Los activos de riesgo como Bitcoin, normalmente, prosperan en un entorno de baja inflación. Claro que esto no es totalmente exacto. Mejor dicho, los activos de riesgo como Bitcoin se favorecen bastante con una política monetaria flexible. O sea, el precio de Bitcoin sube en gran parte gracias a los estímulos de los bancos centrales. En particular, con los estímulos de la Reserva Federal de los Estados Unidos. De hecho, se podría decir que esto es cierto para la mayoría de los activos risk-on. ¿Por qué?

Si Bitcoin es el “oro digital” y el oro es considerado como una cobertura contra la inflación, eso debería implicar que Bitcoin también es una cobertura contra la inflación. Por otro lado, si la emisión del dólar es potencialmente infinita y el suministro de Bitcoin es limitado, eso debería significar que el dólar siempre bajará de precio y Bitcoin siempre subirá de precio. Adicionalmente, si el precio de Bitcoin ha subido dramáticamente en los últimos años, eso quiere decir que siempre desempeñará mejor que el dólar. Sin embargo, pese a todas estas nociones tan populares, Bitcoin baja de precio ante los anuncios de alta inflación y sube de precio ante los anuncios de una disminución. ¿Cómo explicamos esto?

Toda la confusión en torno al tema de la inflación por parte de muchos bitcoiners se debe a una extraña combinación de falsas equivalencias, falsas causas y erradas conclusiones. Se trata de suposiciones provenientes de una narrativa con un fuerte sesgo ideológico que no siempre se corresponde con los hechos y la evidencia. Bitcoin no se comporta igual al oro. Bitcoin no es una cobertura contra la inflación. Bitcoin aumenta de precio debido a la demanda. Y Bitcoin no se comporta igual en todas las condiciones. En esta etapa de su breve historia, Bitcoin se comporta como un activo de riesgo. Como los demás activos de riesgo, Bitcoin prospera en ambientes de alta liquidez monetaria y de un elevado sentimiento risk-on (apetito por el riesgo).

La inflación no afecta a todos de la misma manera. Si el precio de la gasolina sube, el ciclista no sufre tanto como el taxista. El asalariado, cuyo empleador no ajusta los sueldos, sufre más que el comerciante que transfiere su inflación a su clientela. Los deudores sufren menos que los acreedores, porque pagar viejas deudas es más fácil con una moneda devaluada. Los dueños de activos sufren menos que los acumuladores de efectivo. Si un alto porcentaje de tu salario se va en alimentos, transporte y vivienda, un aumento de precio en estos rubros tendrá un impacto mayor en tu bolsillo.

Si no vives en los Estados Unidos, la inflación en ese país no tiene un efecto tan directo. De hecho, en este caso, la inflación en EEUU es una variable (por el tema de las exportaciones y las importaciones), pero también es bastante relevante la tasa de cambio entre el dólar y la moneda nacional. Por ejemplo, para un latinoamericano, el precio de la gasolina en los Estados Unidos no tiene un efecto directo en su vida. Lo más relevante es el precio de la gasolina en su país de residencia y la tasa de cambio de su moneda. O sea, en relación a la inflación en los Estados Unidos, la experiencia de la persona fuera de los Estados Unidos con dólares no es exactamente la misma que la experiencia de un residente de los Estados Unidos.

En torno al debate de la inflación, es sumamente importante eliminar el ruido y la tontería. En primer lugar, la anécdota no es un indicador confiable de inflación . O sea, una visita al supermercado no te hace un experto en inflación. ¡Olvídalo! En segundo lugar, es fundamental dejar a un lado la politiquería. La derecha siempre culpa al Gobierno de la inflación. Y la izquierda siempre culpa a la codicia empresarial. Eso es divertido para una conversión en la cocina sobre un café. Pero es más cháchara y cotilleo que un análisis serio.

Para efectos de nuestras inversiones, la “inflación” es la inflación según la Reserva Federal. O sea, se trata de números y reportes provenientes de canales oficiales. En este contexto, su importancia yace en sus efectos sobre la política monetaria, en primer lugar, y sobre los mercados financieros, en segundo lugar. 

Ahora bien, la inflación no es únicamente un fenómeno monetario. MV=PQ. La masa monetaria (M) es variable. La velocidad de dinero (V) es variable. Y la producción (Q) es variable. En la actualidad, estos factores son muy variables. Por ende, la inflación es un fenómeno multifactorial. Los bancos centrales únicamente tienen herramientas para reducir la demanda a través de una reducción de la liquidez. Lo que implica que muchos factores están fuera de su control. La producción de petróleo, por ejemplo. En fin, las cadenas de producción y distribución van más allá de los poderes de las autoridades monetarias.

La Reserva Federal de los Estados Unidos ha venido subiendo las tasas y reduciendo su balances con el propósito de enfriar la economía. De este modo, combatir la inflación para que esta regrese a 2%, mediante una reducción de la demanda. Las medidas, en parte, están funcionando. De hecho, la inflación titular de julio (9.1%) fue menor que la inflación titular de junio (8.5%). Lo que es positivo. Aquí estamos hablando del Índice de precios al consumidor (CPI).  Sin embargo, el diablo está en los detalles. El principal responsable de esta disminución es la gasolina. Cierto, el precio de la gasolina lleva varios días bajando. Pero todavía tenemos una guerra en Europa. Y los problemas estructurales con la producción del petróleo aún no han desaparecido.

Por otro lado, los demás rubros aún siguen aumentando. Los alimentos, por ejemplo. La inflación básica (Core CPI) también bajó de 6.1% en junio a 5.9% en julio. La inflación en bienes está bajando debido a una demasía en los inventarios. Sin embargo, la inflación en servicios no energéticos aumentó. Todavía hay problemas serios en las cadenas de suministro.

El último CPI, sin lugar a dudas, representa un avance. Sin embargo, todavía es muy pronto para cantar victoria. Es algo prematuro emocionarse tanto a las primeras de cambio. Todavía hay mucho camino por recorrer. El mercado laboral sigue sobrecalentado. El consumo sigue estando muy elevado. Y la gente aún tiene bastante dinero en los bolsillos. Es muy posible que el mercado esté subestimado los desafíos por delante. En mi opinión, es muy probable que la Reserva Federal no tenga más opción que subir las tasas más de lo anticipado para lograr domar a la bestia. Eso significa que podríamos tener una política monetaria ajustada para más rato. Ir de un 8.5% a un 2% no será fácil. Recibo con alegría esa reducción de 0.6% en un mes. Pero me temo que también nos recuerda que esto es simplemente un comienzo.

¿Qué es Bitcoin? Bitcoin es un código. Un código, por definición, carece de valor intrínseco. Es una abstracción. Números y letras en una base de datos. Claro que ese código representa una tasa de cambio. Esa tasa es su precio. O sea, el código sí tiene valor monetario. En realidad, estamos hablando de un par: BTC/USD. En este par, BTC es risk-on y USD es risk-off. Y el factor que marca aquí la diferencia es la política monetaria implementada por la Reserva Federal de los Estados Unidos. Y esa política en estos momentos depende, en parte medida, de los datos de inflación en la medida que vayan llegando. Tomen sus asientos y ajústense el cinturón. Este viaje apenas comienza. 

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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