la inflación es producto del mal manejo monetario. El segundo bando es el más optimista. Ellos piensan que la inflación es producto de las fallas temporales en las cadenas de distribución y producción. En mi opción, ambos bandos se equivocan. Y ambos bandos tienen razón. Si bien es cierto que las inyecciones de liquidez han sido excesivas y en muchos casos inadecuadas, también es cierto que los precios han subido en gran parte por la crisis logística. Todo depende del sector en cuestión. 

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El petróleo, por ejemplo, ha subido muchísimo desde su vertiginoso colapso durante el primer trimestre del 2020. La crisis fue tal que vimos precios negativos. Ahora bien, ¿por qué su precio ha subido tanto últimamente? En primer lugar, por el aumento de la demanda con la vuelta a la normalidad. De hecho, bien se sabe que los inventarios están repletos debido a compras de pánico. En segundo lugar, por la baja producción. Los países productores de petróleo no se han preocupado en aumentar la producción en niveles prepademicos, porque seguramente están pagando deudas antes de invertir en mayor producción. Dudo mucho que la situación se torne permanente, porque unos precios demasiado altos podrían matar la demanda e impulsar el crecimiento de las alternativas eléctricas. Además, la OPEP como cartel no es ni la sombra de lo que fue en los años 70s. 

Otro rubro interesante es el automotriz. Los vehículos usados han aumentado mucho de precio debido a la escasez de vehículos nuevos. ¿Por qué no hay vehículos nuevos? Bueno, los fabricantes han experimentado retrasos extraordinarios debido a la escasez de partes. La escasez global de micro conductores, en particular, ha causado muchos estragos. La producción de micro conductores es lenta y centralizada. Y las nuevas órdenes han sido demasiadas, porque llegaron todas al mismo tiempo. Obviamente, esta situación se ve reflejada en los datos de inflación. Energía, materiales, y construcción son los sectores que han subido sin piedad. 

“La inflación es siempre un fenómeno monetario”, fue una frase acuñada por Milton Friedman que ya es un dogma entre los ultraconservadores. Dogma quiere decir que es prácticamente un artículo de fe. Lo que implica que es una pérdida de tiempo debatir sobre esto con los creyentes. El detalle es que hoy sabemos que la inflación no siempre es un fenómeno monetario. En este caso, no lo dice un dogma. Lo dice la evidencia científica. Existen otras variables como factores psicológicos, la velocidad de dinero, ficciones en la distribución y deficiencias en la producción a considerar. No todo es un asunto de dinero. El pensamiento económico ha progresado bastante desde los 90s. 

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Otro tema sensible: La deflación. Los libertarios y ultraconservadores tienden a considerar a la deflación como algo muy beneficioso. Pero el consenso se inclina hacia la dirección opuesta. Los economistas, los políticos, y las autoridades monetarias de torno consideran la deflación como un mal y la inflación moderada como un bien. He aquí el gran choque que existe entre la gran mayoría y una minoría disidente. No es tan complicado. El alza de los precios estimula la producción. La deflación, por otro lado, reduce los ingresos y genera desempleo. Claro que los libertarios defienden la deflación debido a su ética espartana. Algo así: La sangre es necesaria para que sobrevivan los más fuertes. Lo que no te mata te hace más fuerte. Muy bonito en la teoría. Trágico en la práctica. 

Sin las inyecciones de liquidez, la recuperación habría tomado años. La tensión social seguramente habría causado una mayor inestabilidad política. Es decir, las vías libertarias son peligrosas. Me refiero a la supremacía del individuo y la eliminación absoluta de la ayuda estatal. ¿Por qué? Porque, nos guste o no, la ciudadanía pide ayuda en las crisis. De lo contrario, sale a protestar. 

Ahora bien, ¿tendremos inflación? Bueno, ya tenemos inflación en los Estados Unidos. En muchos sectores, la producción está recuperándose, pero en otros no. En algunos rubros, la inflación seguramente será transitoria, pero en otros rubros tal vez no. Lo que implica que debemos seguir muy de cerca los datos. 

¿Qué significa esto para los inversores? Afortunadamente, el inversionista promedio es lo bastante inteligente como para invertir en activos. O sea, por lo general, lo que se mantiene en efectivo es el mínimo necesario. El inversor inteligente sabe que la mejor protección contra la inflación es la inversión en activos productivos. Cada vez que la inflación se vuelve una preocupación, los activos del sector “valor” suben de precio debido a un aumento de la demanda. Eso no es una casualidad. Y los activos del sector “growth” bajan de precio debido a los temores por un posible cambio en la política de la Reserva Federal. El sector “valor” depende mucho de los ingresos reales generados por la actividad económica real. Y el sector growth, por otro lado, es un sector mucho más especulativo y depende más de una política monetaria laxa por parte de la FED. 

Ahora una nota curiosa: Para el extranjero, la inflación en Estados Unidos no es tan importante. Me refiero a los precios en su mercado interno. Es importante porque todos compramos cosas de los Estados Unidos, pero en este sentido es más relevante la tasa de cambio del dólar con la divisa local. Por ejemplo, Venezuela cuenta con una de las tasas de inflación más elevadas del mundo. Cualquiera se inclinaría a pensar que todo en Venezuela es barato para el que tiene dólares. Error. 

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La lógica convencional es así: Si hay mucha inflación, eso quiere decir que la moneda local es muy débil. Lo que a su vez significa que una moneda fuerte compra mucho. Sin embargo, en Venezuela un BigMac es más caro que uno en Suiza. ¿Por qué? En Venezuela, la producción es poca. Sin embargo, los dólares de algún modo u otro entran al país en cantidad. Remesas, lavado de dinero, manipulaciones por parte del Gobierno, venta de las reservas, etc. Lo que quiere decir que la tasa de cambio Bolívar/Dólar no refleja la realidad. Todo es excesivamente caro en Venezuela según los estándares internacionales. Pero para un europeo ahora Estados Unidos es barato. En fin, el mundo de las divisas no es sencillo. 

Irónicamente, el precio de Bitcoin sube en la medida que se disipan las preocupaciones en torno a la inflación en los Estados Unidos. Aquí obviamente hay un choque entre el dogma y la conveniencia. Por experiencia, en el mercado cripto siempre gana la conveniencia. Si el precio de Bitcoin aumenta, todos estaremos felices. Luego, la ideología pasa a un segundo plano. Para nadie es un secreto que Bitcoin se ha alineado al sector growth. Bitcoin es un activo de optimistas. Se beneficia de la prosperidad. Si la recuperación se mantiene sin inconvenientes, la inflación logra moderarse, y la FED sigue con la misma política, el precio de Bitcoin será uno de los principales vencedores.