La Reserva Federal (Fed), el banco central de los Estados Unidos, tomó una medida de emergencia, hasta ahora reservada para ataques terroristas o grandes catástrofes. Recortó (anticipadamente) las tasas de interés interbancario como un estímulo económico contra el coronavirus. La entidad no había tomado una decisión así desde 2008. La noticia no sentó muy bien en Wall Street que se hundió con el anuncio. No es que el estímulo haya sido una mala idea per se. Wall Street se preocupa, porque el impacto del coronavirus, tal vez, es más fuerte de lo que se suponía. Después de todo, la Reserva Federal está recortando la tasa de modo anticipado por algo. Al presidente de los EE. UU., Donald Trump nunca le parecen suficientes los recortes de la Reserva Federal. Medio punto no es nada según él. Ahora bien, ¿qué repercusiones podría tener esto en la economía y en Bitcoin

¿Sabrá la Fed algo que nosotros no sabemos? Esta es la pregunta que se están haciendo en Wall Street. Y, nos guste o no, los inversionistas siempre reciben la duda como algo negativo. Aparentemente la medida de la Fed no se ha tomado por algo en especial. Según las autoridades, los fundamentales macroeconómicos de los Estados Unidos están en muy buena forma. Sin embargo, existe la incertidumbre. Y, tal vez, es mejor prevenir que lamentar. Según Jerome Powell, el presidente de la Fed, ellos solo quieren ayudar. Claro que uno podría asumir que este recorte se ha tomado precipitadamente. Si todo está tan bien, ha podido esperar a la próxima reunión ordinaria de la Fed y tomar la decisión en los tiempos establecidos. Wall Street se alarma porque la Fed está utilizando un recurso que solo ha usado en momentos de gravedad. Durante el ataque del 09/11, por ejemplo. ¿El coronavirus está en la misma liga? 

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Obviamente que la epidemia del coronavirus ya está teniendo claras consecuencias económicas. Lo que comenzó como un pequeño brote en una ciudad de la China ahora es potencialmente una pandemia mundial. El virus está en los Estados Unidos y está en Europa. Y amenaza con esparcirse por todas partes. Como suele suceder en estos casos, se acusa a los medios de sobredimensionar la situación. Después de todo, la gripe común causa más de 400 mil muertes al año y no acapara todos los titulares del mundo. La tasa de mortalidad del coronavirus supera a la tasa de la gripe, pero no por mucho. Entonces, uno se pregunta el porqué de tanto alboroto. Efectivamente, más que los números de muertos lo relevante aquí es la novedad. Es un virus nuevo y se debe mantener bajo control. Si nos hacemos de la vista gorda con cada virus nuevo, tarde o temprano pagaremos las consecuencias de nuestro descuido. 

Indudablemente que no estamos ante una catástrofe humanitaria sin precedentes. No podemos comparar al coronavirus con el hambre en el mundo o una guerra. Incluso, existen enfermedades como el cáncer o el sida que son mucho más mortíferas. No se trata de que el coronavirus nos llevará a un apocalipsis zombi. Es solo que se debe frenar su propagación y la mayoría de las medidas que se deben tomar acarrean un gran costo económico. La mejor manera de eliminar un virus es aislándolo. Esto significa poner a los infectados en cuarentena, limitar el movimiento de personas, y evitar las concentraciones públicas. Estamos hablando de impedir en lo posible el contacto humano. Y la economía depende en gran medida del contacto humano. Toda la desarticulación causada por los esfuerzos realizados para controlar al virus tiene, por supuesto, un impacto negativo en las cadenas de producción y de distribución. Y afecta los patrones de consumo. ¿Hasta qué punto? Todavía no sabemos y esa incertidumbre es la que preocupa a los mercados.

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El coronavirus es claramente un problema. Pero es un problema más grande de lo que parece porque llegó en un momento sumamente importuno. Si bien es cierto que los indicadores macroeconómicos no están del todo mal desde el punto de vista técnico, también es cierto que la economía lleva tiempo emitiendo claras señales de desaceleración. Los bancos centrales, incluyendo por supuesto el estadounidense y el europeo, han lanzado un sinfín de estímulos, pero la economía no termina de reaccionar con la intensidad deseada. Sí, los mercados bursátiles están por las nubes. Pero lo preocupante es nuestro modesto crecimiento, a pesar de las enormes cantidades de dinero disponible. 

Milagrosamente, la inflación se ha logrado mantener bajo control. Pero el bruto interno producto decepciona. Después de una década de prosperidad, muchos expertos están temiendo una recesión. El coronavirus podría servir de catalizador. He ahí el origen de la preocupación.

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En otras condiciones, una epidemia como esta no causaría tantos dolores de cabeza. Pero es año electoral en Estados Unidos. Y en Europa las cosas no están tan bien que digamos. No solo es Brexit, la crisis migratoria o las debilidades en el parque industrial. La guerra comercial entre China y los Estados Unidos no es una fiesta de dos. Nos afecta a todos, porque estamos hablando de aranceles, por un lado, y de devaluaciones de las monedas, por el otro. En un escenario tan delicado, cualquier cosa podría ser fatal. Prácticamente todo está sobrevaluado en Wall Street. Las acciones de las compañías, claro. Pero la situación en el mercado de los bonos es cada vez más preocupante. Es obvio que todo está peligrosamente inflado. Es una gran burbuja y en cualquier momento lleva alguien con el alfiler. El nivel de deuda pública y privada es tal que una crisis en estos momentos nos golpearía sumamente hondo, porque debemos hasta los calzones. 

¿Hace bien la Fed en recortar? Bueno, en realidad, no tiene muchas opciones. El problema es que se le están agotando las balas y todavía no ha comenzado la crisis. El estímulo es positivo porque es más liquidez en la calle y eso ayuda a los mercados, incluyendo a Bitcoin. Como por los momentos, la inflación está bajo control, esa liquidez no es prejudicial. Trump, lógicamente, quiere un poco inflación para estimular las exportaciones y obtener algunas victorias en su guerra comercial para asegurar su reelección. La Fed no ha complacido a Trump en todo lo que ha pedido y ha escogido la senda de la moderación. Pero podemos estar ante una bomba de tiempo. La económica real no está reaccionando. Toda esa liquidez parece irse directamente a inflar la burbuja financiera. Cuando esa bomba explote, es difícil predecir su impacto. ¿Qué pasará con Bitcoin? Eso aún está por verse.