Los datos frescos de Bitso para 2024 nos pintan un panorama cripto donde la estabilidad, curiosamente, se roba el show. Las reinas del momento para los colombianos a la hora de pasar por caja en los exchanges son, ni más ni menos, que las stablecoins USDC y USDT. ¡Casi la mitad de las compras, un 48%, se hicieron con estos "dólares digitales"!

Bitcoin, la abuela de las criptos, la que todos conocen, la que acapara titulares, se tuvo que conformar con un modesto tercer lugar, apenas un 16% de las preferencias al momento de comprar. ¿Qué nos dice esto? Pues que el paladar cripto colombiano está mutando. Ya no solo se busca la promesa de la luna y las ganancias estratosféricas, sino también un refugio más tranquilo dentro de la volatilidad inherente del ecosistema.

Este "dólar digital", como bien lo señala el informe, parece ser el nuevo mejor amigo del inversor colombiano. La búsqueda de esa paridad con el billete verde tradicional ofrece una sensación de seguridad en un mercado que, seamos honestos, a veces parece una montaña rusa sin frenos. Y no es casualidad que Colombia se posicione como el segundo país de Latinoamérica con mayor tenencia de stablecoins, solo detrás de la siempre particular Argentina.

Pero ojo, que nadie se llame a engaño. Que las stablecoins lideren las compras no significa que Bitcoin esté en el olvido. Sigue siendo el rey en las carteras, con un 38% de predominancia. Lo que sí vemos es una clara tendencia a la diversificación. Los colombianos ya no son maximalistas de una sola moneda. Un 20% presume de tener al menos cuatro criptoactivos diferentes en su portafolio. ¡Eso habla de un mercado que está madurando, que está explorando más allá del Bitcoin!

Y mientras Colombia marca su propio ritmo, el resto de Latinoamérica no se queda atrás. Un 12% de crecimiento en usuarios y una valorización que roza los cuatro billones de dólares demuestran que la adopción cripto sigue su curso en la región. México, Argentina y Brasil siguen siendo los pesos pesados en cuanto a número de usuarios, pero Colombia está demostrando tener su propia sazón, con esa marcada preferencia por la estabilidad que ofrecen las USDC y USDT.

Hay un apetito inversor con ganas de diversificar y una clara inclinación por las monedas estables. Así que ya lo sabes, si creías que Bitcoin era el alfa y el omega en Colombia, los números te invitan a recalcular. El "dólar digital" ha llegado para quedarse y, por ahora, lidera la danza de las compras en el vibrante mercado cripto colombiano. Un movimiento interesante que nos recuerda que en este universo digital, la calma también puede ser una estrategia ganadora.

El usuario en el centro

Piensen en cualquier proyecto, en cualquier criptomoneda, en cualquier solución "revolucionaria" que se les venga a la cabeza. Todas, absolutamente todas, nacen con una misión: satisfacer una necesidad o un deseo. Parece evidente, ¿verdad? Pues créanme, en la práctica, se nos olvida más de lo que quisiéramos admitir.

El usuario final, ese ente a veces abstracto al que dirigimos nuestros whitepapers y nuestras promesas de descentralización, es el que tiene la sartén por el mango. Es el que decide si nuestra brillante idea se convierte en la próxima gran cosa o si se queda acumulando polvo digital en algún rincón de la web. Y, con una frecuencia pasmosa, nos equivocamos al leer sus mentes.

Para ilustrar esta verdad tan cruda como un oso en invierno, permítanme contarles una vieja historia del mundo tradicional, cortesía de los gigantes de las hamburguesas, McDonald's. Vendían batidos por la mañana, y las ventas, digamos, no eran para tirar cohetes. La empresa, en su lógica de empresa, creía que la gente buscaba un desayuno rápido, sí, pero también saludable. ¡Error garrafal!

¿Qué descubrieron gracias a un consultor externo, alguien que se tomó la molestia de hablar con los usuarios, de entender sus rutinas matutinas? Que lo que realmente anhelaban esos madrugadores no era precisamente un batido lleno de vitaminas. ¡No! Lo que querían era algo para entretenerse en el tráfico, algo que pudieran sorber con una mano mientras la otra lidiaba con el volante. Un desayuno que, además, durara un buen rato. La salud, en ese contexto, pasaba a un segundo plano.

Y aquí es donde la cosa se pone interesante para nosotros. Esta misma desconexión la vemos una y otra vez en la comunidad cripto. Los desarrolladores, esos cerebritos que dan vida a protocolos y dApps, rara vez tienen un contacto directo y profundo con el usuario de a pie. Están inmersos en la lógica implacable del código, en la elegancia de los algoritmos, a veces olvidando las necesidades mundanas de quienes, en teoría, van a utilizar sus creaciones.

Por eso, es tan común que haya una disonancia brutal entre la narrativa oficial que nos venden los proyectos, esa visión idealizada de un futuro descentralizado y maravilloso, y la forma en la que realmente se comporta el mercado. Vemos proyectos con una tecnología asombrosa que terminan en el olvido, mientras que otros, quizás con una propuesta técnica menos deslumbrante, conquistan a las masas. ¿Por qué? Porque supieron leer mejor esa necesidad o ese deseo del usuario.

Conclusión

En definitiva, la popularidad de las stablecoins en mercados como el colombiano no es un misterio para el usuario común. La ecuación es sencilla: ofrecen la familiaridad y relativa estabilidad del dólar, pero con la agilidad y el acceso que brinda el mundo cripto. No se trata de complejas filosofías descentralizadoras ni de un rechazo visceral al sistema tradicional. La realidad es que la gente, en muchos casos, simplemente quiere dólares, y las stablecoins se presentan como una vía más accesible para obtenerlos y utilizarlos en el entorno digital.

Bitcoin, con su inherente volatilidad, no encaja tan fácilmente como una herramienta de pago cotidiana. Quien lo adquiere, generalmente lo hace con una visión de inversión a largo plazo, asumiendo los riesgos que esto conlleva. Esta noticia, que podría sorprender a algunos, desmitifica esa narrativa de que la adopción cripto masiva está impulsada por un profundo anti-dolarismo o un anhelo de escapar de la "opresión" financiera tradicional. Para la mayoría de los usuarios, la practicidad y la estabilidad, representadas por las stablecoins, pesan más que cualquier idealismo. La lección es clara: al final del día, el mercado responde a las necesidades y deseos reales del usuario, por más simples y pragmáticos que estos sean.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.