El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha observado que los gobiernos aún no han abordado todas las formas en que las criptomonedas podrían gravarse, y que la cantidad de impuestos que no se declaren o recauden podría ascender a decenas de miles de millones de dólares. Sin embargo, esta idea no reduce la variedad de retos que plantea la fiscalidad de las criptomonedas.

El "semianonimato" de las criptomonedas, su doble naturaleza como vehículo de inversión/medio de pago y su elevada volatilidad complican la tarea de los recaudadores de impuestos más allá de sus capacidades actuales, según un nuevo documento de investigación del FMI. Aún no hay consenso sobre cómo gravar las criptomonedas: como ingresos, ganancias de capital (que es lo más común) o juegos de azar, y no ayuda que los sistemas fiscales se diseñaran antes de la aparición de la tecnología blockchain, que ha dado lugar a una serie de activos que necesitan un tratamiento separado.

El documento señalaba que las criptomonedas no son un medio especialmente eficaz para la evasión fiscal debido a sus elevadas comisiones y volatilidad. Sin embargo, si se pudiera aprovechar el potencial de recaudación de los impuestos sobre las criptomonedas, la fiscalidad "correctiva" podría ayudar a contrarrestar la influencia no deseada del cripto en los factores macroeconómicos, así como a promover los objetivos ecológicos. El documento señalaba que se está explorando la fiscalidad ecológica, pero deben estudiarse más mecanismos.

El documento citaba una investigación de seguimiento de las criptotransacciones en relación con las declaraciones de las autoridades fiscales de Estados Unidos. Demostró que el mercado responde a las orientaciones de las autoridades fiscales, lo que a veces indica nuevos intentos de evasión.

Existen "relativamente pocos trabajos analíticos o pruebas empíricas en los que basarse", a pesar de que "en principio se dispone de grandes cantidades de datos sobre transacciones en criptomonedas", afirma el FMI. La popularidad de las criptomonedas en las economías emergentes, donde la tecnología de recogida puede ser limitada, es otro inconveniente, aunque incluso cuando se incautan criptomonedas, como en el caso de la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos, el método para hacerlo no queda claro.

Además, el mercado de criptomonedas está dividido entre grandes y pequeños tenedores, que también pueden requerir un tratamiento separado.Un diseño fiscal adecuado es crucial. Por ejemplo, podría imponerse un impuesto a tanto alzado a las transacciones anónimas. El reto no es el anonimato, sino la tecnología:

"Lo que impide su aplicación anónima en el caso de la tecnología blockchain es la incapacidad de las autoridades fiscales para adentrarse en la red".

El deseo de resolver estos problemas también es un problema:

"La tecnología de libro mayor distribuido [...] podría en última instancia resultar valiosa para la administración tributaria; y el uso de contratos inteligentes (programas autoejecutables) dentro de blockchains, por ejemplo, podría en principio ayudar a asegurar las cadenas de cumplimiento del IVA y hacer cumplir las retenciones".

Los exchanges centralizados podrían presentar más oportunidades que sus homólogos descentralizados para vigilar el cumplimiento de las obligaciones fiscales, señalaba el documento, aunque habría que trabajar para ponerlo en práctica. Las medidas obligatorias contra el blanqueo de capitales y de conozca a su cliente serían inadecuadas a efectos de información fiscal, afirmó.

Según el FMI, un punto de partida para aumentar el cumplimiento de las obligaciones fiscales sería imponer mayores obligaciones de información a los mineros de criptomonedas. El impuesto sobre las ventas y el impuesto sobre el valor añadido (IVA) se han tenido poco en cuenta y son una maraña de incoherencias en lo que respecta a criptomonedas.

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