El tío Sam está endeudado hasta el cuello. Las deudas se han acumulado muchísimo y nadie parece muy interesado en frenar la tendencia. Se espera que para el próximo año la deuda pública de los Estados Unidos supere su Producto Interno Bruto. Y, para colmo de males, la brecha seguirá creciendo en los años subsiguientes. Mientras esto sucede, los políticos no parecen muy preocupados. Muchos no comprenden tanta apatía con la deuda. La prensa siempre habla de la deuda con gran alarma. Y muchos han indicado la gravedad del asunto. Sin embargo, las autoridades hacen caso omiso. ¿Qué rayos pasa con la deuda pública en los Estados Unidos? 

El Gobierno se permite dejar correr el déficit en gran parte porque puede. Subir los impuestos en los Estados Unidos nunca es sencillo, porque todo eso debe pasar primero por el Congreso y ahí todo es muy complicado. El tema de los impuestos es muy delicado. Y es muy raro alcanzar acuerdos bipartidistas al respecto. El presupuesto es otro tema polémico. Pocos quieren una burocracia demasiada grande. Los republicanos, sobre todo, siempre están promoviendo la filosofía del Gobierno pequeño. Y no es fácil aprobar un presupuesto demasiado grande en el clima político actual. 

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Sin embargo, los partidos no pueden parar el gasto. Los republicanos siempre hablan de Gobierno pequeño, pero les encanta darle mucho dinero a la defensa. Las demócratas prefieren colocar este dinero en programas sociales. Pero gasto es gasto. En conclusión, siempre hay mucho gasto. La administración puede estar en manos republicanas o en manos demócratas. El déficit siempre es enorme, porque no pueden parar de gastar. Claro que el problema es básicamente estructural. Y se origina en el presupuesto y en los impuestos. 

En realidad, no es física cuántica. Imaginemos por un minuto un hogar. Si planificas gastar $100 mensual recaudando $100, pero gastas $1000, la diferencia debe salir de algún lado. Entonces, el pecado original yace en las discusiones en el Congreso sobre el presupuesto y los impuestos. 

Claro que cuando hablamos de la deuda pública en realidad estamos hablando finalmente de los bonos del Tesoro. Y estos bonos también juegan un rol muy importante en el manejo de la economía. Los bonos retiran liquidez del sistema y generan una presión deflacionaria en la economía. Es decir, son un instrumento macroeconómico. Subir o bajar los bonos es un juego del sistema monetario. El tema de la deuda está estrechamente relacionado al tema del dinero. 

Ahora bien, hay una deuda. Pero, ¿Quién es el acreedor? Es decir, ¿a quién se le debe? Porque el crédito es una moneda con dos caras. La deuda es una promesa a pagar en el futuro. En los libros de contabilidad, se escribe dos veces. Por un lado, es un pasivo para el deudor. Y, por el otro, es un activo para el acreedor. Es decir, mi deuda con la tarjeta de crédito es mi pasivo. Pero es el activo del banco. Warren Buffett, por ejemplo, es un accionista del Bank of America. Asumo yo, que tiene una tarjeta de crédito con ellos. Asumiendo que la usa. Por un lado, le debe dinero al banco. Por otro lado, es dueño (en parte) del banco. ¿Qué tan endeudado está realmente Buffett sabiendo que está en los dos bandos? 

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¿Quiénes son los principales acreedores de la deuda pública estadounidense? En el tope de la lista, están los organismos del mismo Gobierno (Fondos, seguro social) y la Reserva Federal. Luego, tenemos a los bancos centrales de otros países (Japón y China en el tope). También están los bancos comerciales y el público en general. Aquí el riesgo de impago es mínimo porque la deuda es en dólares. Y la Reserva Federal siempre puede imprimir dólares de la nada. Ese  privilegio no lo tiene Argentina, por ejemplo, que debe pagar una deuda en dólares, pero su banco central solo puede imprimir pesos argentinos. La única manera de que los argentinos puedan pagar su deuda es teniendo una balanza comercial positiva. Algo que no siempre es sencillo. Sobre todo, con la caída de los precios en el mercado de las materias primeras. 

Después de Japón, China es el acreedor extranjero más importante de la deuda estadounidense. ¿Podría China usar esa deuda como arma en el contexto de las tensiones entre las dos potencias? Sí, pero, en realidad, no. Primero, dentro de toda la deuda, los chinos no tienen tanta participación. China es dueña de $1.1 billones de los $22 billones de la deuda. Y no podemos olvidar que la Reserva Federal siempre puede tomar esa deuda.

Un Gobierno normalmente adquiere deuda de otro país para mantener su moneda local débil. A China no le conviene un yuan muy fuerte porque eso perjudicaría sus exportaciones. Estados Unidos es un socio comercial sumamente importante para China. Si el yuan sube mucho en relación al dólar, China perdería competitividad ante los Estados Unidos. Seguramente, China, por razones políticas, podría buscar alejarse del mercado de bonos estadounidense. Pero debemos recordar que la deuda en un principio fue adquirida por conveniencia china. Entonces, usarla como arma ahora perjudicaría muchísimo a China. Es decir, sería un ataque suicida. 

Los políticos no se preocupan por la deuda, porque saben que pueden imprimir dinero para pagarla. El problema potencialmente sería la inflación, pero, en el cuadro deflacionario actual, la inflación, por ahora, no es una consideración. Por esta razón, en el Congreso, se habla de la deuda con indiferencia. Están muy confiados y sienten que pueden adquirir más en los próximos años, sin que eso represente un problema. 

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Claro que hay un detalle. Existe la posibilidad de que algo salga muy mal con esta ecuación. Supongamos por un momento que en la próxima década la tensión geopolítica escale mucho. Estados Unidos escoge el aislamiento y los demás países se van retirando paulatinamente del mercado financiero estadounidense. Surgen alternativas al dólar y los países comienzan a comerciar con otras divisas. En este escenario, los Estados Unidos podría tener grandes dificultades para controlar su inflación. Y si tomamos en cuenta que su balanza comercial negativa, la deuda, en este caso, tendría un peso gigantesco. Este escenario no es muy probable, pero posible. La deuda siempre es jugar con fuego. Los políticos están demasiado tranquilos al respecto. Me parece que están subestimando los riesgos. 

Siempre se habla de la deuda con una connotación moral. La gente normalmente aborda la deuda con indignación. En el imaginario, la deuda es irresponsabilidad. En la mayoría de los casos, es porque se confunde la deuda pública con la deuda privada. Y la deuda pública no funciona exactamente como la deuda privada. Sin embargo, la deuda generalmente significa que en el futuro tendremos las opciones más limitadas. Mucha deuda hoy implica una crisis más grave mañana. La deuda aumenta la liquidez hoy y la reduce mañana porque las deudas hay que pagarlas. Entender la deuda es fundamental para entender los ciclos económicos. El aumento de la deuda no es un problema hoy. Pero al ritmo actual estamos formando la mega crisis del futuro.