Un informe de noviembre de la empresa de datos e investigación BraveNewCoin ha destacado una serie de graves riesgos "no financieros" en las finanzas descentralizadas.

Los riesgos financieros que conlleva DeFi han sido bien documentados, pero el nuevo informe profundiza en preocupaciones más técnicas asociadas con los protocolos de financiación de contratos inteligentes basados en Ethereum.

El informe, escrito por el analista de BNC Xavier Meegan, comienza con los riesgos de escalabilidad con los que cualquiera que haya tratado con DeFi en septiembre de este año estará familiarizado. La congestión de la red que resulta en altas tarifas de gas y transacciones fallidas puede causar que los protocolos DeFi funcionen mal o que no funcionen como se pretende.

Durante el apogeo del frenesí del yield farming, las tarifas promedio de las transacciones de Ethereum se dispararon hasta alcanzar cifras récord de alrededor de $15. El informe citó el evento del Jueves Negro como un ejemplo;

“Vimos que esto sucedió el Jueves Negro en marzo de 2020, cuando los actores de MakerDAO (liquidadores) no pudieron acceder a las subastas para pujar por las garantías, lo que dio lugar a que las garantías se vendieran de forma gratuita.”

Se citaron numerosas vulnerabilidades de contratos inteligentes, incluyendo el riesgo de reentrada que ocurre cuando un contrato envía ETH antes de actualizar su estado interno. El ataque a dForce de $25 millones en abril es un ejemplo de un exploit de reentrada.

Los préstamos urgentes (en los que los activos se pueden pedir prestados y reembolsar dentro de las mismas transacciones) pueden aprovecharse de ello, con ejemplos notables este año, donde se incluyen bZx, Opyn, Harvest Finance, y más recientemente Pickle Finance.

Los oráculos también plantean un riesgo, ya que un contrato inteligente puede recibir información engañosa o inexacta sobre los valores fuera de la cadena o los precios de los activos debido a la manipulación de la información por parte del proveedor o de un agente malintencionado.

El diseño del protocolo puede plantear un riesgo si puede ser manipulado para beneficiar a los ciberdelincuentes. La componibilidad es un buen ejemplo de ello, ya que un protocolo DeFi necesita apoyarse en otro protocolo para funcionar. En el informe se indicó que el concepto de interconectividad del "Lego del dinero" dentro del ecosistema lo abre a un mayor riesgo;

“La actual interconexión de DeFi es extremadamente similar a la que existía antes de la crisis financiera mundial (GFC) en 2007-08.”

También existe un riesgo de centralización asociado con DeFi, si los protocolos son controlados por un intermediario central o la gobernanza es controlada por unas pocas ballenas. El primer voto de gobernanza de Uniswap fue un buen ejemplo de cómo un pequeño número de actores puede intentar controlar el resultado. Además, la mayor parte de las stablecoins utilizadas en DeFi están centralizadas y controladas por corporaciones.

La dependencia de Infura como operador de la infraestructura de nodos también es arriesgada, como descubrió la industria durante el pequeño apagón de mediados de noviembre. Infura proporciona clientes Ethereum basados en la nube para que los usuarios no tengan que dirigir sus propios nodos.

“Se estima que el 63% de la comunidad Ethereum utiliza Infura como su método preferido para interactuar con la blockchain. ¿Cuáles son las consecuencias si Infura no funciona como se espera algún día?”

El informe añadía que había otros riesgos como el riesgo de incentivos económicos, el riesgo de analfabetismo financiero y el riesgo regulatorio. Concluía que también existía el riesgo de que se descubrieran más riesgos haciendo que todo el ecosistema pareciera una gran pesadilla financiera.

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