Según datos recientes, las principales entidades bancarias de España han canalizado casi 4.000 millones de euros procedentes de clientes de banca privada hacia inversiones inmobiliarias en los últimos meses. Santander, BBVA y CaixaBank encabezan esta tendencia, alimentada por un entorno de tipos de interés elevados, volatilidad bursátil y creciente demanda de activos físicos con rentabilidad estable, de acuerdo a lo publicado por el portal Noticias Bancarias el pasado 7 de julio.

Según detalló la publicación, “el repunte en la inversión inmobiliaria está siendo especialmente visible en los segmentos residenciales premium, oficinas de alta eficiencia energética y logística urbana. Las entidades financieras han reactivado sus plataformas especializadas en gestión patrimonial para ofrecer estructuras de inversión flexibles, incluyendo vehículos cerrados, co-inversiones y fondos temáticos. La mayoría de estas operaciones se canaliza a través de mandatos discrecionales y productos alternativos diseñados para perfiles conservadores o moderados”.

El cliente de alto patrimonio busca diversificación, pero también tangibilidad. La piedra vuelve a ganar peso como valor refugio ante la inestabilidad macroeconómica”, explicaron desde una de las unidades de banca privada del Santander.

También se pudo conocer desde BBVA que “el cliente intensificó su apuesta por estructuras fiscalmente eficientes vinculadas a activos prime en Madrid y Barcelona, mientras que CaixaBank ha incrementado el volumen de co-inversiones con family offices en proyectos logísticos del corredor mediterráneo”.

Aunque la inversión en ladrillo nunca desapareció del radar de los grandes patrimonios, el actual entorno macro ha reforzado su atractivo. La revalorización de determinados activos, la escasez de producto nuevo y la protección frente a la inflación son los principales argumentos esgrimidos por gestores y asesores financieros para justificar esta ofensiva sectorial”, mencionó la publicación.

En paralelo, las entidades reconocen que esta tendencia también representa una vía para reforzar la vinculación con sus clientes de alto poder adquisitivo, en un momento de fuerte competencia entre bancos tradicionales, gestoras independientes y nuevos actores digitales. La reactivación inmobiliaria, combinada con asesoramiento personalizado y estructuras sofisticadas, se perfila así como uno de los principales actores de la economía. 

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