Para nadie es un secreto que la situación de crisis que se vive actualmente en Venezuela ha sido bastante complicada para muchos de sus ciudadanos. Marcando altos índices inflacionarios junto a una compleja crisis social, son muchas las familias que han visto cómo su calidad de vida ha ido mermando.

En medio de esta situación, muchos han sido los proyectos, ONG y fundaciones de caridad que han ido surgiendo para presentarse como una mano amiga para los más necesitados y particularmente el sector de las criptomonedas también ha dicho presente en estos momentos difíciles.

Precisamente dentro de la industria contamos con PolloPollo, un proyecto que fue recientemente ganador de uno de los premios entregados por Blockchain4Humanity en laBITconf que se organizó en Montevideo a finales del año pasado.

Para conocer más sobre este proyecto estuvimos conversando con Santiago Law, representante de PolloPollo en Venezuela, para que nos diera detalles sobre esta idea y como ha sido su trabajo en la nación sudamericana.

Ezio Rojas (ER): ¿Cómo surge PolloPollo?

Santiago Law (SL): Como idea de Casper Niebe, jefe de adquisición de usuarios de Obyte, a finales de 2018, habíamos hecho donaciones de comida vía cripto a comedores y fundaciones en Venezuela en el pasado, pero nos dimos cuenta de que no era lo más eficiente. Se basó en un sistema de certificados que se puso de moda hace años en su país (Dinamarca) donde en lugar de regalarse cosas por navidad, se regalaban un certificado que certificaba que fueron donados X cantidad de € en tu nombre, para comprar una cabra a una familia en África, él quiso aplicar lo mismo, pero con gallinas ponedoras.

(ER): ¿Puedes explicarnos de forma resumida cómo funciona el sistema de PolloPollo? 

(SL): El sistema consta de tres pilares, sostenidas sobre los contratos inteligentes de Obyte como base.

1Un donante que desea ayudar a alguien más.

2Un receptor que necesita un producto/servicio.

3Una vendedor/tienda que desea vender dicho producto/servicio.

La plataforma permite al receptor solicitar el producto que el vendedor ofrece, y encontrar al donante.

El contrato inteligente se encarga de crear una billetera entre el donante y el vendedor, este último solo puede retirar los fondos cuando el receptor los libera, y si el receptor no recibe o no retira su producto tras el paso de dos semanas, el contrato inteligente permite que el donante retire los fondos de manera automática.

(ER): ¿Cómo blindan el proyecto para que no ocurran estafas?

(SL): Actualmente solo se puede donar en bytes, la moneda nativa de Obyte, por lo que los donantes son miembros de una comunidad relativamente pequeña, lo que permite reportar vía Telegram/Discord intentos de estafa, así como también compartir fotos de los receptores tras recibir sus donaciones como manera de agradecimiento. En el futuro implementaremos un sistema de mensajería donante-receptor donde el donante podrá recibir un mensaje de agradecimiento del receptor, y si este último lo desea, una foto mostrando que de verdad recibió los productos y que es una persona real.

(ER): ¿Por qué hacer un proyecto así en Venezuela?

(SL): Debido a que (Casper Niebe) leyó un artículo que relataba como una mujer perdió a su hijo al no poder comprarle fórmula para alimentarlo, y la facilidad debido a la idea de adopción de criptomonedas existente en el país.

(ER): ¿Cómo ha sido la experiencia del proyecto en Venezuela?

(SL): La verdad ha recibido una adopción bastante positiva por parte de las tiendas y receptores, una vez comprenden y tienen el sistema en funcionamiento, todo fluye. Sin embargo, hemos encontrado resistencia en las farmacias, ya que por temas de impuestos el proceso para poder utilizar la plataforma para ellos está forzado a ser muy diferente. Seguimos trabajando en conjunto para tener la primera farmacia afiliada lo más pronto posible.

(ER): ¿Cuántas familias ya se han beneficiado?

(SL): Más de 300 donaciones han sido completadas, el monto total debe ser muy cercano o mayor a los 2,000 dólares. El número total de familias es difícil de calcular, pero diría que un mínimo de 20-30 familias de 4 miembros, incluyendo aquellas que usan la plataforma como una ayuda constante para cubrir parte de sus necesidades nutricionales.

(ER): ¿Por qué agregar tecnología Blockchain en el mundo de la caridad?

(SL): En el caso del proyecto Pollopollo, porque ha demostrado que permite la implementación de un sistema de donaciones descentralizadas sin intermediarios, aunque, la plataforma dónde está construido (Obyte) es de hecho basada en DAG, no Blockchain.

(ER): ¿Cómo han abordado las complejidades tecnológicas para hacerlas más fácil para los usuarios?

(SL): Los receptores de las donaciones, las personas que resultan más vulnerables o de menores recursos en el eslabón, solo necesitan tener una cuenta en la plataforma, cuenta a la cual pueden acceder desde el teléfono u ordenador del dueño de la tienda donde vayan a retirar su donación.

(ER): ¿Cómo fue su experiencia en laBITconf? ¿Qué los llevó a ganar en el renglón Dreamers Awards?

(SL): Excelente, fue mi primera convención de criptomonedas y me encantaría volver a participar en algo así.

Nuestro proyecto les encantó a los jueces, de hecho, nuestra nominación fue agregada casi a última hora.

(ER): ¿Esperan expandirse hacia otros territorios más allá de Venezuela?  

(SL): Actualmente ya tenemos una tienda afiliada en Bangladesh.

El proyecto pretende expandirse a todo el mundo, y a todo el ecosistema cripto y no quedarse anclado a donaciones en una sola moneda. Eventualmente se podrá donar en cualquier moneda (ya sea Fiat o cripto) con el mismo sistema de contratos inteligentes de Obyte funcionando tras bastidores para mantener el pilar del sistema, donaciones descentralizadas sin intermediarios.

(ER): ¿Esperan agregar más criptomonedas al sistema?

(SL): Si, eventualmente los contratos inteligentes estarán asociados a stablecoins para evitar variaciones de precio, y se podrá donar en casi cualquier criptomoneda, ya que estas podrán ser convertidas automáticamente y almacenarse en los contratos como hasta ahora.

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