Nadie niega que el efectivo es sumamente útil en algunos casos. Sin embargo, con los años, ha perdido su protagonismo. El dinero digital es lo que más se usa ahora, pero, desde el punto de vista técnico, el sistema aún trabaja de manera muy ineficiente. Hay demasiados intermediarios, demasiados pasos y demasiados costos escondidos. Para el usuario, esto, en la mayoría de los casos, pasa por desapercibido, porque las transacciones parecen ser rápidas en apariencia. Pero lo que ocurre tras bastidores es muy distinto. Nuestro sistema bancario es sumamente obtuso. Eso genera pérdidas, distorsiones, y retrasos. ¿Llegó el momento para el dólar digital? 

Claro que este no es un problema exclusivo de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Virtualmente, todos los bancos centrales del mundo han declarado sus intenciones de (al menos) explorar la posibilidad de implementar alguna forma de moneda digital. Ahora bien, aquí debemos aclarar algo. Ya el dinero en los bancos es bastante digital. Pero aquí cuando escribimos “moneda digital” nos referimos a una moneda digital que funcione con tecnología blockchain. En teoría, eso puede significar muchas cosas. Pero, en una primera instancia, se podría decir que nos referíamos principalmente a la capacidad de hacer transferencias sin intermediarios. En otras palabras, hacer transferencias con el uso de una cartera digital que puede o no ser un banco. 

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En un primer momento, la implementación de un dólar digital suena como un paso inevitable. Después de todo, China ya lo hizo. Sin embargo, no es fácil. Para un país como los Estados Unidos, con un sistema bancario tan complejo y tan importante, definitivamente, no es fácil. Si bien es cierto que los procesos pueden hacerse más eficientes. También es cierto que cortar por la raíz al sistema actual puede causar un gran shock. Lo que no convendría porque estamos en un momento histórico sumamente delicado. No creo que el director Powell necesite en este preciso momento más preocupaciones. 

Los bancos en China no tienen más opción que aceptar lo que se les imponga. Pero, en Estados Unidos, las cosas son muy distintas. Hay muchísimos intereses en juego. Y hay mucho lobby político que puede frenar cualquier innovación. Lo más seguro es que se implementen cambios, pero de manera gradual. Ciertamente, es posible que se expanda el sistema híbrido que ya existe. El efectivo seguirá circulando. Los dólares digitales en los bancos seguirán circulando. Y las plataformas de pago como Paypal seguirán funcionando. Sin embargo, el aparato, tras bastidores, se puede nutrir con mejoras provenientes de la tecnología blockchain. 

Lo que ciertamente veo con dificultad es la implementación de un sistema de moneda digital totalmente descentralizado. Porque eso implicaría una renuncia al control por parte de la Reserva Federal. Se podría asumir que no cualquiera podría crear una cartera. Asumo que habrá filtros y regulaciones. En fin, difícilmente tendremos un cambio profundo del sistema. En todo caso, la Reserva no dejará de ser la Reserva. 

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Obvio que el sistema actual requiere mejoras técnicas urgentes. Y, definitivamente, la tecnología blockchain puede servir de gran ayuda. Ahora bien, ¿implementará la Reserva cambios radicales? No lo creo. ¿Tendremos un proyecto ambicioso y revolucionario? Lo dudo mucho. ¿Tendremos un dólar digital al estilo del yuan digital? El dólar no es el yuan. Y los Estados Unidos no es China. Asumo que cualquier proyecto en este tipo tomará mucho más tiempo en este lado del mundo. Por ahora, con toda probabilidad, tendremos estudios y experimentos con particular timidez. A los gobiernos autoritarios no les tiembla el pulso para implantar cambios radicales. Pero me temo que en el caso de la Reserva Federal de los Estados Unidos, los procesos son mucho más lentos. 

Aquí lo que seguramente tendremos es una mayor presión regulatoria, por parte de las autoridades, para las criptomonedas estables como Tether. El dólar digital, en cierto modo, ya existe en este tipo de criptomonedas. El detalle es que se encuentran en manos privadas. Y, curiosamente, en algunos casos, han funcionado como pequeños bancos centrales de dudoso proceder. Muchos proyectos se escudan en el discurso libertario para hacer fraude con plena impunidad. No se someten a auditorías. No cumplen con las regulaciones. Y no proceden de la manera más ética. Las autoridades en el futuro seguramente intensificarán su escrutinio de las stablecoins. No necesariamente por su afán incontrolable de oprimir. Los mismos usuarios están pidiendo unos stablecoins más transparentes. 

Es posible que las primeras monedas digitales estatales provendrán dos tipos de países. Por un lado, países pequeños y muy avanzados. Y, por el otro, países autoritarios. En el caso de grandes países democráticos, de compleja burocracia, y con laberínticos sistemas financieros, la cosa es más difícil. El dólar, el euro, y el yen ciertamente entran en este saco. 

Ahora bien, el dólar digital es inevitable. Tarde o temprano, tendremos un dólar digital. Pero el pequeño gran detalle está en su diseño. ¿Cómo se implementará? ¿Cómo estará configurada la red? ¿Cómo se abordará el tema de la privacidad? Ah, pero no podemos olvidar que una decisión de semejante tamaño requiere apoyo político. ¿Cómo reaccionará el Congreso? ¿Cómo reaccionarán los bancos? ¿Cómo reaccionará Wall Street? 

La Reserva nos ha prometido un estudio profundo del tema para este verano. Esperamos atentos. Lo que sí creo necesario es bajar nuestras expectativas. Con toda probabilidad, no tendremos un anuncio al estilo de El Salvador. En este caso, habrá más prudencia. Los cambios seguramente serán más graduales. Habrá muchos ensayos y muchas pruebas. 

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¿Ya llegó el momento para un dólar digital? Yo creo que sí. El sistema puede ganar mucho con una mejora. Pero, repito, más que un anuncio tendremos un proceso. Y mucho ocurrirá tras bastidores. Lo que sí será una realidad es la revolución fintech. Eso sí será más palpable. Todo parece indicar que en los próximos años vendrá un auge de carteras digitales. No hay que ser un genio para saber que las plataformas digitales de pago crecerán en el futuro. Y claro que las monedas estables ancladas al dólar tendrán su protagonismo en dichos sistemas. 

En estos momentos, no tenemos muchos detalles. Debemos esperar la publicación de los estudios. Si nos guiamos por las declaraciones del director de la Reserva, Jerome Powell, no tenemos mucho. En sus declaraciones al respecto, no ha dicho gran cosa. La Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha manifestado interés. Por su parte, piensa que la adopción del dólar digital será de “gran beneficio para la economía”. Sin embargo, volvemos a lo mismo. Todos estamos a la espera de los estudios de la Reserva. Bueno, esperemos.