Opinión de: David Carvalho, fundador, CEO y científico jefe de Naoris Protocol
Satoshi Nakamoto cambió la forma en que definimos el dinero. En respuesta al colapso en 2008 de las instituciones financieras en las que millones de personas depositaron su confianza, Satoshi creó un sistema monetario descentralizado basado en la criptografía de curva elíptica.
Esta combinación de matemática fría y descentralización fue poderosa, atrayendo no sólo a los escépticos más acérrimos, sino también a las mayores instituciones financieras del mundo, como BlackRock.
En sus 16 años de existencia, Bitcoin nunca ha sido hackeado. Sin embargo, todo esto va a cambiar muy pronto con la llegada de la computación cuántica. Se trata de la mayor amenaza para Bitcoin desde que surgió de las cenizas de la crisis financiera mundial.
Los ordenadores cuánticos, que antes pertenecían al reino de la ciencia ficción, se han vuelto tan avanzados que es plausible que destruyan la criptografía de Bitcoin en cinco años o menos. Algunos, como el experto en cuántica Michele Mosca, predicen que eso podría ser posible incluso el año que viene.
Agencias gubernamentales como el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE.UU. y la Agencia de Seguridad Nacional aspiran a una transición completa a estándares de seguridad cuántica para 2030. Sin embargo, la comunidad Bitcoin parece confinada a soluciones teóricas, como BIP-360 (Pay-to-Quantum-Resistant-Hash) o los esquemas commit-delay-reveal.
Se acabó el tiempo de teorizar. Si no se toman ahora medidas concretas para adaptar la blockchain de Bitcoin, los 2,2 billones de dólares de capitalización de mercado de Bitcoin podrían esfumarse. Bastaría un monedero comprometido o una transacción fallida para erosionar 16 años de confianza cuidadosamente construida.
El auge de los superordenadores
El verdadero avance de este año fue el chip Majorana de Microsoft, que aceleró de décadas a años el plazo para crear un superordenador cuántico realmente útil. En términos sencillos, lo hizo allanando el camino hacia sistemas cuánticos escalables y estables, dos de las cuestiones clave que se interponían en el camino de este milagro tecnológico.
Unos meses más tarde, ya existen en el mundo unos 100 ordenadores cuánticos operando. McKinsey estima que habrá 5.000 en 2030. Estos ordenadores no sólo son más rápidos que las máquinas a las que estamos acostumbrados, sino que son una clase completamente nueva de ordenador que ejecuta cálculos en paralelo en lugar de en secuencia.
Esto es letal para la criptografía clásica, como el algoritmo ECDSA que protege las claves privadas de Bitcoin. Al menos el 30% de Bitcoin, o alrededor de 6,2 millones de monedas, se encuentran actualmente en direcciones de pago por clave pública (P2PK) o en direcciones P2PK-hash reutilizadas, que son particularmente vulnerables a esta amenaza cuántica.
Una brecha sería catastrófica para los tenedores, cuyos fondos desaparecerían para siempre, y para el ecosistema en general. Demostraría que el sistema irrompible puede romperse. Por eso BlackRock reconoció recientemente la amenaza de la computación cuántica para Bitcoin en su presentación actualizada de ETF al contado. Por eso el momento de actuar es ahora, antes de que sea demasiado tarde.
Preparándose para el "Q-Day"
"Q-Day" es el término dado al día en que los ordenadores cuánticos estén finalmente listos para romper la criptografía tradicional. Cuando llegue este día, las transacciones de Bitcoin validadas y aseguradas hoy, o incluso hace 10 años, podrían seguir siendo vulnerables porque blockchain es totalmente transparente, y los datos perduran permanentemente accesibles en este libro de contabilidad para siempre.
Además de esto, los malos actores ya están recopilando datos cifrados en preparación para el Q-Day, en un movimiento apodado "cosechar ahora, descifrar después". No sería descabellado suponer que varios ataques podrían producirse simultáneamente en todo el mundo cuando llegue el Q-Day. Cuando esto ocurra, será mejor que Bitcoin esté preparado.
Un futuro post-cuántico
El problema de actualizar toda una blockchain desde la criptografía heredada a la post-cuántica es que requeriría una hard fork o bifurcación dura, que se ha convertido casi en un tema tabú en las comunidades de criptomonedas. Este enorme paso podría romper la experiencia del usuario, fragmentar la liquidez, arriesgarse a dividir la red y alienar potencialmente a los pioneros más acérrimos.
Hay alternativas: soluciones híbridas que se centran en asegurar las transacciones ante todo sin tocar la capa base, modelos de seguridad por capas y gestión de claves con seguridad cuántica, e infraestructura que puede preparar a Bitcoin para el ataque que sin duda se avecina.
No es una solución rápida. Especialmente considerando lo conservador y lento que ha sido Bitcoin históricamente. Desafortunadamente, ya no hay tiempo que perder. Hay que tomar decisiones y elegir soluciones porque Bitcoin no sobrevivirá como está en un futuro post-cuántico.
Satoshi dio al mundo un nuevo sistema monetario pero nunca dijo que no pudiera evolucionar. Ahora depende de la comunidad tomar la decisión de evolucionarlo y prepararse para el Q-Day, en lugar de esperar a que sea demasiado tarde. El riesgo más importante para Bitcoin no es la computación cuántica, sino la complacencia.
Opinión de: David Carvalho, fundador, CEO y científico jefe de Naoris Protocol.
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